Momentos Klaroline by Alisseawarren.
La vampiresa rubia yacía en su cama, totalmente destrozada, mientras esa mordedura de licántropo se extendía de su cuello por su hombro, haciéndose cada vez más grande. Creía que al final su cumpleaños podría merecer la pena, pese a que se sintió atrapada en un año de transición... Ese supuesto funeral que le sucedió a Elena era justo lo que necesitaba, y pasar un rato agradable con sus mejores amigos, pero cuando Tyler se presentó y demostró que podía controlarse, no pensó que confiar en él la llevaría a agonizar hasta morir por el veneno de lobo. ¿Cómo había podido hacerlo? Decía que la quería, pero pese a que Stefan se resistió a las órdenes de Klaus por Elena, él no había dudado ni un momento para morderla....
Daba todo por perdido, cuando sonó el timbre, así que afinó su sentido de vampiro, algo aturdido ahora, y escuchó débilmente a Matt discutir con Klaus en la puerta, a su madre diciéndole que no se fiaba, y finalmente, cómo lo invitaron a entrar cuando se asegure ser su unica oportunidad de salvarse.
Caroline se tensó en cuanto vio al híbrido de pie en su puerta, con una mezcla de miedo y resignación.
- ¿Vienes a matarme?...
Le susurró de forma débil, desde la cama.
Klaus, por su parte, la miró con gesto serio, quizás incluso algo triste ante la pregunta de la rubia.
-¿En tu cumpleaños? - respondió, como si fuera la idea más horrible del mundo - ¿Tan mal concepto tienes de mí?
Ella asintió, cada vez más débil, y él simplemente se acercó, apartando las sábanas para contemplar la mordedura. Tenía mal aspecto.
Le aseguré que no era algo personal, solo un daño colateral, y en cierto modo eso solo la hacía peor. ¿Había ordenado a Tyler que la mordiera solo para demostrar que podía controlarle? Eso era demasiado cruel...
- Me encantan los cumpleaños...
Dijo el híbrido, mientras rozaba con sus dedos la pulsera de pequeños colgantes que Tyler le había regalado aquella mañana, un regalo bonito y sencillo, seguramente de alguna de las tiendas de bisutería del pueblo. A pesar de que las cosas con él no iban bien, ella seguía teniendo esperanzas...
Le crispó ver a Klaus sonreír, como si no se tomara en serio su situación, por lo que respondió con cierto sarcasmo.
- Sí... seguramente soplarás millas de velas...
Él sonrió algo más y negó, explicando que al convertirse en vampiro debía ser capaz de ajustar su percepción del tiempo, celebrar no estar atada a la debilidad humana, comprender que ahora podía ser libre, pero ella negó, deprimida.
- No... voy a morir.
Klaus la miró como si verdaderamente se compadeciera de ella, acercándose algo más y sentándose a su lado en la cama, fijando sus ojos en los tristes y derrotados de la muchacha rubia. Ciertamente, podría dejarla morir, pero parecía que había algo en ella que al híbrido le resultó atrayente, algo que le hizo ofrecer una oportunidad que pocos les había dado antes. Realmente pareció apenarle que ella no viera razón alguna en su existencia, e incluso le reconoció que él mismo había dudado sobre seguir en este mundo con el paso de los siglos, alguna vez...
Caroline le miró confusa, no entendió por qué le contaba aquello, por qué pareció importarle, y se sintió extraña cuando él esbozó una seductora sonrisa, casi tentadora, como la serpiente que ofrece un fruto prohibido... algo que sabe que no debería aceptar , pero aun así llegas a desear.
- Pero voy a contarte un pequeño secreto. Hay todo un mundo esperándote ahí fuera. - le dijo en ese susurro suave, como si de algún modo intentase convencerla - Ciudades maravillosas, arte y música. Auténtica belleza.
La forma en que dijo eso hizo último que Caroline se perdiera en su mirada, en el movimiento de sus labios, en cada palabra que salía de aquella sonrisa... Y por alguna razón le pareció que la forma en que hablaba de aquella belleza escondía que también ella le parecía hermosa, lo suficiente como para no querer verla extinguirse.
- Y está todo al alcance de tu mano - Continuó él, seguro de cada palabra - Puedes tener mil cumpleaños más. Solo tienes que pedirlo.
Parecía tan sincero en lo que sugirió... y aunque Caroline sabía que debería culparlo, echarlo de su casa y aceptar lo que tuviera que ser. Aunque sabía todo el mal que había hecho, se dio cuenta de que realmente no quería morir... Quería seguir adelante, y tener esos mil cumpleaños, siendo fuerte y preciosa, siendo cómo es ahora...
Mirándole a los ojos, con cierta súplica pero decidida, admitió con esa voz suave, cada vez más débil por el veneno.
- No quiero morir...
La sonrisa de Klaus se ensanchó, y sin esperar más por parte de la rubia, se remangó la chaqueta y la camisa, dejando expuesto su antebrazo. Con delicadeza, como si se tratase de la más fina porcelana, tomó suavemente a Caroline, rozando su mejilla con la palma de su mano y alzándola desde su cuello, para incorporarla y apoyarla en su rodilla. Ofreciéndole la muñeca a la altura de sus labios, le ofreció su sangre sin reservas, y ella la tomó, bebiendo de él.
No se percató entonces de cómo Klaus parecía disfrutarlo, de lo íntimo que resultó beber de otro vampiro. Solo en cómo la sangre parecía combatir el veneno en su cuerpo, mientras escuchaba la seductora voz de Klaus, al tiempo que su mano libre acariciaba su melena rubia.
- Cumpleaños feliz, Caroline.
La rubia no supo en qué momento se sintió tan agotada como para quedarse dormida. Solo grababa sus labios contra la muñeca de Klaus, el sabor de su sangre, y luego nada. Quizá nunca sabría la delicadeza con la que él la acostó entonces, la sonrisa cálida con la que la arropó, y ese toque seductor y travieso en su rostro al encontrar un osito de peluche en la mesita de noche y ponerlo entre sus brazos, antes de dejar algo en su lugar y marcharse de la casa.
Caroline se estiró con el peluche entre sus brazos, notando los rayos del sol filtrarse por su ventana, e instintivamente se llevó una mano al cuello. La herida se había cerrado por completo, y los efectos del veneno, desaparecidos.
Se incorporó en la cama, y al mirar a la mesita de noche, vio algo que no recordaba que estuviera allí antes. Era una pequeña y fina caja alargada, forrada en terciopelo azul oscuro y adornada con un sencillo lazo marfil. Atada al lazo solo había una sencilla nota "De Klaus".
Extrañada, Caroline deshizo lentamente el lazo y abrió la caja, contemplando impresionada su contenido. Era una pulsera de brillantes diamantes, fina, elegante, y seguramente lo más caro que hubiera tenido en las manos en toda su vida. Al contrario que la pulsera de Tyler, más infantil y recargada, esta era sencilla, pero al mismo tiempo con un toque digno de la más hermosa princesa. Y por una vez, Caroline pensó que quizás había mucho más en Klaus de lo que todos veían... algo que quizás no sería la primera vez que pensase. Algo que podria cambiar su mundo para siempre.
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One-Shot Klaroline
FanficHistorias cortas de Klaus y Caroline. No son mías, solo estoy traduciendo!!