- ¿Vas a necesitar otro maniquí? - Le preguntó mamá a Ivy, por fin cambiando el tema.
Pasando frente a mí, lvy fue al refrigerador y sacó una botella de agua.
- No lo creo. - Responde Ivy abriendo su botella y tomando un trago. - Los modelos vivientes son mucho mejores.
- ¿Oíste eso, Jordan? - Dijo mamá riéndose mientras se inclina en la barra de la cocina. Levanté la vista y le dí una sonrisa con ironía.
- Él está de acuerdo con eso. - Ivy interrumpió.
Caminando detrás de mí, mamá miró el desorden del piso que estaba limpiando.
- Entonces, ¿vas a dejar que tu hermana te siga maquillando? - Me preguntó, pasando sus dedos delicadamente por mi cabello largo.
- Supongo... - Respondí aparentando disgusto con la idea.
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Tocando el dobladillo de mi falda, mamá siguió mirándome de pies a cabeza. De pronto volteó a ver a lvy jadeando y señalando mis piernas.
- ¿Ya viste que lindas piernas tiene Jordan? - Ella se ríe. - Esas medias hasta la rodilla le quedan genial.
- ¡Lo sé!- Respondió Ivy con entusiasmo. - ¡Es un modelo perfecto!
- ¡Oigan! - Me quejé. - ¡Estoy justo aquí! ¡Dejen de hablar de mí como si no estuviera!
Mamá soltó mi vestido, retrocedió y miró hacia el suelo.
- Lo siento, cariño. Solo quería felicitarte por lo bien que te ves. A veces es bueno que te digan que eres bonita. - Me dijo mamá.
Me detuve y miré a mamá, que me estaba dando una sonrisa algo burlona.
- ¡Estoy orgullosa de haber criado a dos señoritas tan lindas!
Su comentario fue muy lindo. Quería sonreír libremente con ella, pero sabía que podía. Todavía no estaba listo para decírselo.
- Muy graciosa... - Respondí con un tono serio, moviendo la cabeza de un lado a otro.
Barrí las últimas piezas de la cabeza rota del maniquí al recogedor y las dejé a un lado. Moví hacia atrás el cabello que me caía sobre los ojos, sacudí mi vestido y le mostré a mamá que había terminado.
