- Rompió mi maniquí de prácticas. - Intervino Ivy. - Así que de castigo accedió a ayudarme, aunque de muy mala gana.
- Oh... - Murmuró mamá, mirándome de arriba abajo. - Ese vestido realmente te queda muy bien. Ah decir verdad, siento un poco de celos por tu figura, hijo.
Con Ivy de pie junto a mamá, y ambas mirándome fijamente, me sentí como atracción de feria.
- ¿Verdad que sí? - Dijo lvy, mirándome de arriba abajo. - También me sorprendió mucho lo femenino y natural que se ve.
Mamá dió unos pasos hacia mí. Apartó un mechon de cabello de mis ojos, y me sonrió.
- ¿Cómo estás, linda rubia? - Dijo en tono de broma.
- Estoy bien... - respondí con una voz quebrada.
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- Es un increíble trabajo de maquillaje. - Comentó mamá, mientras me mira a los ojos. - Estás mejorando mucho, Ivy. Tendrás que hacerme un cambio de imágen un día de estos.
- ¡Claro, mami! - Respondió Ivy. - Pero ahora tenemos que irnos.Tengo que tomar algunas fotos.
- Sí, sí, claro. Pero antes, deben limpiar el desastre de la cocina. - Ordenó mamá, mientras pone una mano en la cintura. - No crean que se va a quedar todo eso en el piso, niños. Uno de ustedes tiene que limpiar.
Tan pronto como esas palabras salieron de la boca de mamá, ella y lvy voltearon a verme fijamente.
- Pff - Se rió mamá. - Las mujeres han limpiado usando con tacones desde hace siglos. Generación, tras generación.
- Y ni se te ocurra quitártelos, no quiero que ensucies mis medias. - Agregó Ivy.
Con esos argumento terminé limpiando el piso de la cocina vestido como Alicia en el País de las Maravillas.
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Dándoles a ambas una mirada algo molesta, tiré mi cabello hacía atrás de manera juguetona, como lo había visto hacer a las chicas en algunas películas.
- Bien... - Resoplé. Pasé delicadamente entre ambas, caminando cautelosamente con mis tacones.
- Gracias, Alicia. - Dijo mamá sarcásticamente.
Cuando mis tacones comenzaron a resonar en el suelo de la cocina, me dí la vuelta y noté que mi mamá y Ivy me estaban mirando fijamente. Mamá me dió una amplia y maliciosa sonrisa, señalando el recogedor y la escoba.
- Date prisa, Alicia. - Murmuró en forma de queja por mi lentitud.
No quería que mamá supiera me estaba encantado la situación. Tuve que fingir que lo odiaba. Espere otro poco... Quería que siguiera llamándome Alicia.
Finalmente tomé la escoba y el recogedor, me acerqué al desorden y me pare sobre él. Me sacudí un poco el pelo que tenía en los ojos, y comencé a barrer.
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