- Tengo que ir a cargar la cámara. - Anunció Ivy apagando la cámara y saltando hacia la puerta.
Llegando a la puerta, nos miró a mamá y a mí con una amplia sonrisa.
- ¿Podemos buscar el uniforme de porristas, mamá? - Preguntó Ivy. - Necesito saber cuál será el próximo look y me gustaría que Jordan se lo probara.
Mamá asintió con la cabeza para luego ponerse de pie. Vino hacía mí en cuanto Ivy salió de la habitación, y se sentó a mi lado en el sofá. Era evidente que tenía algo en mente, por lo que intenté alejarme.
- Así que... - Comenzó a hablar mamá, poniendo su mano detrás de mí para acariciar mi largo cabello rubio inclinándose hacia mí. Pude sentir como su hombro se presionaba contra el mío. - ¿Tu hermana lo sabe? - Preguntó en forma de susurro, pasando sus dedos por mi cabello.
- ¿Saber qué? - Resoplé, arrastrando los pies por el sofá para alejarme de ella.
- Sobre tu pequeño pasatiempo especial... - Continuó, mientras usaba su otra mano para tirar de mi vestido.
Me sonrojé como un tomate maduro, intentado fingir confusión.
- ¿Qué estás haciendo, mamá? - Gemí, apartando su mano de mi vestido.
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Inclinándose de nuevo, susurra directamente en mi oído. - Te conozco Jordan. Te he visto usando la ropa de tu hermana en secreto... Te he visto mirando vestidos en tu teléfono. Soy tu madre. Lo sé todo.
- ¿Q-Qué...? - Respondí con un crujido nervioso en mi voz. - ¡Eso no es cierto!
Mi corazón latía como loco. Mamá afortunadamente retrocedió y solo me lanzó una mirada seria.
- Entonces me estás diciendo que todo esto... - Dice señalando mi disfraz. - ¿Es porque estás desesperado por ayudar a lvy?
Mis ojos se abrieron con preocupación. Y sin poder hacer más, solo asentí mordiéndome el labio.
- Entonces... - Continuó con el interrogatorio. - ¿Estás dispuesto a que te vean vistiéndote y actuando como una niña, solo por lvy?
Asentí de nuevo sin cambiar de expresión, tratando de convencerla de que esa es la verdad.
- ¿Sabes que Ivy me envió un mensaje hace un rato para pedirme que cancelara tu próximo corte de pelo? - Añadió, dándome una mirada larga. - También me pidió que compre más navajas para afeitar la próxima vez que hagamos compras.
- ¿Todo esto por lvy? - Dudó, mirándome con incredulidad.
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¿¡Por qué todas las mujeres en esta casa parecen saber tanto sobre mí!? iRealmente necesito tener más cuidado!
- ¿Quieres ir a buscar mi traje de porrista? - Preguntó mamá con una amplia sonrisa de victoria.
Desesperado por alejarme de ella, rápidamente me puse de pie.
- Cualquier cosa para alejarme de ti, mujer loca. - Resoplé, acomodando mi vestido mientras me pongo de pie.
Temblando como loco, salí rápidamente de la habitación.
Mientras pasaba por el comedor hacia las escaleras, dejé escapar un suspiro. Dándome un momento para pensar, no pude evitar sentir que había perdido una oportunidad perfecta para decírselo. Me froté la cara con frustración, ¡no entiendo por qué no solo se le dije!
Dí media vuelta para mirar hacia la sala de estar, sacudí la cabeza y respiré profundo... Ella todavía está ahí ¡debería ir a decírselo!
En ese momento, la puerta principal hizo clic y miré aterrorizada la llegada de papá, quién al verme me miró con una sonrisa.
- ¡Hola, Ivy! - Me saludó, dejando la bolsa de su laptop en el suelo. - Me gusta el atuendo. ¿Les gustó a tus seguidores?
Me quedé con la boca abierta. Estaba 100% listo para que papá me gritara, o hasta me golpeara cuando me viera así... ¡Por suerte, cree que soy Ivy!
- Err... - Murmuré, con la lengua trabada, tratando de pensar qué respondería Ivy.
Moviéndose hacia mí, me da una mirada de aprobación.
- ¡Eres Alicia en el País de las Maravillas en su máximo esplendor! - Comentó, sintiéndose claramente orgulloso.
Cuando se detuvo para admirar mi atuendo, Ivy bajó las escaleras. Podría haberla estrangulado en ese momento. ¿¡Por qué tenía que bajar ahora!?
- Espera... - Reaccionó papá, mirándonos a las dos mientras lvy se detiene en seco al pie de las escaleras.
Mirando directamente hacia el suelo, mi corazón ahora latía con fuerza en mi pecho. ¡Sabía que estaba atrapado!
Se inclinó para mirarme a los ojos. Esconderme detrás de mi cabello me salvaría está vez
- ¿¡Jordán!? - Exclamó, apartando el cabello de mi cara.
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