PERDIDOS EN LA VÍA LÁCTEA© [TERMINADA]

-Capítulo 13-

¿Qué haces cuando todo se desvanece?

¿Cuándo sabes la verdad y precisamente no es la que pensabas?

...

Pues se sentiría algo así.

LARA: Creo que tenemos cosas que hablar.

Me acomode en la cama, mire el reloj. Eran exactamente las 11:00 de la mañana y Lara ya estaba vestida, su cara no era de felicidad.

Claro siéntate conversemos, respondí.

LARA: Esto es sobre Clay.

Su nombre hizo eco en mí.

No...no tengo ganas de hablar de él.

Y eso era verdad, cada vez que Clay aparecía en la conversación se formaba un caos y una confusión entre todos, y por eso su nombre en casa y en terapia estaba prohibido. Y es que no es fácil amar a alguien que ya nadie quiere, por que lo creen una locura.

LARA: No se que decirte, se que hace mucho no hablamos de él, pero ya es tiempo de que abras los ojos y veas quien es en verdad.

No estoy entiendo nada, respondí.

Lara cogió mis manos y con los ojos aguados, menciono.

Odio ser yo la que te de esta información, pero deseo que busques la felicidad de aquí en adelante y no te mientas más.

¿Más? pregunte.

- Sí, Clay no es la persona que tú piensas, a veces también me confundo, me cuentas cosas que ocurren con él que realmente son imposibles, y es que hace más de seis meses que Clay no aparece por acá.

En mi garganta se poso un gran nudo que casi me dejo sin voz.

¿Cómo que no aparece? y ¿el bosque? y ¿la terapia?, o que me dices del hospital...

-No, es que es difícil explicarte, porque no se que imagen tienes tú de él, pero pese a toda esta confusión, y al dolor que todo esto va tener, quiero que sepas que estaré contigo que te creo todo lo que me dices y que saldrás adelante.

Guarde silencio.

-A ver para ser directa Clay y tú rompieron hace más de 6 meses, he intentado que hagas memoria pero tienes demasiados remolinos, así que ya que a mamá le cuesta enfrentar esto seré yo quien te diga la "verdad".

Trague en seco y me mantuve en silencio con el corazón desecho en el interior.

-Él vino a casa, el día que empezaste tus nuevos medicamentos, tú no estabas bien, creo que tu mente se mantenía drogada, y entonces discutieron en tu pieza, no se que le dijiste, ni se el motivo, solo se que él y tú rompieron. Tú como siempre lo echaste y Clay no volvió hasta los 3 días subsiguientes cuando lo obligue.

¿Lo obligaste a que?

-A que viniera a verte al hospital y no me equivoque, por que sabia que a penas abrieras los ojos le llamarias a él.

Me estas diciendo que no nos hemos visto más.

-No, no se vieron más por que Clay no quiso seguir contigo.

Esta bien, pero hay algo que no entiendo, dijiste tres días ¿y yo? digo que paso conmigo por que no recuerdo nada.

-Estuviste muy mal, el tratamiento no fue como el doctor Ochris esperaba y decaíste, te dio... una intoxicación por lo fuerte que eran los medicamentos, te desmayaste, y te llevamos de urgencia, así que llegando allá te hicieron un lavado de estomago y estuviste tres días en observación.

Es difícil dije aguantándome las ganas de llorar.

Sabes Lara, mi Clay a estado siempre conmigo, es absurdo saber que lo que tuve con él es algo que no existe en realidad, me duele más que una herida abierta en el pecho, me quema por que es como que vienes a decirme que la vida no es como la he vivido y que todo es una absurda mentira más de mi cabeza. Y mi enfermedad me ha robado tanto que ya casi siento que ni siquiera tengo un poco de vida al momento de amar.

-Yo se todo lo que duele, no seas egoísta y recuerda que mamá y yo vivimos esto contigo y para nosotras también a sido muy difícil tener que aceptar que hay ideas, lugares y sentimientos que solo ocurren en tu mente.

Nos duele tanto como a ti porque sabemos que no eres tú, que no estas loca, que es solo es esa complicada enfermedad.

Necesito estar sola.

-Claro que si, pero esto es tuyo, y debes leer la verdad ahora que lo sabes.

Lara acomodo una pequeña caja llena de cartas de Clay encima de mi cama. Las cuales se quedaron posadas ahí por horas, por que no las quise abrir.

Mis ataques de sueño se dispararon como fuegos artificiales, a causa de todas las emociones y rabia que sentía, no salí de mi habitación, no comí y mucho menos consumí mis medicamentos para sentirme mejor.

Y lo peor de todo es que a mi familia le dolió tanto verme así, que no hizo nada más que respetar mi forma de sacar el dolor.

Tome la pequeña libreta que siempre llevaba a terapia, y en una hoja deteriorada escribí lo que sentía mi interior.

Y yo que me quedo siempre a medias, cada noche dedicándote mil lunas llenas, ya no encuentro ninguna dirección que me lleve a ti. Y aunque todo merecía la pena y es probable que cuando piense en ti me de hasta pena, si preguntan por mí les diré que ya no estoy. Y pagare toda mi condena con cada beso que te di y cada pena, con cada abrazo y cada estrella, por que lo que yo creía llego hasta aquí. Y iré escribiendo cada historia tuya la mas linda y la más turbia que tuvimos, incluso aquello que construimos, cuando ya no se nos dio.