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Al llegar a casa escuché varias voces, con un poco de temor entre y vi a mi padre con sus amigos, pretendía dar la vuelta y salir, de no ser que uno de ellos se dió cuenta y me habló.

-Oh sunie, llegaste, ven pequeño, tengo mucho tiempo sin verte-a regaña dientes entré, la verdad me incomodaban, afortunadamente nunca me hicieron nada, pero si notaba como me miraban de más. Sin mucho entusiasmo los saludé.

-Hola, tanto tiempo-sonreí e hice una reverencia. Me fui de ahí.

Ya en mi habitación me comencé a desvestir para tomar un baño, apenas quité mi pantalón y vi como la puerta de mi habitación se abrió, rápidamente me cubrí.

-¿Q-que hace aquí? - dije para el amigo de padre.

-Oh, es que venía al baño y escuché ruidos aqui- dijo con inocencia.

-Bueno... se podría ir por favor-

-¿Por qué pequeño? Nos podemos divertir-dicho esto comenzó a acercarse y yo retrocedía. Llegó un punto en el que choque con la pared.

-p-por favor váyase- forceje para huir.

-Se que tu también quieres esto-comenzó a tocar mi pierda con morbosidad. Y de un momento a otro me besó, pero este era un beso desesperado, ante esto lo único que pude hacer fue morder con todas mis fuerzas su labio.

-¡Maldito mocoso! -me soltó una cachetada.

-¿Qué está pasando aquí? - entró mi padre enojado.

-E-el intento abusar de mi-dije asustado.

-Claro que no-se defendió-Yo solo vine a revisar que él estuviera bien, ya que  escuche un ruido proveniente de aquí y me asusté, lo ves ahí esta el jarrón que se cayó, por eso vine- y si, ahí estaba un jarrón que se cayó en el momento que trate de escapar.

-p-padre debes creerme-dije como súplica.

-Pídele una disculpa-dijo, sonreí, por primera vez en mi vida me defendió; esta felicidad no duró mucho-Tú - me señaló.

-¿P-por qué? Yo no hice nada-

-HAZLO- me inmute en mi lugar, y lo hice.

-L-lo siento-dije con la mirada gacha.

-Andando-bajó junto con su amigo.

Al quedarme solo me dirigí al baño y tome aquella navaja, tenía que desahogarme de alguna forma, y como no tenía con quien hablar lo hice, cortada tras cortada

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Al quedarme solo me dirigí al baño y tome aquella navaja, tenía que desahogarme de alguna forma, y como no tenía con quien hablar lo hice, cortada tras cortada.

Solamente enfocaba mi vista en ver como la sangre comenzaba a salir. Hasta que llegó un punto en el que me sentí mareado, supe que debía dejarlo hasta ahí y me duche.

Al llegar la noche planeaba cenar, así que bajé; últimamente he descuidado mis comidas.

Terminaba de comer mi tazón de cereal cuando padre habló.

sunooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora