Capítulo °III°

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Dexter

Obligar a Daoíz a salir de compras es equivalente a pedirle al diablo en medio del fuego del infierno un iceberg de hilo igual de grande como el que hundió al Titanic.

Una analogía estúpida pero muy clara de que verlo en el centro comercial es un equinoccio histórico que solo ocurre cada ochente o noventa años.

Se resistió mucho a la idea de salir de la empresa, se lo ve en contadas ocasiones fuera de esas cuatro paredes y cuando lo hace es para ir a casa o para ver a nuestros padres que viven en otra ciudad cercana.

Hay días en los que no aparece por casa, eso es porque mandó a redecorar su oficina para hacerla más amplia y así incluir una habitación con cama y baño. Digamos que antes su espacio de trabajo solo era una oficina enorme que no ocupaba mucho espacio gracias a la disposición, algo que cambió al quedarse con el piso entero.

Por culpa del capricho de mi hermano ahora tengo el doble de trabajo, me toca supervisar la creación de dos pisos para recompensar el perdido por el derrumbe de varias paredes. Eso no es todo, también es mi deber reacomodar a los empleados en espacios temporales hasta que la contracción haya concluido.

Maldito Daoíz y su locura por la organización y el orden.

Para vengarme y de paso liberarme al menos un día de tanto estrés con los arquitectos, los proyectos y los negocios, pensé en engañarlo para ir al centro comercial.

Posiblemente mi engaño fue demasiado lejos, mi imaginación no es tan buena como para pensar bajo presión. No es fácil tratar con mi hermano mayor, su carácter es una mierda y el solo mirarle te da más miedo como la niña del exorcista.

Solo que una es película y el otro real, muy real.

El engaño fue que mi madre se cayó en el baño al salir de la ducha y que por precaución mi padre la llevó a la clínica para hacerle un chequeo.

Nunca lo ví salta de la silla tan rápido.

Claro que al salir del estacionamiento de nuestro edificio en el centro de la ciudad comenzó con las preguntas, su actitud de detective malo logró obtener respuestas en cuanto mi automóvil paró frente al centro comercial.

Intentó matarme con solo una mirada, físicamente le fue imposible porque a pasos largos y rápidos me metí entre el gentío para perderlo, lo encontré cuando ví que el humo no salía por sus orejas.

Su cara de culo espantó a los niños y hasta los ancianos, trató de volver a mi vehículo y conducir nuevamente a la empresa, resulta que no es tan listo como cree porque las llaves seguían guardadas en mi bolsillo, muy cerca de mis genitales.

Si quería irse podía, pero debía meter la mano en mi pene.

A regañadientes y a paso de zombie me siguió a cada tienda en busca de un buen obsequio para mamá, en unos días es su cumpleaños y por este año decidí que nosotros mismos compraríamos el obsequio, nada de empleados o terceras personas.

- Dexter, elige algo rápido o te juro que te arranco el cerebro - es la quinta vez que dice la misma amenaza - Lo tienes de adorno, dudo mucho que lo extrañes.

Dios, que violento.

- Hermano, esto lo hacemos por mamá - gruñe pero no sé niega a continuar.

Seis tiendas después y veo al demonio aparecer frente a los dos.

- Los Darder, que placer verlos juntos - y no, no se trata de una ex amante, es un maldito periodista que desde hace años nos jode por una entrevista.

Daoíz le pasa de lado sin dudar sin mirarlo o tocarlo, mira las vidrieras de una joyería mientras mete las manos en su bolsillo. Las mujeres que pasan cerca de él quedan embelasadas, casi como un hechizo, una que otra le toma fotografías.

Si siguen así tendrán una demanda legal en unas simples horas, odia las fotos y más a la gente entrometida. No sale de las oficinas con la justa intención de evitar a los medios y su insesante persecución.

El maldito reportero que tengo frente a mí es el más insistente, un imbécil que busca algo para hundirnos y así catapultar su escasa carrera.

- Vaya, el dinero no compra educación - dice mirando sobre su hombro a mi hermano mayor.

- Tampoco debería comprar un título profesional pero aquí estamos, yo frente a alguien que se dice periodista - Daoíz no enfrenta a gente inferior que él, su ego es tan grande como la cuenta que tiene en el banco.

Ese hombre se cree el amo y señor del mundo.

- Bueno... Al menos uno sí usa la lengua para hablar - es el más descortés, esa es la razón de que nos resistimos tanto a comunicarnos para quien trabaja.

Si así son sus empleados, no imagino como será el jefe.

- Dexter - escucho el llamado de mi hermano, al verlo ya está dentro de la tienda. Le sonrío con sorna al intento de periodista y paso de él chocando con su hombro tirando su cámara al suelo.

- ¡Me las pagarán, engreídos de pacotilla! - si, lo mismo dicen todos.

Al entrar en la tienda de lujo, percibo una energía negativa, diabólicos y malhumorada ¿De dónde vendrá? No hace falta buscar mucho más, esa energía capaz de espantar demonios proviene de mi hermano.

- Hermanito... No seas malito, estamos aquí por mamá - la debilidad de Daoíz es mamá, haría lo que sea por ella.

Hasta salir de su encierro y volver al mueble exterior.

- Dexter - dice mi nombre, conozco ese tono de advertencia - Elige algo ¡Ya! - las personas dentro de la tienda nos miran curiosos.

Con un carajo, ya se le salió el diablo.

- De acuerdo... ¿Qué es eso? - algo rojo y brillante me distrae de la orden de Daoíz, parece un prenda de vestir.

Una muy llamativa y vulgar que liter5no deja nada a la imaginación.

- ¿Una braga? - cuestiona Daoíz mirando con recelo la prenda que ahora sostengo en mis dedos - No lo hagas, eso puede estar infectado - me conoce bien, sabe que la acercaré a mi nariz ahora sentir el aroma.

Con que sea limpio ya está.

- Huele bien, demasiado bien - perfume de lavanda, mi fragancia favorita.

- Eres un animal, sucio y... ¿Hay algo más? - para odiar el chisme está muy metido en esto.

Pero si, dentro de las bragas rojas de encajes cubierta de brillo hay una nota, una muy pequeña que solo se ve a una distancia.

- Un número de teléfono - susurro para mí.

- Ya lo ví antes, conozco ese número - repite Daoíz revisando si agenda de contactos - Si, es de ella.

¿Por culpa de quién le brillan los ojos al frío rey?

✨✨✨✨✨

¡Buenas lectoras!

Estoy pensando en su seguir publicando o no la historia, no es muy leída y la verdad me toma algo de tiempo de hacerla.

Voy a considerar si seguir o no.

¡Muchas gracias por leer!

¡Las quiero lectoras!

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