Dexter
- Por fin en casa - lleva sus brazos sobre la cabeza para estirarse.
Me llena el alma y el corazón escucharla llamar casa al lugar que en un inicio era solo de Daoiz y mío.
Seré plenamente feliz si ella sigue en mi vida como hasta ahora, era una parte que no sabía necesitar. Jenna se volvió fundamental para que mi día a día pasará de puros colores negros y grises, a un arcoiris plagado de colores brillantes y vibrantes.
Así como es exactamente ella.
Deja las cosas que cargaba del hospital sobre el sofá, se inclina para quitarse los zapatos y apoya ambos pies en la mesa de centro.
Me sorprendo cuando Daoiz queda sentado sobre la mesa justo delante de ella, levanta el pie derecho y lo apoya sobre rodilla antes de comenzar a darle masajes suavemente desde la punta de los dedos hasta el tobillo.
- ¿Desde hace cuánto se te hinchan los pies? - pregunta él sin mirarla fijamente, se concentra en no herir su pie en vista de que su fuerza es mucho mayor, y después de hoy será todo menos descuidado.
Ella relaja su cuerpo apoyando la cabeza en el espaldar del sofá extendiendo los brazos a los costados.
- No sé, supongo que a la semana siguiente de haberlo terminado - el comentario no refleja desprecio o reprimenda, es muy natural.
- Sobre eso, cariño ¿Estamos bien? - yo no intervengo, simplemente voy junta a ella para sostener su mano.
Si bien es una relación de tres, este drama debe solucionarlo quien lo causó, y fue Daoiz.
- No del todo, Doaiz, tu decisión fue muy hiriente y creo que innecesaria - es sincera, una faceta de ella expresa únicamente con quienes considera cercanos - Lloré como una maldita por dos días completos, le debo a tu hermano dos camisas por mancharlas con mi labial y rímel.
Le dije que aceptaba su cuerpo como parte del pago, se enfadó.
- Lo siento, princesa, sinceramente estaba seguro de que era lo que ambos necesitábamos - besa sus pies con reverencia - Si gustas que me arrodille, lo haré.
Jenna intercambia miradas conmigo, busca una respuesta que ni yo mismo tengo.
- No, eso se lo dejo a quienes intentan matarme o humillarme - decir que es el de las que perdona sin tomar retribución o venganza me volvería ciego.
A nadie cuerdo le conviene que Jenna sea su enemiga o adversaria.
- Agradezco esa demostración de bondad - se biela Daoiz apretando ligeramente sus dedos - Está de más decir que estoy en un periodo de prueba ¿Cierto?
- Tampoco viene al caso, ambos sabemos que voy a perdonarme tarde o temprano - espero que sea así conmigo en caso de que ocurra algo.
Convengamos que jamás dañaría a la mujer que literalmente mantiene mi corazón latiendo.
- Vamos a seguir adelante, es tiempo de que seamos aún el doble de serios de lo que ya somos - Daoiz besa con reverencia su pie - Quiero algo serio, Jenna, y no hay nadie más con quién lo desee que no sea contigo.
Ella baja su pie, se acerca a él para besarlo y repetirle.
- Te amo sin importar que seas un idiota - mi corazón salta de auténtica alegría, por fin han arreglado el problema - Dexter - no noté que miraba a otro lado hasta que ella me llamó - Te amo igual que como lo hago con Daoiz.
Mucho creerán que me molesta ser el segundo, pero no, sé que en su cabeza y corazón hay una parte igualitaria para ambos.
- También te amamos, cielo - ahora yo recibo sus grandes y suaves labios sobre los míos - ¿El doctor te prohibió follar? Porque la verdad me siento como un puto drogadicto en abstinencia - sus pupilas se dilatan en tiempo récord.
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Rojo
Short StoryCONTIENE SPOILERS DE PUTA SINVERGÜENZA Jenna Miller sabe lo que es perder al amor de tu vida, ese hombre con el que se imaginó desde que era una niña; Jenna Miller lo tuvo, lo vivió y amó hasta que decidió que la amistad era más importante que el am...