XIX. Te Amo a ti.

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XIX.
Te amo a ti.

Los rayos del Sol comenzaron a colarse por los ventanales del dormitorio, despertando a la joven de cabellos rojos que se encontraba dormida en la cama.

Cuando por fin  abrió los ojos, se encontró sola en esa gran cama, Theseus no estaba. La joven se levantó a inspeccionar toda la habitación, hasta la oficina que daba a la habitación, y nada. No había señal de que el profesor Scamander haya dormido allí. Volvió a la cama desanimada y se sentó en ella.

« Ya veo, debió ser un sueño » pensó. « El sueño más lindo que he tenido en años »

Leía negó con la cabeza y siguió con su rutina, tenía que hacerlo, estaba a solo un mes de sus EXTASIS y no podía darse el lujo de distraerse. Así que tendió la cama y se dirigió al baño para acercarse para bajar a desayunar.

Cuando la pelirroja salió ya vestida, con su uniforme y su túnica, vio que ya no se encontraba sola. Una pequeña lechuza gris, que ya conocía, estaba sentada sobre la cama junto a una hermosa gerbera blanca con toques violetas y una carta.

— Hola pequeño, ¿Cómo has estado? — dijo al ave mientras le acariciaba la cabeza y está cerraba los ojos feliz ante el contacto — ¿Qué tienes ahí? — la pelirroja tomo la flor y la carta  y comenzó a leerla.

Pequeña zanahoria:

Lamento no haber podido quedarme para verte despertar. Esa era mí intención, pero el viejo director Dippet me necesitaba con urgencia.

Recogí está flor del invernadero de la profesora Fawley. Cuando la vi no puede evitar pensar en ti.

Theseus.


El corazón de la pelirroja había comenzado a latir con fuerza al mismo tiempo que una sonrisa espontánea aparecía en su rostro sin que se diera cuenta. Lo de la noche pasado no había sido un sueño, ella realmente le había confesado sus sentimientos al profesor Scamander.

Leía leyó la carta al menos unas tres veces porque aún no podía creerlo, si no fuera porque se le hacía tarde para el desayuno seguiría en su habitación leyendo la carta una vez más. Y que todo parecía tan irreal, tan perfecto que no podía creerlo.

Cuando la pelirroja entro en el Gran Comedor para desayunar, lo primero que vieron fue a sus amigos sentados en el lugar de siempre. Los chicos parecían muy e retenidos con una historia muy divertida, que Septimus les estaba contando. Al pasar por su lado para sentarse junto a él, Leía no puedo evitar repasar la mesa de los profesores para encontrar al profesor Scamander. Sin embargo, ni él, ni el profesor Dippet se hallaban en el Gran Comedor.

La joven bruja tomo asiento junto a su primo, que le había guardado el lugar.
—¿De qué hablaban? —les preguntó.
— Nada importante — Dijo Eddy.

— Septimus nos contaba de la broma que le hizo al profesor — no fue hasta que dijo aquello que Leia se dio cuenta que junto a Eddy estaba sentado Jack McLaggen.

Resulta que el profesor Gamp le había quitado 15 puntos a Griffindor porque un alumno de Slytherin hizo que otro de Griffindor derramará una poción mágica sobre su túnica. Al león no le pareció nada justo hacia que decidió tomar justicia por su propia mano. Si le quitaron los puntos ahora serían con razón. Septimus intercambio el té que el profesor tomaba todas las tardes por unas hierbas de wantecnes, que provocaron que al profesor Gamp se le estiraran las extremidades de forma tal que no entraba en el salón de clases.
— ¿Y no supo que fuiste tu? — pregunto entre risas Leía.

Sana mis heridas [Theseus Scamander]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora