XIII. Tulipanes blancos.

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XIII.
Tulipanes blancos.

El castaño despertó en su cama como todas las mañanas. Pero está vez había algo diferente, no estaba solo, una joven bruja de cabellos del color de una zanahoria dormía junto a él desnuda. Era algo hermoso despertar se esa manera, con el rostro de su pequeña brujita en su pecho, rodeándola con sus fuertes brazos. La pelirroja estaba profundamente dormida, acurrucada en su pecho.

Se acomodo para mirarla, sin dejar de abrazarla. No podía apartar sus ojos de ella, y es que era un espectáculo hermoso y deslumbrante contemplar su cuerpo junto al suyo. Saboreando la sensación de su piel contra la de él y luego… Luego, se paralizó. Esto no había sido un sueño, el realmente se había casado con Leia. El anillo en su dedo y las paredes de su habitación eran testigo de ello.

Theseus decidió que sería mejor levantarse primero para no incomodar a Leia. Despertar desnuda junto a él probablemente sería un comienzo del día incomodo para ella. Y lo menos que él quería es que ella se sintiera incómoda.

Theseus le hecho una última mirada a su esposa, como si está fuera a desaparecer de un momento a otro, y se fue directo al baño.

Mientras las gotas de agua frías caían sobre el, no podía dejar de pensar en lo que había hecho, era una completa locura. Le preocupaba como se sentiría Leia luego de esa noche. Y es que el se había dejado llevar por su corazón y no se detuvo a pensar en los sentimientos de la pequeña bruja.

Al salir del baño, ya vestido, el profesor Scamander miro enternecido a su esposa, que estaba abrazando una almohada, profundamente dormida.

El castaño suspiro, debía pensar que haría ahora. Le hecho una última mirada a su esposa, como si está pudiera desaparecer en cualquier momento, y hacia el invernadero de su madre para aclarar sus pensamientos.

Era un lugar tan agradable, increíblemente hermoso e imponente a la vez. Theseus siempre se lamenta no ir tan seguido como le gustaría, y es que siempre estaba muy ocupado en su sueño de ser un Auror que descuido muchas otras cosas que eran realmente importantes para él.

En el invernadero se hallaban tantas plantas y flores de todo tipo, tamaño, color y esencia, que  lo hacían un lugar único y maravilloso. Un lugar tan íntimo para él, que jamás había invitado a nadie allí… Pero eso había cambiado, por primera vez quería invitar a alguien a ese lugar.

Unas flores blancas llamaron poderosamente la atención del profesor Scamander y se acercó a verlas de cerca.

—Creo que son perfectas — Theseus se sobresalto al escuchar la voz de su hermano y volteó a verlo— Lo siento, no era mí intención asustarte. Solo pasaba por aquí y no pude evitar verte. — Newt tenía la cara manchada de tierra y una extraña planta con cara de bebé durmiendo en su mano derecha.

—¿Crees que le gustaran? — pregunto algo avergonzado y su hermano asintió.

—Por supuesto — le dio una última sonrisa a su hermano mayor antes de desaparecer por la puerta.

Theseus suspiro algo avergonzado, debido parecer un crío enamorado que elegía flores para declarar sus sentimientos.

Negó divertido, alejando esos pensamientos y tomo las flores; y con un pequeño movimiento de su varita se envolvieron en un pequeño, pero hermoso ramo. Unos momentos después emprendió viaje hacia su habitación.

Al llegar a su recámara no encontró a la pelirroja, revisó el baño y nada. Estaba por bajar a buscarla cuando un pequeño ruido llamo su atención hacia la terraza de la habitación.

Era ella, la pelirroja se encontraba sentada con un hermoso vestido turquesa en el suelo junto a las verjas mirando hacia el cielo mientras balanceaba su piernas.

Sana mis heridas [Theseus Scamander]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora