VI. Sentimientos.

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V.
Sentimientos.

Ya habían pasa dos días desdes aquélla noche. Desde entonces Leia evitaba a toda costa a su profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras.

No quería verlo bajo ninguna circunstancia. La pelirroja no sabía cómo verlo a la cara después de lo que sucedió aquélla noche de Luna llena.

Theseus tampoco estaba mejor que Leia. El hombre se había convertido en una especie de zombie desde aquella noche. No sabía cómo lidiar con todo lo que le estaba pasando.

Por un lado lo tranquilizaba no tener que enfrentarla porque no se sentía preparado, pero por el otro lo inquietaba por la extraña forma que tenía aquélla bruja de evitarlo.

El día de ayer por la mañana, Theseus se dirigía a su primera clase del día, cuando se cruzó en un pasillo con la Hufflepuff la cuál al ver qué se acercaba se escondió dentro de una armadura que estaba junto a ella. Llamando la atención de todos los que estaban pasando por allí.

Volviendo a la hermosa mañana de hoy, la cuál se parecía a una primaveral en ves de otoñal.

Theseus caminaba ansioso de un lado a otro en su oficina esperando una carta de su hermano.
Cualquiera que lo viera podría decir que ya había creado un cendero, que iba desde su escritorio al sofá junto a la chimenea y desde allí hasta la ventana y desde la ventana de nuevo hasta el escritorio.

Estaba sentado sobre su escritorio cuando la profesora McGonagal entro de pronto sin tocar la puerta.

— Siento interrumpir de están manera profesor, pero ha pasado algo terrible — dijo la mujer seria —. La señorita Rowle y la señorita Leia han tenido una pelea. Ninguna de las dos quiere hablar y yo no sé que hacer. El director no está, se ha ido a una reunión con el ministerio y usted es el je ...

— ¿Donde se encuentra? — la interrumpió.

— En la enferme...

Theseus apenas terminó de escuchar lo que le había dicho la profesora McGonagal, que ya había salido de inmediato hacia la enfermería.

El trayecto hacia la enfermería jamás se le había echo tan largo. Cada que girba un pasillo y baja una escalera solo podía pensar en la Hufflepuff. ¿Cómo se encontraría? ¿Estaría asustada? ¿Rowle podria haberla herido?

— Profesor Scamander — exclamó la profesora McGonagal cuando llegaron a la puerta de la enfermería, haciendo que hambos se detengan —. Antes de entrar tiene que saber que la señorita Bissed le teme enormemente a las vacunas, señor. — este solo asintió.

Theseus abrió la puerta y seguido por la profesora McGonagal entraron a la enfermeria.
En ella se encontraban, Rowle con una bolsa de hielo flotando sobre su mejilla derecha, la enfermera Pomfrey sentada junto a Leia con su varita curando el hombro de la pelirroja.

Todas las miradas de la habitación se posaron en los recién llegados. Pero antes de que Theseus pudiera siquiera preguntar que había sucedido, una enfurecida y dramática Rowle se apresuró a su encuentro.

— Theseus, querido — dijo cambiando su cara fruncida a una más relajada —. Esa niña salvaje ha arruinado mí rostro. — decía entre sollosos falsos.

—  No puede culpar de eso a la niña — murmuró por lo bajo la enfermera Pomfrey, provocando una pequeña risa ahogada de la joven profesora McGonagal. Por su parte Rowle frunció el seño hacia Poppy.

Theseus ignoro el comentario de ambas mujeres y se encaminó a su pequeña alumna. Quién mantenía su mirada baja, mirando fijamente sus pies.

Leia no quería verlo, mucho menos en esta situación. Si pudiera desaparecer lo haría en ese momento, sin importale el problema que podría tener después.

Sana mis heridas [Theseus Scamander]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora