9. Recuerdos

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Sentía la vista de ambos sobre mí, en sus ojos podía descifrar la tristeza y el consuelo. Mi corazón latía bastante rápido y mi respiración estaba entrecortada. Sentí una mano posarse en mi hombro, era Deon.

—Lo siento mucho —susurró apenas audible.

Por mi parte, solo me resigné a oír sus palabras de consuelo y tactos. Con un sabor amargo en la boca me dispuse a subir las escaleras con el objetivo de encerrarme en mi habitación a pesar de que mi padre me estuviese llamando.

Ahora me encontraba derramando lágrimas incontroladamente mientras escuchaba como mi teléfono sonaba de tantas llamadas y solo me limité a apagarlo, quería estar sola.

Los recuerdos llegaban a mi mente, todo ese tiempo juntas...

"Los recuerdos son la única cosa que quedan"

Abrí los ojos... ¿Cuándo me quedé dormida?

Me levanté de la cama y salí de mi habitación para ir al baño. Al entrar lo primero que vi fue mi reflejo en el espejo, me veía horrible. Tenía el cabello alborotado, los ojos hinchados, labios secos y la boca pastosa. Traté de arreglarme lo más que pude y bajé a desayunar encontrándome con la sorpresa de que mi papá seguía ahí. Me acerqué a él mientras que se encontraba de espaldas haciendo el desayuno y lo abracé, de un momento a otro ya me encontraba llorando mientras lo abrazaba por detrás.

—Mi pequeña Dely —se giró y me envolvió con sus brazos.

Me sentía segura y eso provocó que mis sollozos se escucharan un poco más fuerte.

—Tranquila... —susurró mientras acariciaba mi cabeza.

Duramos así unos pocos minutos, mis piernas flaqueaban. Con pocas fuerzas fui hasta la sala de estar y me senté en el sofá junto con mi papá.

Traté de regular mi respiración y decidí pronunciar algo apenas audible.

—¿Cómo? —miré los ojos de mi padre y noté cierta incomodidad.

—Su padre... las autoridades aseguraron que él la mató y luego se suicidó —pausó—. Había rastros de alcohol en su organismo.

Hubo un silencio pesado durante algunos segundos.

—Hasta que no te sientas lista no estás obligada a ir a la escuela pero ahora tienes que alistarte, debemos ir a su funeral.

Solo asentí e hice lo que me pidió. Al terminar de todo mi papá y yo salimos de la casa y nos encontramos con Deon el cual llevaba un traje negro y el cabello arreglado aunque un poco despeinado. Nos quedamos viendo unos segundos hasta que él me abrazó, tardé unos segundos más en corresponder pero al final cedí.

Deon y yo estábamos sentados en la parte trasera del coche mientras mi papá conducía y de vez en cuando nos miraba por el retrovisor para asegurarse de que yo estuviera bien. Nadie decía nada, solo había silencio. Deon miraba el paisaje a través del cristal, yo igual y de vez en cuando lo miraba a él. Sintiendo nuevamente aquel sentimiento desagradable de dolor posé mi cabeza en su hombro, sentí como se tensó pero luego se relajó.

Pasamos todo el trayecto hasta llegar a la iglesia. No había tantas personas pero tampoco había pocas, algunos eran compañeros de clases, familiares y conocidos. Alcé un poco la cabeza y pude divisar a Zigor, se le veía cansado y triste. La mirada de Zigor se cruzó con la mía y pude ver como este desviaba la misma, sentí una punzada en el pecho.

¿Qué esconde una melodía?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora