Abrí los ojos y me quejé de los rayos del sol que atravesaban la ventana. Me giré lentamente hacia el otro lado de la cama pero no había nadie. Quizás ya se fue. Me levanté y me flaquearon las piernas pero pude apoyarme en una de las mesitas de noche.
—Ay —me quejé por el leve dolor punzante.
Busqué entre mi ropa y me vestí con un blusón. Bajé las escaleras y fui a la cocina encontrándome con Deon de espaldas a mí y el desayuno listo.
—Vaya... que sorpresa —comenté irónicamente.
—Todo está listo, siéntate —ordenó con una suave voz.
Al sentarme observé todo con cautela y un poco desconfiada llevé una tostada con el extraño aderezo a mi boca. Estaba exquisito.
—Te luciste —alagué y el sonrió mientras se sentaba frente a mi.
Al terminar de comer el desayuno quise lavar los platos pero Deon no me lo permitió. Mientras tanto, yo respondía algunos mensajes de mi asfixiante madre sin embargo fui interrumpida por una llamada entrante.
—¡Artem! ¿Cómo estás?
—Odele... ah... ¿hola? Lo siento, soy nuevo en esto.
—Comprendo pero aleja tu oreja del teléfono, estamos en videollamada —reí por lo bajo y vi como Deon se acercaba curioso.
—Podemos ver tu cerebro desde aquí —ambos soltamos una fuerte carcajada.
—Muy gracioso.
—¿Mañana empiezan la escuela? —cuestioné.
—Sí —suspiró de mala gana—. Mia está emocionada.
—Ey, tranquilo. Te irá genial —lo alenté ya que noté que no se sentía a gusto con la idea.
—Si tú lo dices.
Luego de intercambiar algunas palabras, la llamada finalizó.
El día transcurrió completamente normal. Deon no se apartó de mi lado en ningún momento, él sabía que aunque las cosas estuvieran más calmadas el asesino podría aparecer en cualquier momento. De vez en cuando, miraba mi teléfono con la esperanza de recibir alguna noticia del oficial pero nada.
Deon decidió marcharse a su casa tranquilamente cuando llegó papá. Al verlo lo abracé fuertemente y él me correspondió con gran cariño. Me dijo que iba a tomar una ducha y que iría a descansar, lo que acepté y fui a mi habitación a hacer mis deberes de la escuela.
Con el tiempo sentí como mi espalda empezaba a doler y era nada más y nada menos que por mi mala postura lo que traté de corregir.
Coloqué música con la intención de distraerme del dolor que sentía y de manera natural empecé a cantar y bailar.
—Looking back on all the time we spent together
You oughta know by now if you wanna be my lover
Wanna be my lover.Be my lover - La Bouche
Admito que no canto de la mejor manera pero, ¿qué más da? Lo importante no es saberlo hacer, es simplemente hacerlo y divertirse.
Seguí en mi concierto hasta que recordé que papá debía estar durmiendo así que luego de soltar una risita por mi pequeña negligencia decidí bajar la voz.
Al día siguiente, luego de salir de la escuela, decidí ir al trabajo de Deon y en ello me encontré a Zigor.
—¡Zigor! —grité para poder llamar su atención.
Al verme, inmediatamente se acercó y nos saludamos con un abrazo pero este no fue como los demás abrazos, sentí como las grandes manos de Zigor en vez de posarse en mi espalda alta como era costumbre, estaban en mi espalda baja muy cerca de mi trasero lo que me causó gran incomodidad e hizo que rompiera el abrazo.
—¿Cómo estás? —traté de relajar el ambiente tenso que se había creado con una de mis mejores sonrisas.
—Estoy bien, ¿y tú?
—No ha pasado nada fuera de lugar así que por ahora estoy bien.
Tras escuchar mi respuesta, él asintió y yo seguí caminando sintiendo su presencia detrás de mí en todo momento. El trayecto no fue tan largo y la atmósfera entre nosotros era pesada.
Cuando llegamos frente a la cafetería, me despedí con una mano pero Zigor me tomó de ella y me atrajo hacia su cuerpo.
—¿Desde cuándo te despides así de mí? —su respiración chocaba con mi oreja.
Sentí mi lengua enrollarse como si las palabras no pudieran salir. Por impulso coloqué mis manos en su pecho y lo empujé bruscamente.
—¿Qué te pasa? —cuestioné en un hilo de voz.
Él solo me miró sin decir nada y se fue del lugar dejándome perpleja.
Me quedé estática unos segundos viendo cómo su silueta desaparecía a medida que avanzaba. Cuando salí de mi pequeño trance, entré a la cafetería tratando de olvidar lo que acababa de pasar y cuando vi a Deon le di mi más enorme sonrisa, al verme él también sonrió. Me senté en la barra y pedí una dona para calmar mi hambriento estómago.
Cuando el turno de Deon llegó a su fin ambos nos fuimos a casa. En el camino íbamos entre risas y bromas pesadas hasta que Deon recibió un correo, no me acerqué ya que se trataba de su privacidad hasta que de su teléfono se empezaron a escuchar gemidos.
Me acerqué a él rápidamente esperando lo peor, vi la pantalla de su teléfono el cual proyectaba a dos personas teniendo sexo, una de las personas era yo, la otra era... ¿Zigor?
—¿Qué mierda? —susurré.
Mi vista se apartó del dispositivo y vi la mirada perdida de Deon.
—Deon, escucha... no es lo que crees —solté un fuerte suspiro.
—¿Ah, sí? —cuestionó con gran incredulidad.
Un nudo se estaba formando en mi garganta lo que no me permitía hablar.
—Te prometo que es un malentendido —traté de calmar la situación.
—¿Un malentendido? ¡¿La del video no eres tú?! —estaba airado.
—Sí... soy yo. Pero tiene una explicación, ¡solo escúchame! —traté de tomar su brazo pero lo apartó bruscamente.
Ni siquiera me dio tiempo de reaccionar cuando vi que Deon se marchaba a pasos rápidos, lo seguí suplicando que me escuchara hasta la puerta de su hogar la cual fue azotada con fuerza en mis narices dejándome con todo lo que tenía que decir.
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¿Qué esconde una melodía?
Mystery / ThrillerLos humanos somos como las monedas. Todos tenemos dos lados. Uno lo utilizamos para nuestro beneficio, el otro es el motivo por el cual podemos ser denominados como seres crueles e impuros. *** Odele Brow, la chica perfecta. Aquella chica que desde...