—¿Segura? —insistió enarcando una ceja.
—Sí. ¿Cómo estás? Anoche te escribí y no viste el mensaje.
—Oh, lo siento. Estaba ocupado.
La conversación tenía un entorno incómodo.
—Oh... ya me voy. Tengo que hacer deberes de la escuela —mentí pero no me sentía nada bien.
—Entiendo, cuídate hermosa —depositó un beso en mi mejilla y desapareció detrás de la barra.
Al llegar a mi casa subí rápidamente a mi habitación y saqué aquella nota de mis bolsillos y la leí nuevamente.
Mató a cientos. Un día llegó a su alojamiento, escrito estaba en su aposento: cargas tú con el peso mientras yo, abandono mi preciado cuerpo y descanso en el sueño eterno.
Ellos, yo y principalmente tú sabemos qué pasó. No cierres los ojos porque cuando descanses yo resurgiré y nos iremos juntos al túnel negro de la luz roja.
Cada mentira es una gota de sangre, paga el precio de tu pecado.No comprendía pero algo en esta nota me hacía estremecer. Por impulso, tomé el diario de Laya y empecé a mirar las últimas páginas que escribió pero solo algunas captaron suficientemente mi atención.
15/02
Ahí está esa silueta otra vez, es tan molesto. Juro que si atrapo a esa persona voy a matarla por asustarme tanto. Quizá sea un ex novio.
17/02
Ese sujeto no me deja en paz. Llamé a la policía pero solo me hicieron ver como una histérica.
18/02
Esta noche me desperté en la madrugada. Juro haber visto una silueta junto a mi cama pero se esfumó bastante rápido. Quizás sólo fue un sueño.
20/02
No puedo más, creo que estoy enloqueciendo. Desperté en la noche y vi aquella silueta en el pasillo. Pensé que era mi padre pero al verlo durmiendo en el sofá junto a esa silueta me congeló la sangre.
Esto fue lo último que se escribió en el diario.
No perdí más el tiempo y salí como un rayo de mi casa. Llegué a mi destino y toqué la puerta. Nadie respondía, aún así no pensaba rendirme. Luego de unos cortos minutos escuché la puerta abrirse y vi a un Zigor totalmente demacrado.
—No pensé que serías tan obstinada para seguir ahí —yo solo lo miraba en silencio—. ¿Qué quieres?
Ouch.
—Tengo algo que mostrarte, es muy importante. ¿Puedo pasar? —vi como dudaba pero finalmente aceptó, dándome paso.
—Lo siento por el mal olor, me olvidé de entrar la carne en el congelador y se estropeó todo.
—No es nada.
Mentiría si no dijera que el olor era nauseabundo pero no le di más importancia. Lo seguí hasta la sala de estar y nos sentamos en el sofá.
—Zigor, siento mucho lo que pasó aquel día, yo... —fui interrumpida por su dedo el cual se posó en mis labios delicadamente.
ESTÁS LEYENDO
¿Qué esconde una melodía?
Misterio / SuspensoLos humanos somos como las monedas. Todos tenemos dos lados. Uno lo utilizamos para nuestro beneficio, el otro es el motivo por el cual podemos ser denominados como seres crueles e impuros. *** Odele Brow, la chica perfecta. Aquella chica que desde...