Capítulo 6. Él

23 5 9
                                    

El uber no deja de mirarme, me causa algo de asco, ya van varias cuadras que lo hace, y puede fingir que solo está buscando ver los vehiculos de atrás, pero es evidente como desliza sus ojos en mi figura.

Miro por la ventana, debería hacer algo, hablar, quejarme, pero no me salen las palabras, esta situación es horrible, y es la primera vez que me pasa, soy una privilegiada por ello. 

Vuelvo a ver hacia el chofer y este hace un gesto con la lengua lo que me provoca ansiedad. el estómago se me revuelve y estoy por decir en voz alta algo, pero no me salen las palabras por la impresión. 

—Pare el auto aquí —escucho la voz de Brahim.

—El viaje aún no llega s u final señor, solo faltan 5 cuadras. 

—Dije que se detenga aquí, ¿Necesito hacer algo para que lo entienda?

—¿Qué te pasa amigo? ¿Cuál es tu problema —pregunta el chofer encostandose con el auto en la acera pero con el seguro en las puertas. 

—De verdad quiere que se lo diga frente a la señorita, si yo hablo usted terminará con los dientes rotos. 

—¡Pero! qué me vas a hacer desde ahí. 

<<Mala idea>>

En ese preciso momento Brahim agarra del cuello al chofer, ruedo mis ojos, no puedo con tanta brutalidad, aunque de verdad me acaba de dar un gran respiro, le debo una. 

—Abre la puerta. 

El chofer destraba el seguro, no pierdo el tiempo y me bajo, dando un portazo con fuerza. Y como no me basta rayo el auto con la joya de mi anillo escribiendo la palabra ACOSADOR.

Brahim también se baja de vhiculo y le da un portazo, rodea el auto y se acerca a mi, me llama la atención que no arranque, así que solo miro al habitáculo para confirmar mis sospechas. 

—¿Lo nokeaste? —pregunto mirando con asco al hombre.

—Sí... se lo merecía. 

—Nos puede denunciar —digo con susto—, podría arruinar nuestros planes.

—No puede, ya borre nuestro viaje de su celular, no soy un genio, pero a veces me sale el ingenio.  Vamos, tenemos que caminar 5 cuadras. 

—Odio al tipo.

—Sí, es un desubicado, imagina que me tiró el clásico: Si se viste así es porque le gusta. ¡Imbécil!

Lo miro con admiración, la verdad es que pensé que también me daría ese sermón, y estaba preparada para discutir.

—Puedes andar en ropa interior también si quieres, es él quien tiene que respetar. Odio a los tipos así. 

—Vaya... elegí bien mi novio falso —me burlo.

—Soy un caballero, el mejor partido que te puedes encontrar, para qué nos vamos a mentir... por sobre todo después de ese último novio de mierda que te mandaste. ¡Qué horrible ser humano!

—Lo conoces muy bien al aprecer... —Me alzo el cabello, los hombre siguen mirandome en la calle, y eso que solo tengo una ropa ajustada, no sé que sería si de verdad andaba con algo probocativo. 

—Lo investigué por años —Se pasa la mano en la barba creciente —. Su familia hizo conexiones con muchos mafiosos y petroleros, por supuesto, de esa manera se posicionó en la élite de Laos, pero lo horrible de ese hombre es que lidera con su padre un prostíbulo. 

—¿En serio?

—Sí, su fuerte es la trata de blancas.

El estómago se me hizo un manojo de sensaciones horribles. Y yo me acerqué a esa escoria, ojalá y tuviera la capacidad de hacerle pagar también.

—Y tu madre financia el negocio —remata.

Me detengo en medio de la calle, llevo las manos al estómago, la ansiedad me está ganando y las nauseas me invaden.

Que asco de gente, no lo puedo digerir. Quisiera vomitar, pero no me sale el reflejo, mis manos tiemblan y el enojo me consume por completo.

—Por tu reacción, deduzco que no tenias idea.

—No... —digo apenas e intento recostarse contra una pared, pero Brahim me estira y me lleva hacia él.

—Acabo de ver a un hombre orinando contra ese muro... —dice riendo y el asco esta vez ya no es solo emocional.

—¡Gracias! Supongo.

—Este país se me hace demasiado gracioso —habla mientras me suelta y caminamos —. Todos viven en sus burbujas... parecen felices y conformes... pero la experiencia me ha enseñado que quien se conforma a la larga entristece... me alegra que tú hayas decidido salir de la burbuja, Gala.

>>Sin ti no me sería para nada fácil conectar los negocios de tu madre con los de ese mal nacido de tu ex. Y no hablemos con respecto a la red de explotación que tiene aquí.

Caminamos en silencio unos pasos, yo intento reponerme del repudio y la vergüenza que me genera mi madre.

—¿Cuál es tu Móvil para este caso Brahim?

—Mi hermana... —y me imagino lo peor—. Sí, es lo que imaginas, pero logré rescatarla a tiempo, sin embargo, no hay olvido ni perdón de mi parte.

>>Entré a tu casa con intensiones de hacer pagar a tu madre contigo quizás —el miedo se me inyecta en las venas al escucharlo—. Pero a los días me di cuenta que no le importan sus hijos... eso no le causaría tanto daño.

—No le causaría tanto daño como destruir su negocio ¿verdad?

—Exacto, eres muy inteligente y peligrosa, no hablemos de lo manipuladora y mentirosa que también puedes llegar a ser.

—Me alagas —digo de manera genuina—. Citaste todo lo que quiero ser.

Seguimos caminando, de la nada me agarra de la mano, estoy por apartarla cuando él me susurra.

—Nos están siguiendo, y del otro lado hay un joven de cabello largo observando.

—¿Cabello largo? —pregunto—. Trigueño.

—Al parecer... mi visión periférica no es tan detallista.

—Sea como sea... Eire ya nos tiene en su mapa.

—Exacto... pero estamos muy expuestos aquí, debemos llegar pronto a la jefatura.

—Sí, vamos.

Hecho mi celular de propósito, me agacho a tomarlo y con eso miro a la dirección que Brahim señaló y estaba en lo cierto, es Eire.

Maldita sea, esta no es la reacción que esperaba, mi cuerpo y mi cerebro no están conectados.

Sin embargo, que bien se ve ese joven... mejor dicho, ese hombre.

Alas Rotas (Libro 2 HDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora