Llevar a Gala a rastras, en serio, había escuchado el rumor de que se le soltaba la lengua con un poco de azúcar, pero no creí que fuera real, y ahora que está con alcohol en el sistema es muy simpática.
Está cantando una música que no conozco, y tampoco entiendo, porque a penas pronuncia las palabras.
—Y ahora es cómo si recién te conociera... —canta, dice algo ininteligible —Uau uau uau
No puedo evitar reír. Ella se frena en el pasillo del hotel y me mira.
—Por qué ríes?
Su pregunta sale con dificultad.
—Estás borracha, estás cantando algo que no se entiende es gracioso.
—¿Zoy graziosa? —pregunta y ríe —. ¿De verdad? Siempre dicen que soy aburrida —remarca las r al hablar.
—Sí, Gala, eres graciosa.
Ella ríe de nuevo, se apoya en mi una vez que paro frente a la puerta y la abro.
—¿Ya vamos a entrar? —pregunta y hace un mohin de tristeza.
—Sí...
—No, vamos a ver a Paola...
—No podemos ir a ver a Paola, Gala.
—¿Por qué no?
—Son las 1:00 de la mañana, debe estar descansando.
Ella vuelve a hacer su mohin de tristeza, se sienta en el suelo y no puedo creer que me esté haciendo un berrinche, a sos veintotantos años.
—De la Sierra, por favor, vamos dentro.
—No... quiero ver a Paola.
—Mañana —digo con la paciencia al borde, intento pensar que está borracha y debo tener mucha consideración.
—Ella se puede morir mañana... —grita y por primera vez su tristeza es real.
Mi respiración se detiene, no lo había pensado, Gala está pasando por una etapa muy dura, no es solo la situación de su padre, ni que quiera meterse a alguna operación por venganza, es todo eso y que va a perder a su única amiga, en cualquier momento, y ni que decir que estamos en medio de la guerra, podrían mandarnos algún cicario en cualquier momento. Pero no sé si realmente Eire sería capaz de hacerle algo a Gala.
Me arrodillo a la altura de Gala, miro a sus ojos, y con toda la sinceridad le hablo.
—No podemos hacer nada por Paola, Gala. La vida es lo que es... te prometo que mañana vamos a ir a verla. ¿Ok?
—¿Por qué eres bueno conmigo, si soy una perra contigo?
—Tampoco es que yo sea un santo... anda, vamos.
—No quiero.
—Pues, me estas obligado a hacer esto.
Me pongo de pie, me agacho y la levanto, ella se queja por un segundo, pero termina riendo al rato. Cuando entramos a la habitación del hotel, la llevó hasta su cama, y la arrojo en el colchón.
—Buena noches, De la Sierra.
—Y mi beso de buenas noches.
—Aquí no hay que fingir, nadie nos ve —digo y me cruzo de brazos —. ¿O te gustan mis besos?
—Me encantan —dice y hace un bailecito.
No sé si es porque me levanta el ego o porque en verdad se me hace linda en su fase borracha, pero siento una descarga de electricidad cuando dice eso.
—¿En serio? —pregunto cruzándome los brazos— ¿Del 1 al 10?
—100 —se apresura a contestar—. ¡Por Dios! Tus labios gruesos, y tus manos firmes! ¿Cómo sería que me agarres fuerte contra ti?
Ok, Gala está muy borracha, es mejor que la deje dormir y yo debo dejar de jugar con ella y su lengua suelta.
—Bien, veremos si cuando estas cuerda me dices lo mismo.
—Solo un besoooo —dice —, un abrazo o algo más.
Río a carcajadas, me vuelvo a acercar a ella, le acomodo el cabello tras su oreja y veo sus ojos profundos ¡Mierda! ¡qué hermosa!
—Qué duermas bien, Gala. —le digo y planto un beso en su frente.
—¿Me rechazas?
Levanto una ceja mientras me alejo de ella.
—¿Rechazar? —pregunto ya en la puerta.
—Sabes lo que quiero hacer, Brahim.
Niego y en verdad me causa gracia que sea tan directa estando bajos los efectos del alcohol.
—Gala, no es el momento, y tú no estás en tus cabales, es evidente. —rio—. Ya veremos mañana... si estando en plena conciencia me pides lo mismo. Descansa, ¿Sí?
—Me voy a Masturbar, pensando en ti.
¡Puta madre!
Comienzo a toser porque me acabo de atragantar con mi propia saliva. Intento respirar, tranquilizarme y pensar como no pensar en lo que acaba de decir.
—¡Ya vete! Quiero empezar a manosearme —dice y me tira una almohada.
Sin dudar cierro su puerta y me arrojo contra la pared.
¡Dios! ¿Cómo me voy a dormir sin pensar que ella está hablando en serio? ¿Lo hará de verdad? ¿Y si veo? ¡No! Brahim... al baño, ahora.
—Necesito hielo, mucho, mucho hielo.
Camino hacia el sofá y me siento para sacarme los zapatos. Y mientras lo hago, fantaseo con las tonterías que dijo la chica.
Cuando estoy por ir al baño a darme una ducha que me baje la temperatura, el sonido de mi celular rompe mi burbuja, lo atiendo con rapidez al ver que el código es de Laos.
—Sí aprecias tu vida, vas a detenerte ahora mismo —es la voz de la madre fe Gala.
—¡Qué agallas! —digo con burla —. ¿Usted cree que me importa morir? Me metí en esto a sabiendas que usted es un monstruo.
—Sí tu vida no es un pago importante, algo debe ser.
—No va a encontrar lo que quiere señora.
—¿Cuál es tu precio?
—Su cabeza —contesto enojado, mi sangre corre con rapidez, cómo odio a esta mujer.
—Voy por la opción en dónde tu mueres y yo gano.
—A ver... se que es cuestión de tiempo que intente matarme... espero que sea frente a Gala.
—¿Crees que eso me va a detener? —pregunta riendo—. Gala va a superar el trauma de ver morir a su guardaespaldas.
—Novio... —corrijo y el silencio invade del otro lado— ¿No se lo dijo Eire? Uyyy lo siento suegra, esperaba que ya lo supiera...
>>Y si me pasa algo, no sólo su hija la va a odiar, si no que sabrá que fue usted, y ella tiene alguna que otra prueba para incriminarla, ahora, si me disculpa, voy a ducharme con mi novia... dígale a Eire que no sea envidioso... y que cuente todo lo que pasa aquí... que tenga un buen día... suegra.
Cuelgo la llamada, y el aire regresa a mis pulmones.
¡Dios! Eso no era lo que esperaba que pase. ¿Y ahora? Qué se supone que voy a hacer.
Escucho escapar un gemido de la habitación de Gala, cierro los ojos y aprieto el celular.
—Me mata la madre por venganza o la hija de un infarto, pero con vida no creo salir.
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Alas Rotas (Libro 2 HDA)
AcciónGala de la Sierra descubre que la fortuna de su familia proviene del narcotrafico, el tráfico de influencias y estafas. Por ello, bajo la mirada amanezante de la misma decide a convertirse en Criminóloga para resolver los delitos de su familia. Un i...