Brahim me ayuda a bajarme del uber, ambos estamos seguros de que seguimos siendo perseguidos.
Él me hace un gesto de que se va a quedar en la entrada, de inmediato entiendo y me abrí paso dentro de la penitenciaria.
El lugar es horrible, la secretaria inexistente de tan desorganizada y sucia.
Una mujer se digna a atenderme, yo no dejo de mirar con asco a todos lados. Debo parecer super insoportable, pero a la vez muy importante, porque ni bien pedí hablar con papá, todos agiliza para ello.
Me hacen pasar a una sala, de nuevo sucia y desorganizada, esto no es para nada como nos muestran en las películas, todo es sofocante y despintado, el aire acondicionado no funciona y un misiero ventilador que apenas gira, es el encargado de proporcionar frescura.
—Señorita de La Sierra —me vuelve a hablar la mujer que me atendió —puede tomar asiento, en breve llega su padre.
Solo muevo mi cabeza y procedo a sentarme en la silla raída y mal oriente. ¿Cómo es posible tanta desidia?
—De verdad eres tú —escucho decir a papá.
El pecho se me infla de emoción y sin dudarlo voy y lo abrazo, él me da un beso en la frente, y nos tomamos con fuerza, este abrazo cálido, de protección de amor, hace tanto que no lo sentia.
—No puedo creer que de verdad eres tú mi vida. Pensé que era de nuevo tu madre queriéndome jugar uno de sus juegos psicológicos.
Cuando dice eso me separa de él y lo invito a que nos sentemos, papá me toma de la mano y me mira a los ojos con emoción.
—¡Qué horrible persona es! —digo y papá solo afirma con la cabeza.
—Y yo que la defendía cuando tú te enojadas con ella. Pero juro que no tenía idea hija...
—Lo sé, lo sé todo papá, y la verdad es que yo desconfiaba de ti, las pruebas que iba encontrando te apuntaban a ti... desde que me sacaste de ese colegio a dónde iba a hacer voluntariado, quedé con la idea de que tenias algo que ver.
Papá se pasa ambas manos por su rostro, y ahora me doy cuenta de lo que ha envejecido, su piel está curtida y el cansancio le pinta horrible.
—Me sorprende que aún no haya ejecutado el gatillo conmigo —confiesa y el miedo entró bajo mi piel, después de la amenaza de Eire tengo bien en claro que es una práctica que lleva a cabo—. El miedo es constante... hay día que sus secuaces me envían mensajes por otros prisioneros o por la policía mismo, haciéndome recordar que ella tiene el poder.
—Por eso no la has delatado...
—Y aunque no tuviese amenazas hija. No tengo pruebas, ninguna. Más que la vez que me apresaron y ella sonrío con tal felicidad por ver como me arrastraban. Aunque debo admitir que su actuación fue de lujo.
—¿Nunca lo sospechaste?, o sea ella usaba la constructora al fin y al cabo, mejor dicho, la sigue usando.
—Para ser sincero, no, yo solo veía los número de las ganancias y era feliz. Pero para ser honesto la vez que las cosas no me cerraron fue cuando estabas en esa escuela de voluntaria, se suponía que mi empresa la financiaba y ver que no llegaba ni un centavos allí me pusieron en dudas muchas cosas.
>>Busque información por todos lados, incluso envie a ese chico, el jardinero, a que me ayude a buscar documentos de la municipalidad, pero siempre me decía que nadie lograba gestionar su pedido... lo que no me parecía raro en este país... pero hace poco me enteré lo de Él y su liderazgo es la pandilla de tu madre.
Da mucha pena ver así a mi padre, pero la verdad es que estoy feliz de poder volver a verlo.
—Sí —contesto —, es un desgraciado —un sexy desgraciado —. Sin embargo, vengo a ayudar a desenmascarar a mamá, solo necesito pruebas y acudir a gente que no esté en su lista de aliados.
—Ese es el problema hija, hasta los guarda cárceles están en su bolsillo, políticos, empresarios que cerraron contrato con la constructora, muchas personas están en su fila
—Lo sé... pero lo voy a lograr, juntos lo haremos, así que si sabes algo, si me puedes mencionar algo por lo que yo pueda arrancar...
—Las donaciones... —dice sin pensar dos veces—. Si analizas las escuelas que deberían recibir, las zonas en las que están, a quienes "ayuda" y como los perjudica para que se Conviertan en sus aliados.
>>Sí desmantelas su red de organizaciones con las que lavanda el dinero y como desvía esos fondos, la vas a poner en el ojo público y mediático, eso quizás pueda ayudarnos.
—Bien, eso me sirve papá...
—Solo ten mucho cuidado hija... tu madre de verdad es peligrosa.
—No te preocupes, tengo un muy buen guarda espaldas... solo necesito ver como conseguir dinero para sostenerme y aguantar este tiempo...
Papá me agarra de la mano, y se acerca a mi, reduciendo distancia.
—Tengo una cuenta a tu nombre —dice en un susurro—. Era tu regalos de 18 años... lo hice hace muchos años... debe haber una muy buena cantidad para ayudarte a solventar tus gastos colo una De La Sierra, no sabes cómo va a joder eso a tu madre —dice esto último con felicidad.
—¿Pero no te confiscaron todo?
—Sí, menos eso, porque no está a mi nombre. Y yo no puedo acceder al dinero, solo tú. Preséntate al banco cuando puedas y ver por el. ¿OK?
—Gracias papá... —digo aliviada.
—Gracias a ti mi amor, que no perdiste la fe en mi. Anda, vete antes de que loa guardias comiencen a fastidiar.
Nos levantamos, nos damos un abrazo largo, le doy un beso en su mejilla y cuando nos separamos puedo notar el agradecimiento en sus ojos. Como odio que mi madre haya logrado separarme de mi padre.
—Tiempo —grita un guardia.
Papá me arroja un beso al aire, mientras regresa por la puerta a la que ingresó y yo me resigno a salir.
Agradezco a la que me permitió pasar, para luego salir del sofocante lugar. Mientras camino hacia fuera de la comisaría, busco con la vista a Brahim.
El está parado frente a un poste, bebiendo un licuado de frutas que se nota acaba de comprar de la anciana que atiende un kiosco. Comienzo a dirigirme hacia él, cuando siento que un par de manos se posaron en mis hombros y me empujaron.
Como estoy en el borde de unas escaleras caigo sin más, el pie derecho termina doblandose y el dolor del tobillo torcido recorre todo mi cuerpo.
Brahim viene de inmediato hacia mi y me toma en brazos, cuando ya estoy con él, ambos miramos hacia la joven mujer que tenemos enfrente.
—Perdón, perdón, no te vi, no fue mi intención tensión —finge si disculpas—. Soy tan desatenta... ojalá que tus zapatos Gucci estén bien.
—Es un Louis vuitton —digo con enojo y presionando mi tobillo, pero rápidamente mi mano es desplazada por la de Brahim —. ¿Está es la vil advertencia de mamá para que no hable con mi padre? Qué infantil.
—Sí —contesta la mujer mientras se pone unos anteojos de sol—. Pero bien que te duele el tobillo. Mantente Alejada, Gala... vive tu aventura con tu novio, y deja los negocios de tu madre en paz.
Estoy por decirle cosas, pero Brahim me susurra al oído.
—Calma, por ahora, ya veremos como movernos.
La mujer se sube a un auto que acaba de llegar por ella y se va, dejándonos a nosotros en el suelo.
Un par de personas se acerca a ofrecer ayuda, pero Brahim dice que va todo bien, por supuesto, ya no confía en nadie.
—Esto se está volviendo peligros, De la Sierra —dice Brahim mientras me ayuda a levantarme, caiga sobre su pecho y él me sostiene.
—No, —digo—. Esto se está volviendo divertido, mi querido Orangután... y con el regalo que me acaba de dar papá va a ser más interesante.
—Tengo ganas de encerrarte en el cuarto del hotel —dice y de inmediato completa—. Mientras yo salgo a hacer el trabajo, Gala, perdón si sonó mal.
De hecho, me gustó como sonó, pero no se lo voy a decir hay cosas muy importantes que debemos hacer.
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Alas Rotas (Libro 2 HDA)
AcciónGala de la Sierra descubre que la fortuna de su familia proviene del narcotrafico, el tráfico de influencias y estafas. Por ello, bajo la mirada amanezante de la misma decide a convertirse en Criminóloga para resolver los delitos de su familia. Un i...