Excusas || Messi x Ochoa

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Ochoa se encontraba entrenando cuando Luis entro al campo, no pudo decifrar su rostro ni su olor, así que se detuvo y lo llamo.

— ¡Hey!, ven acá — El menor dio un pequeño salto pues su voz sono demasiado fuerte, pero se acercó deprisa. — ¿Puedo saber que pasa? y no me digas que nada, porque te conozco.

— No iba a decir eso, de hecho venía a hablar contigo — Bajo la mirada, no sabía cómo sentirse ni como se lo tomaría el portero y eso lo ponía de nervios, pero ya había pospuesto mucho decírselo, Memo busco su mirada pero no logro que el otro levantará la vista — Ah... ¿recuerdas que hace dos semanas mi representante me llamo a una junta de urgencia y todo eso?

— Sí, ¿qué pasa con eso?, ¿te dijeron o hicieron algo malo? — empezaba a preocuparse por el menor, lo había visto distraído esos días.

— No, no es nada malo, no te preocupes, de hecho fue algo bueno, supongo... —  tomo aire y levanto por fin la mirada — Eh, bueno, cuando llegue a la oficina estaban en videollamada con Lionel Messi, — Mencionó su nombre visiblemente emocionado — y me dijo que quería entrenarme personalmente, que veía mucho potencial en mí

Ochoa resopló y rodo los ojos irritado, no le caía mal el argentino, solo había algo que no le terminaba de gustar, pero su omega se alteraba cada que alguien lo mencionaba y eso lo ponía de malas.

— ¿Y cómo hará eso?, ¿Te irás a Argentina, él vendrá acá?

— Me ofreció venir durante tres semanas y si quería luego podía presentarme más opciones para crecer en este mundo, pero aún no acepto, me dijo que lo pensará, mañana tendré otra videollamada con él y tengo que darle una respuesta. — Sonrió y se quedó en silencio, esperando una respuesta, Ochoa no entendía bien a qué venía todo esto

— Suena como si me estuvieras pidiendo permiso, la oferta te la está ofreciendo a ti, y si me preguntas, cómo futbolista te sugiero que aceptes, pero como tu cuidador no estoy convencido. — Chávez lo miro confundido, Memo suspiro y tomo de los hombros al menor dándole una sonrisa llena de cariño — Estoy de acuerdo con tu decisión, sea cual sea.

— ¿De verdad?, ¿Eso es todo lo que dirás?, honestamente creí que te alterarías, cómo cada que lo menciono, pero de ser así, entonces ya tengo una decisión — una sonrisa iluminó su rostro, el mayor solo pudo reír por la emoción de su chico, que hacía que el ambiente se inundará de un olor fuerte a vainilla, le dio una palmada en la nuca y se alejo.

— Pero que sepa que no la tendrá fácil, si se llega a querer pasar de listo tendrá que verselas conmigo, sin importar mi casta, puedo partirle su madre. — Grito cuando Luis empezó a caminar hacia vestidores, esté soltó una carcajada y se marchó.

Increíble, si viene tendré que soportarlo, porqué ni crea que lo dejaré solo con mi cachorro, conozco a los de su clase, de seguro tiene otras intenciones con él.

Los pensamientos se arremolinaban en la cabeza del rizado, se sentía molesto pero sin embargo, su omega estaba emocionado por aquello y eso ponía irritable a su parte racional, ¿qué tenía el argentino con entrometerse en su vida? Sabía que seguramente estaba exagerando y todo era mera coincidencia, pero no podía evitar sentirse molesto, lo había visto varias veces antes, de alguna forma siempre terminaban cerca, sentados juntos en la mesa de reuniones, tener habitaciones contiguas durante su estancia en hoteles, ir al mismo bar o restaurant, sin importar en qué parte del mundo se encontrarán, mientras estuvieran en el mismo país era seguro que se verían y eso provocaba que su omega se revolcara de felicidad en cada ocasión.

— ¿Qué paso? — La voz de Lozano lo saco de sus pensamientos.

— Nada, solo que recibí una noticia no tan buena