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Durante esos dos días que transcurrieron tuvo nula interacción con sus compañeros, salvo la típica presentación en alguna que otra clase, no habló con casi nadie en lo que llevaba de semana. Y eso, el no hablar o interactuar con nadie, no le molestaba, es más, le agradaba. En su cabeza, no le parecían importantes las relaciones sociales que su mamá tanto quería para él. La única relación que sintió real en su vida terminó por un mal entendido de sus padres. Y específicamente no quería encariñarse con alguien para que luego la vida se lo arrebatara como todo valiera nada.
Su visión era fría y algo distanciada a la realidad que los demás adolescentes de su edad tenían, pero las experiencias de vida que tenía en su mochila de recuerdos resultaban difíciles de olvidar. Veía que las personas eran remplazables, en realidad, se veía a el mismo como alguien reemplazable. Ya que, aunque los años seguían pasando, no podía olvidar a su primer y único amigo. A ese chico, nadie lo podría reemplazar.
El tintineo del timbre que marcaba el último módulo de clases sonó y el bullicio descontrolado de adolescentes desesperados paso por su cabeza mientras salía apresuradamente del salón de matemáticas. Corrió hacia su última clase, la cual quedaba casi en la otra punta de la escuela de Karmaland, Plástica. Denominada por sí mismo como: la clase que más odiaba.
No es que la odiar así porque si, sino porque no era bueno en las manualidades y envidiaba a los que hacían cosas bonitas en esas clases. Se estresaba mucho al ver que los demás tenían sus trabajos relucientes y hermosos mientras el suyo parecía un trozo de carbón junto a un brillante diamante. Era algo que lo hacía sentir tan estúpido.
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Luzu se encontraba dirigiéndose directo hacia la salida. Tenía las manos grises tras su última clase. Estaba intentando quitarse todo rastro del grafito utilizado en Plástica, pero no salía. Irritado por su poca paciencia ante aquel "problema", busco con sus ojos el baño que estaba cerca de la salida. Según recordaba en el tour del lunes, el chico Alex, había mencionado sobre aquel baño cercano a la salida de la escuela. Al no aguantarse más aquella suciedad en sus manos, apresuró su caminar hacia aquel sitio.
Mientras caminaba en el profundo silencio local, el eco de una conversación ajena llamó su total atención hacia uno de los pasillos que daba hacia el tan aclamado baño de chicos. Cómo no pensaba cambiar sus planes de quitarse aquel horroroso grafito de sus manos debido a dos desconocidos platicando, le dio totalmente igual y continuo con la idea en mente de limpiarse y retirarse. Pero algo hizo que su cuerpo se detuviera en seco al distinguir una de las voces.
