¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⸻ ¡Hey! ⸻ una voz sorprendió a luzu cuando entró al salón de clases. Enroscando su mirada hacia todas las direcciones vio como un chico de lentes levantaba la mano y le sonreía Delante de el, se encontraba Alexby, uno de los chicos de ayer. ⸻ Ven aquí.
Apretando las correas de su mochila caminó hasta el banco vacío junto a Mangel y los saludó, tanto a él como a Alexby.
⸻ ¿Te quieres sentar conmigo?
Por un momento, luzu pensó en su pregunta. Ayer le había dicho lo mismo. No creía que esto fuera real. Con un tono calmado y dulce respondió de la mejor manera que pudo.
⸻ Oh claro, si cierto.
Mangel le dedicó una sonrisa y miró en todo momento cómo el castaño se acomodaba en el banco que estaba junto a él. Luzu dejó caer su mochila en el respaldar de su asiento y luego se sentó sobre la silla con algo de nerviosismo. Nunca, jamás, en ninguna de sus antiguas escuelas, se había sentado con alguien a excepción de sus compañeritos de prescolar. Se sentía extraño compartir espacio, uno muy personal e íntimo, con un total desconocido. Los dos chicos, que parecían muy amigos, hablaban con pasividad, mientras reían e intentaban incluir a Luzu en su conversación. Luzu, aún un poco tímido, contestó algunas cosas que los otros dos chicos comentaban. Pero nada más.
Mientras esperaba el inicio de la clase, sus dedos tapeaban en la madera de su banco. Mientras se encontraba inquieto en sus pensamientos escucho como la profesora de matemáticas pasaba por la puerta y saludaba a todos.
Antes de girarse y ver hacia donde se encontraba la mujer, Alexby miro a luzu y luego a Mangel, guiñándole un ojo a este último mientras levantaba de sus puños los pulgares. Un choque eléctrico golpeó con la parte trasera de su garganta sintiéndose débil por un instante. ¿Que acaso todos en esta maldita escuela se trataban de esa manera?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El fuerte sonido de la puerta abriéndose hizo que su mano se detuviera sobre la hoja en la que estaba escribiendo.
Era el, el chico guía, Alex. Su cara de espanto y vergüenza era obvia.
⸻ A-alex⸻ hablo bajito, solo mangel lo pido escuchar.
⸻ ¿Lo conoces?
Siguiendo con la vista al azabache de ojos brillantes y sonrisa avergonzada, asintió.
