¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⸻ Buen día Borja. ⸻ la mujer que se encontraba frente a la estufa no le dirigió la mirada. Talvez ella también estaba enojada por la vergüenza que pasaron tras su descompostura en la escuela el día anterior.
⸻ Buen día. ⸻ saludó sin más tomando una manzana del tarro de frutas en la isla de la cocina. Su madre notó aquella acción y se vió perdida. ⸻ Adiós, mamá.
⸻ ¿Que acaso no piensas desayunar tu?
⸻ Me llevo una manzana, aún me duele un poco el estómago.
⸻ Bien. Adiós.
El filo de las palabras de su madre llegó a dolerle, cómo siempre lo hacían. La culpa constante en su ser ya era algo regular que su cabeza no podía pasar por alto. Acomodándose su mochila, tomo sus llaves de la mesada junto a la puerta de salida. Segundos después, pasó por esta y comenzó a caminar rumbo a la escuela.
Cuando se peleaba con sus padres, ellos eran como si lo ignoraran, hacían de cuenta que luzu no existía o lo dejaban a su suerte durante unos días. La segunda situación estaba pasando ahora. Más temprano, pudo escuchar como el coche de su padre arrancaba y se iba de la casa. Y eso significa solo una cosa, su castigo había comenzado.
Todo por una estúpida descompostura.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Anotando algunas fechas importantes en su libreta, la profesora dejó de explicar para hablar de una manera algo nerviosa.
⸻ Tengo una llamada importante que hacer. Cómo se portaron bastante bien hoy, les dejo 20 minutos libres. ⸻ con ese monólogo, la mujer abandonó el salón con un paso apresurado marcando algo en su móvil.
Luzu quedó perplejo por lo irresponsable que le parecía esa mujer al dejarlos solos durante tanto tiempo. Pensando en eso, miró hacia su libreta y continúo anotando algunos detalles debajo de las fechas que la profesora había explicado antes de irse. Todo iba bien para el, el bullicio de fondo fue absorbido por un agujero negro tras colocarse sus auriculares y escuchar un poco de música relajante. Aproximadamente pasaron unos 10 minutos hasta que su hombro se sintió tocado por una mano extraña. Algo asustado, movió su cabeza hacia el cuerpo ajeno. Un chico de campera morada y un cabello negro con algo de gel, le sonrió entrecerrado sus ojos en modo de saludo. Le sonaba algo de esos ojos color morado, pero no sabía de dónde.
