Capítulo 9

1K 149 72
                                    

Por al menos quinta vez Minho agradece a sus compañeros, quienes alegando que no era necesario tenerlo allí por la poca clientela lo alentaron a irse al instante, asegurándole que ellos lo cubrían sin problema.

Así que Minho agarra sus cosas de la taquilla, mirando la hora en su teléfono antes de guardarlo en su bolsillo trasero y saliendo por la puerta del bar, acercándose hasta el bordillo de la calzada y sentándose en este.

Realmente, pensándolo bien está muy agradecido con el hombre que se ha prestado a hacerle el favor, porque mientras espera piensa más detenidamente en el camino y probablemente hubiera tardado una media hora en llegar a la farmacia y casi una entera en llegar a casa.

Por no hablar de que cuando fue a tenderle el dinero para pagar el medicamento para su hija el contrario se negó de inmediato, diciéndole que era una tontería y marchándose antes de que pudiera seguir insistiendo.

Bufa un poco, apoyando sus brazos en sus rodillas y soplando hacia arriba al pelo de su frente por el calor, limpiando el sudor de sus manos en la tela de su pantalón y deseando llegar a casa para poder cambiarlo a uno que no lo haga sentir que sus piernas van a cocinarse.

Mientras espera decide enviarle un mensaje a Jeongin, informándole de que pronto estará ahí y curvando sus labios en una inconsciente sonrisa cuando todo lo que recibe de vuelta es una foto de sus hijas acomodadas en el desgastado sofá de su estudio. 

En cuanto escucha el sonido del motor y las ruedas circulando levanta la cabeza, poniéndose de pie cuando el coche para y entrecierra los ojos, fijándose en el conductor y acomodando su mochila al hombro cuando confirma que si es él, andando hacia allí, esperando pacientemente a que salga del auto.

—Ya estás aquí.

—Oh, hola. Oye... -Murmura, haciéndolo alzar una ceja y ponerse de puntillas para ver por encima cuando mete medio cuerpo de vuelta al coche, saliendo con varios botes en sus manos. —No sabía que jarabe era mejor, así que... Compré los cinco.

El menor le mira con la boca entre abierta, parpadeando varias veces y con unas ganas inmensas de soltar una carcajada por la cara de confusión del contrario, que mira los jarabes y después a él varias veces.

—Tú enserio eres algo raro... -Bajando la cabeza, negando tenue sin poder retener la sonrisa. —Gracias, te devolveré el dinero.

—No, no, no. -Se apresura a decir, acercándose. —No quise dar a entender eso, no quiero que me los pagues.

─¿Estás seguro?

─Completamente, tranquilo.

—Mmm, pues de verdad gracias, enserio... 

—Está bien.

Los dos se quedan mirando fijamente, sin saber que decir por varios segundos hasta que el más bajo se balancea apenas sobre sus pies, mientras Jisung carraspea un poco, metiendo sus manos en sus bolsillos.

—Entonces... ¿Ya acabó tu turno?

—Si... -Habla bajito, viéndolo morder su labio inferior y observa con atención como levanta su brazo, rascando su nuca incómodo.

—No sé como darte a entender que no soy un asesino para que aceptes que te acerque a casa.

Minho opta por reír, una baja y delicada risa y dobla sus dedos sobre la cinta de su mochila, mirando sobre el hombro del otro.

—Si metes ese coche en mi barrio te robarán incluso los limpiaparabrisas.

—Correré el riesgo.

Realmente se lo piensa, con su vista clavada en el coche a tan solo unos pasos y después mirando al hombre, observando como lo mira de vuelta, esperando pacientemente a una respuesta y ni él mismo se lo cree cuando su cabeza se mueve sola, asintiendo despacio.

Can i be your stepdad? | hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora