Capítulo 3

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─Suh, no te apartes tanto...

Esa es la frase que Minho ha repetido unas diez veces en al menos media hora, mirando a su hija salirse de la fila, yendo hasta el escaparate y poniendo sus manitas en este, intentando ver lo de dentro.

Minho no esperaba otra cosa de su pequeña, a ella no iba a servirle ir a cualquier hora de la tarde, claro que no, su hija estuvo totalmente ansiosa la noche anterior, despertando una hora antes en la mañana y levantando a su padre a su vez, ya vestida con una de las camisetas de pokémon regaladas por el tio Jeongin y sus zapatos puestos, diciéndole que necesitaban ir a la hora de inauguración.

Así que ahí está Minho, esperando una cola que sinceramente no pensaba que sería tan larga, muriendo de calor y ansiedad, tratando de encubrir lo mejor que puede la preocupación que emana de su cuerpo al notar a su hija menor algo extraña, con claros signos de que probablemente va a enfermar y sin dejar de mecer su carrito para que no comience a llorar.

─¡Alaa, papi, mira eso! ¡Es genial!

Minho alza la cabeza al escuchar la voz de su hija, mirando a donde señala y sonríe de forma extraña al ver a ese chico en ese disfraz tan... Peculiar. Realmente no entiende lo asombroso ni lo lindo en eso, pero si a su pequeña le gusta, entonces a él también.

─... Que lindo.

─¿Cuánto falta? ¿Cuánto? -pregunta entusiasmada, sujetándose de la tela de la camiseta de su padre, que aparta los pelos de su frente, metiéndolos tras su oreja.-

─Mmmm, pues ya son las nue-

El final de la oración se pierde en los labios de Minho cuando los porteros abren una de las grandes puertas y la gente empieza a murmurar emocionada, caminando de a poco para ir ingresando en el enorme recinto y Minho sujeta la muñeca de su hija, llevándola al asa del carro de su hermana para que se sostenga de ahí.

Una vez dentro, después de echar un rápido vistazo todo lo que los ojos de Minho pueden captar es la fascinada expresión de Suhyun, que mira absolutamente todo casi boquiabierta, con la mirada prácticamente brillando acompañada de una sonrisa de oreja a oreja y Minho lo sabe, ni un solo ápice de él se arrepiente de haber venido.

─¡Papi, vamos, vamos a esa mesa primero!

Todo a continuación se basa en una enérgica niña corriendo de aquí para allá, parando en cada uno de los puestos, hablando con las personas al cargo de estos, viendo las pantallas, figuras, disfraces, y una inmensa cantidad de cosas respecto a su saga favorita, con su padre y su hermanita siguiéndola a todos lados.

Para Minho es sorprendente ver a su mocosa hablar con las dependientas de cosas tan complejas sobre el estúpido mundo pokémon que él ni en un millón de años podría entender, aun así tratando de seguirle el hilo a todo lo que ella efusivamente le cuenta y explica, agarrando las cosas que puede de las mesas para mostrárselas a su pequeña Yuki aún acostada en el carro, que mira de forma curiosa todo lo que su papá le enseña, preocupándolo aún más al no estar tan enérgica como de costumbre.

─Yukita, cielo... -murmura de forma cariñosa, sacando el paquete de pañuelos del bolso y agarrando uno, inclinándose y limpiando la naricita de su hija, tocando su frente. ─No te me resfríes en verano...

─¡Wow, hay puzzles de más de tres mil piezas! ¡Y esa figura de Charizard era más grande que yo!

Minho ríe tenuemente, sabiendo que tiene razón y trayendo de vuelta la imagen de ese enorme bicho al lado de su Suhyun, la cual posaba alegre con sus dedos haciendo el símbolo de la paz en una foto que sin duda va a ir a parar al chat grupal de su papá y sus tíos.

En cuanto Minho mira al frente y se da cuenta de por donde están apunto de pasar se frena, remojando sus labios y poniéndose en cuclillas, dejando descansar sus manos en los hombros de su entusiasmada acompañante.

─Suh...

─¿Mmmm?

─Cuando entremos en la sección de artículos a la venta podrás elegir uno, ¿okey? Te compraré el que más te guste, así que elige bien, ¿entendido?

La cara de su pequeña se torna en total sorpresa, dando a entender que no esperaba ningún regalo y sonríe enseñando sus dientes, asintiendo frenéticamente antes de darse la vuelta, mirando en dirección a los productos y accesorios y Minho se reincorpora despacio.

A él le hubiera encantado poder ir con un poco más de dinero para darle algún que otro merecido capricho a su hija, pero por desgracia no es así, lo único que puede permitirse es comprarle algo con el único billete en efectivo que trae en su cartera, haciéndolo sentir realmente mal por eso, pero aún queda bastante para su día de cobro del mes, y no puede gastar en nada innecesario, nunca se sabe cuando vendrá una urgencia.

─No te separes Suhyun... -dice alto, andando despacio mientras su hija ve todo y frunciendo el ceño cuando su teléfono vibra en su bolsillo trasero.-

Su mente procesa el mensaje de su jefe, un mensaje bastante inesperado en el que le hace saber que quizá lo necesitan para hacer turno en el bar y muerde su labio inferior, decidiendo que será mejor no contestar ahora, dispuesto a volver a guardarlo cuando escucha el inicio del llanto de su bebé.

─Yuki, ¿qué pasa...?

Introduce sus brazos en el carro, sacando a su niña y cuela una de sus manos por su camiseta, tocando su espalda y su pecho respectivamente para comprobar su temperatura corporal, chasqueando la lengua cuando nota que está algo más caliente que antes como temía y da un pequeño bote del susto cuando entra una llamada en el teléfono, provocando que este mismo se le caiga al suelo.

Minho empieza a abrumarse, siente las miradas centrarse en él debido a la melodía del móvil y el fuerte llanto de su hija y se agacha lo más rápido que puede, descolgando y llevándolo a su oreja, meciéndose de un lado a otro para tranquilizar a la infante, frunciendo las cejas debido a que no puede oír el otro lado de la linea con el bullicio de la gente y coloca el aparato en su hombro, sosteniéndolo entre este y su mejilla, haciéndole una seña a su mayor para que lo siga, cogiendo el carro con su mano libre y andando hacia un lugar más apartado, apenas unos pasos.

La señal ha llegado claramente a la pequeña Suhyun, que andando de forma lenta debido a la concentración está dispuesta a seguir a su padre sin rechistar, cuando de golpe, en una mesa cercana algo capta totalmente su atención, cautivándola al instante y haciéndole abrir sus ojos sorprendida.

Gira la cabeza varias veces rápidamente, mirando a su padre y después al fantástico peluche solitario en aquella mesa, una, dos, tres y incluso cuatro son las veces en las que mira sucesivamente al peludo y tierno oso y a su progenitor.

No puede evitar jugar con sus dedos ansiosa, a fin de cuentas, ¡su papá no está tan lejos! Ella puede ir hacia allí, esperar pacientemente con el peluche en sus manos y una vez que su padre termine la llamada y se gire para buscarla ella podrá gritarle que está ahí, comentándole que ese es el regalo que ha decidido, así su padre se lo comprará y todos felices.

Da un asentimiento decidida, acercándose prácticamente corriendo al puesto saludando con un rápido y bajo hola a la bonita chica en el mostrador, y cuando sus cortos deditos están por agarrar su tan deseada compra, una mano probablemente diez veces más grande que la suya aparece en su campo de visión, agarrando uno de los brazos del oso, exactamente al mismo tiempo que ella sujetaba su otra extremidad.

─Buenos días, quiero comprar esto.

Suhyun no se considera una niña maleducada, eso jamás, su papá desde muy pequeña le enseñó a pedir por favor, a dar las gracias y a no alzarle la voz a las personas, pero en este momento, mirando hacia arriba al señor que básicamente ignora su presencia y el ligero tirón que ella está aplicando sobre el peluche no puede evitar sentirse sofocada.

─¡Yo lo agarré primero!

─... ¿Ah?


Can i be your stepdad? | hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora