Capítulo 12

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Igual que si fuera a darle una taquicardia. Así siente Minho su corazón ahora mismo. Desde que despertó no ha parado quieto ni un segundo, ha limpiado la casa, ha bañado a sus hijas, se ha bañado él, ha cocinado, lavado los platos, ha puesto dos lavadoras y ha colgado toda la ropa, todo para hacer tiempo y mantener su cabeza ocupada y así evitar ponerse nervioso.

Admite que funcionó por un rato, pero en el momento en el que sonó el timbre y Changbin se llevó a sus hijas, toda su cabeza se centró en un solo pensamiento.

Hoy es su primer día de trabajo en la casa de ese chico.

Así que ahora está esperando frente a su portal, limpiando a cada tanto las palmas de sus manos en sus vaqueros negros y sin poder dejar de mirar la hora en su teléfono. 

Por puro aburrimiento baja la cabeza, observando su simple atuendo, centrando su vista en sus desgastadas zapatillas cuando el claxon suena frente a él, haciéndolo dar un bote del susto en su sitio y levantar la cabeza rápidamente, viendo el lujoso coche que baja la ventanilla.

─¿Lee Minho?

─Si... -murmura a la vez que abre una de las puertas traseras, sentándose dentro y abrochando su cinturón.-

Al principio el viaje se le hace realmente incómodo, él está acostumbrado a entablar una amena conversación sobre lo que sea y con quien sea sin problema, pero cada vez que algo cruzaba su mente para apaciguar el ambiente un poco las palabras se atascaban en su boca sin querer salir, optando por quedarse en silencio y mirar por la ventana lo que resta de camino. Tampoco parece que la otra persona tenga mucho interés en una charla.

Por un momento mientras mira las calles recuerda las palabras de Changbin y saca su teléfono, enviándole un mensaje junto un enlace con su ubicación en tiempo real y sonriendo cuando las dos palomitas azules que marcan que fue leído aparecen de inmediato.

Una vez que vuelve a mirar el exterior su ceño empieza a fruncirse cuando ve que comienzan a estacionarse, y aunque siente su garganta secarse por completo cuando ve la casa que tienen enfrente, decide carraspear y preguntar para asegurarse.

─¿Es justo esta?

─Si. El señor Han no está, me pidió que le diera unas cuantas indicaciones. Vamos.

Como si fuera un rompecabezas, el cerebro de Minho empieza a crear miles de escenarios a la vez que baja del coche, caminando a un lado del corpulento hombre con la vista baja, repasando una y otra vez ese nombre.

─Él... Digo, el señor Han, ¿de qué trabaja?

Todo su cuerpo empieza a sentirse nervioso cuando el hombre gira el rostro en su dirección mirándolo verdaderamente confuso, y como si el destino estuviera en su contra, Minho siente sus piernas flaquear cuando de su boca salen pronunciadas las palabras que más temía.

─¿No conoce Han's Company? 

¡Por supuesto que lo hace! No cree que haya ni una sola persona en todo Seul que no lo haga. Dios, ¿dónde fue a meterse?

─No, si, creo que si...

El chico da un asentimiento con su cabeza antes de abrir la puerta y el castaño siente que debe poner una mano en su barbilla para que su boca no se abra hasta el suelo una vez que entra. Si bien no es exageradamente enorme ni un palacio de princesas como los que tienen los ricos en las películas, puedes decir con solo mirar que es bastante lujosa, desde la amplitud del salón hasta las cortas escaleras de caracol que llevan a las habitaciones que Minho muere por ver.

─Bien, el señor Han dijo que puede empezar por donde quiera y repartir las tareas entre los dos días que viene a su elección. Lo único que no es necesario que limpie está detrás de esa puerta cerrada. -Señala. ─Vendré a recogerlo a su hora, pero si necesita algo dejó un papel sobre la encimera de la cocina con mi número, el del otro chófer y por supuesto, el suyo. Ya que viene a esta hora tendrá cuarenta minutos para almorzar cuando sea el momento. Ah, si, dijo que puede ocupar la ducha de la habitación de invitados si lo necesita una vez que acabe.

─¿Enserio? -Pregunta sorprendido. ─Vaya...

─¿Tiene alguna pregunta?

─Ninguna... ¿Creo?

─Está bien, yo me marcho ya. Si necesita algo, por favor, no dude en llamar.

─Entendido, gracias...

Cuando por fin se queda solo, suelta todo el aire que puede a través de sus labios, comenzando a dar cortos pasos por el salón para investigar un poco, terminando su recorrido en la cocina y, aprovechando que está solo llevando sus manos a su boca, soltando un bajo y agudo grito contra estas.

¡Es perfecta! Sin duda alguna Minho daría lo que fuera por poder cocinar ahí todos los días. Solo le hizo falta dar un ligero vistazo a la casa para saber que va a disfrutar este trabajo.

Pues, aunque quizá para el resto no sea de lo más divertido, Minho adora limpiar, ordenar y recolocar las cosas poniéndolas en un patrón especifico hasta que su vista se canse y volver a empezar todo de nuevo a las pocas semanas. El único problema es hacerlo en su pequeño estudio, donde cada vez que limpia, algo termina por romperse o nada queda como él quiere, estresándolo.

A diferencia de este lugar, que es exactamente como en los videos de señoras limpiando sus perfectas casas y doblando ropa que Minho mira antes de dormir porque le causan relajación.

—¿Por dónde debería empezar...? -Susurra.-

Tan solo le hace falta volver a echar un rápido vistazo alrededor para decidirse, comenzando por la zona del salón.

Realmente el tiempo se le pasa volando, mentalmente agradece qué, para su ayuda la zona no está tan sucia y desordenada como él esperaba.

Lo único que puede destacar son los varios paquetes de ramen instantáneo regados por la mesa de la sala y la cocina.

Levanta la cabeza de lo que está haciendo cuando escucha el timbre de una llamada entrante en su teléfono, sacudiendo sus manos y andando con rapidez, guiándose por el sonido al no recordar donde lo puso.

─¿Hola?

Buenos días, Minho. Una disculpa por no haber estado ahí personalmente... ¿Es todo de tu agrado?

─Oh, buenos días... Claro que si.

¿Hoseok te explicó todo?

—Si, lo hizo.

Cualquier cosa que necesites discutir, o si no estás de acuerdo en algo espero que lo digas.

—¿Cómo iba a no estar de acuerdo con algo? Todo es genial... Y tu casa es increíble, totalmente de mi agrado, créeme.

Minho muerde su labio inferior en arrepentimiento por la vergüenza cuando oye apenas una baja y corta risa al otro lado de la linea, llevando sus dedos a sus labios y jugueteando un poco con estos.

Estoy seguro de que si mi casa pudiera hablar también diría que es un placer tenerte ahí.

... Supongo que eso es un gran piropo. -murmura divertido, algo perplejo.-

Tengo que volver al trabajo, cualquier cosa no dudes en llamar, y no te reprimas en expresarte. Ten un buen día, Minho.

—Entendido... Igualmente, y gracias.

Una vez la llamada es colgada coloca sus manos sobre su cadera, procesando todo antes de continuar y no pudiendo evitar el susurro que escapa de su boca.

—Él es tan genial, uh...


Por algún motivo Wattpad me está dando problemas hoy así que ni voy a corregir el cap, lo haré en otro momento </3

Can i be your stepdad? | hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora