14. El Beso

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Luisita pasó la semana de un lado a otro ayudando a sus padres, su abuelo y su hermana en sus respectivos locales a acabar de decorar todo lo más bonito y navideño posible, tomaba nota de las reservas que cada vez eran más. Desde el lunes Ana la había mandado un mensaje cada mañana deseando que tuviera un día genial y le recordaba cuantos días quedaban hasta el sábado, nochebuena, el día que habían quedado para desayunar.

Amelia había estado tan ocupada esa semana con funciones dobles por las fechas y pensando qué hacer en navidad que se le había olvidado del todo la rabia. Era viernes y se decidió a bajar a desayunar al Asturiano arrastrada por Sara, pese a que no le apetecía del todo porque sabía que se encontraría a Luisita y no quería bloquearse de nuevo al verla.

Cuando entraron por la puerta fue lo primero en lo que se fijó, atendiendo a una mesa con su mejor sonrisa allí estaba la rubia, deslumbrantemente guapa. Pelayo salió de la barra a saludarlas en cuanto las vio entrar sin darle mucho margen a deleitarse con aquella imagen.

- ¡Feliz navidad chiquillas! Por si no os veo en estas fechas. Que alegría teneros por aquí.

- La verdad es que después de desayunar me voy a ver a mi familia, así que feliz navidad para usted también Pelayo. - Dijo Sara abrazándole.

- ¿Amelia tu también te irás? - Preguntaba Luisita mientras asomaba la cabeza por detrás de su abuelo mirándola con una tímida sonrisa.

- Todavía no lo sé, no creo que sea muy bien recibida en casa, Sara me ha dicho que me vaya con ella pero no se qué haré, supongo que veré alguna película hasta la hora de salir a tomar algo. Me encontré con tu hermana María y me dijo que ha estado decorando toda la semana el Kings y me invitó a su fiesta de nochebuena.

- De eso nada Amelia, tu no te vas a quedar sola, si no tienes con quien cenar en nuestra casa eres siempre más que bienvenida, seguro que a Marcelino no le importa hacer un poco más de comida para deleitarte. Pero no cenes sola en nochebuena hija, mi nieta siempre dice que nochebuena es el día con más magia del año. - Decía Pelayo agarrando el hombro de Amelia.

- Gracias por la oferta Pelayo, pero tampoco quiero molestar, son días para estar en familia.

- Con lo que habla mi nieta de ti tu ya eres como de la familia Amelia, piénsatelo, estás más que invitada. Ahora os tengo que dejar que el deber me llama, Luisita hija, aprovecha y desayuna con tus amigas ahora que está más tranquilo el bar.

- No hace falta abuelo puedo seguir trabajando.

- No te preocupes, esta tu padre en la cocina y ya sabes lo rápido que va, aprovecha ahora que eres joven.

Amelia se sentó en una mesa con tres sillas y cuando Luisita la miró señaló una de ellas haciéndole un gesto de que se sentará allí.

- Yo tampoco os quería molestar chicas.

- No molestas tonta, nosotras encantadas, además últimamente no te he visto nada Luisita. - Decía Sara- Bueno, menos el otro día con Ana, pero eso no cuenta como ver.

Amelia bajo la cabeza, ¿de verdad su amiga estaba haciendo esto? ¿El primer tema de conversación tenía que ser Ana?

- Es verdad, no hemos coincidido ni un poco, y ahora si te vas imagino que menos, a la vuelta tendrás que ponernos al día.

- Al menos sé que Amelia se queda en buenas manos si va al Kings en nochebuena, ¿Imagino que trabajas no?

- Aún no sé si me voy a ir, pero tampoco necesito niñera, no te ofendas Luisita. - Cortó Amelia a su amiga.

- La verdad es que no trabajo, como es mi día preferido del año, mi hermana me deja librar para que pueda disfrutar de la noche, aunque igualmente voy al bar, soy masoca - Amelia intentaba disimular una gran sonrisa ante aquellas palabras de Luisita.

El ApagónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora