15. Una noche... Buena

2K 221 343
                                    

Tras aquel beso, por instinto, Luisita miró a ambos lados y se cercioró de que nadie las había visto. No sabía si era por vergüenza ya que no era dada a muestras de afecto en público, no tenía claro si era por miedo a tener que dar explicaciones de lo que acababa de pasar o porque Amelia era una mujer y ese beso era el primero de verdad que se daba con una.

Amelia tenía ganas de hablar con ella tantas cosas. Estaban hipnotizadas en ese momento, no tenían ningún contacto físico, estaban paradas la una frente a la otra, mirándose, sonriéndose, deleitándose con ese momento. No las hacía falta tocarse para sentirse pues en esa mirada saltaban chispas y había tanto sentimiento. Era como si aún siguieran sintiendo los labios de la otra en los suyos.

Un contacto en el hombro hizo a Luisita volver a la tierra, su hermana María y Nacho estaban allí. Amelia al verles se sonrojó sin saber muy bien dónde meterse ¿Les habían visto? Se preguntaban ambas por un momento, aunque Luisita ya había inspeccionado el terreno antes y se autoconvencía de que nadie lo había echo. La rubia miraba a Amelia que estaba en tensión, y le dedicó una sonrisa tras la que se relajó.

- María... ¿Se puede saber qué estas haciendo aquí? - Dijo Luisita enfadada saltando como un resorte.

- Estoy mejor, este es mi bar, y es una noche importante para ti, no te iba a hacer esto. - María miraba a Amelia, no tenía claro si había interrumpido algo, las miraba a las dos, su hermana estaba visiblemente nerviosa.

- Bueno yo... Voy a ver si me doy una vuelta hasta que vengan mis amigas, que son unas tardonas, María cuídate mucho y si necesitáis ayuda decírmelo, no es mi punto fuerte servir copas pero puedo ayudar. - Miró tímidamente a la rubia- Luego hablamos Luisita. - Amelia se daba la vuelta sonriendo deseando salir de allí tras la mirada analizante que acababa de echarle María, se sentó en una mesa lo suficientemente alejada de ellas.

- María si es que no hacía falta que vinieras, casi no hay gente y puedo apañármelas de verdad.

- Estoy mejor, te lo prometo, oye Luisita... - Miró de reojo hacia donde estaba Amelia - ¿He interrumpido algo?

- ¿Algo? ¿Qué? No, no... - Luchó consigo misma por sonar lo más convincente posible.- Ya me gustaría.

- No sé, por un momento me había parecido que... - Miraba a su hermana y la notaba más tranquila - Serán cosas mías, perdona. -Ana, Paula y Carol pasaban por su lado saludando a Luisita con la mano y se dirigían a la mesa de Amelia.- Si quieres ve con tus amigas Luisita, que yo estoy bien.

¿Con sus amigas? Pensaba mientras Ana y Amelia se abrazaban, que sensación más incómoda, su cuerpo se llenaba de sudores fríos viendo aquel saludo. Aunque pensándolo bien no tenía porqué hacerlo, las cosas habían quedado bastante claras por la mañana con Ana y ella aún tenía el sabor de Amelia en sus labios.

- No seas imbécil, yo me quedo contigo.

Se metieron tras la barra y la situación incómoda la perseguía de nuevo al ver como Amelia y Ana se acercaban a la barra entre risas. Mientras, de fondo, podía ver como en la mesa que habían abandonado las chicas seguían Carol y Paula, comiéndose a besos, entre abrazos y caricias, que bonita pareja hacían.

- Feliz navidad a la camarera más preciosa del mundo, ¿nos pones una cervecita? Porfi. - Ana se veía visiblemente contenta, Luisita no acertaba a saber si era por el alcohol, y la noche prácticamente acababa de empezar.

- Feliz navidad Ana, ahora mismo voy.

Luisita buscaba las cervezas mientras terminaba de atender a una pareja y Amelia miraba a Ana.

- Creo que ya has bebido mucho en la cena ¿no amiga?

- ¿Por qué lo dices?

- Por tu forma tan expresiva de saludar a la rubia.

El ApagónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora