25. El Plan II

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Luisita sonreía mirando el sobre que venía acompañado de una piruleta con forma de corazón.

- Amelia, ¿De verdad hay más? 

 Abría la piruleta y la introducía en su boca, empezó a jugar con ella entre los labios para después pasear su lengua por encima, sin dejar de mirar a la morena. Amelia se quedaba observándola y se le empezaba a caer la baba, ¿En qué momento pensó que esto no iba a terminar con las pocas fuerzas que le quedaban para contenerse a tirarse sobre ella?

- Como sigas chupando así no se si vamos a saltarnos alguno de los sitios. - Tragó saliva mirándola con deseo.

- ¿Quieres? - Decía sugerente, riéndose, sabía perfectamente lo que provocaba en la morena al verla jugar con aquel dulce, su mirada desprendía fuego.

La rubia sonreía y ofrecía el corazón de azúcar, Amelia asentía y sin previo aviso se lanzó a lamer el labio de Luisita, agarraba su nuca con una mano y su espalda con la otra, tirando de su cuerpo para sentirla más cerca. Esta vez era Luisita quien, con la mano que no sostenía la piruleta, acariciaba su pierna, el contacto era mucho más suave que el que Amelia intentaba buscar.

Amelia mordía el labio de Luisita con ganas, lamía cada espacio de su boca jugando con su lengua, la temperatura de nuevo aumentaba. Luisita detuvo su mano cuando ya rozaba su entrepierna y se separó de ella.

- Amelia... - La veía con los ojos cargados de deseo, era prácticamente imposible resistirse a ella, dejaba besos entre las letras que Luisita intentaba sacar de su boca. - Amelia... - La empujó suavemente, hasta separarle de ella a una distancia prudencial como para evitar los besos que empezaban a hacer que su razón se perdiera, al igual que ya lo habían hecho hace un rato sus bragas llenas de humedad.

- Amelia, yo no quiero saltarme ninguno de los sitios de tu plan, perdona, se que ha sido mi culpa.

- ¿Por qué me pides perdón?

- Por excitarte... -Amelia se reía a carcajadas.

- Pues que sea la última vez que me pides perdón por eso cariño. - La besaba de nuevo, de forma más tranquila.

- Es que te miro y...

- Y... Yo. Pero me esta encantando nuestra cita.

Luisita abría el sobre y veía otra nota.

- Un sitio para coger fuerzas con unas buenas vistas, aunque el mejor monumento siempre serás tú... - Daba la vuelta a la nota - P48H+RX . Este me suena, es el que me diste como pista, que idiota, podía haberlo buscado en Google Maps mucho antes, aunque me hubiese cargado el misterio.

Amelia pasaba el dedo por su teléfono, no hablaba pero no dejaba de sonreír, y metía las coordenadas.

- Pero Amelia, esto esta lejos... Tardamos como media hora, y esta diluviando.

- Con este frío tal vez más que llover lo más normal es que nos nieve, por eso te dije que vinieras preparada. - La rubia se sorprendía - Tranquila.

Luisita se agarraba de nuevo a la mano de Amelia en la palanca de cambios, empezaba a convertirse en costumbre, en una de las que gustan, sentía hormigueos en su estómago cada vez que la morena dejaba una caricia con sus dedos.

Entre música y miradas cómplices llegaron por fin a un pequeño pueblo, un castillo las recibía en la entrada, con un cartel bajo sus jardines "Manzanares el Real" podía leerse.

- ¿Pero de verdad? - Decía la rubia incrédula - Si es el pueblo de mi amiga.

- Te dije que ya habías estado... Pero también dije que me parecía un sitio romántico, solo tenía que demostrarte por qué.

El ApagónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora