Capítulo 21

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23 de abril de 2012

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23 de abril de 2012. Madrid.

Mario se dirige a casa de Brian para hablar con David. Al llegar, llama a la puerta y le abre alguien que no conoce. ¿Quién es?

—Hola. ¿A quién buscas? —pregunta el hombre desconocido, con tono adusto—. Más bien; ¿quién eres?

«Yo también estoy encantado de conocerte», piensa Mario y entra a la casa. Sin embargo, al entrar, el hombre desconocido le dice que salga inmediatamente y, acto seguido, le pide que se identifique.

—Está bien —suspira—. Soy Mario Dávila. Busco a David. Me imagino que lo conocerás.

—Sí, claro que lo conozco. Por eso estoy aquí, ¿no crees? —le responde el hombre desconocido a Mario soltando una pequeña carcajada—. ¿Y qué es lo que quieres?

—¿Quién eres y qué es lo que quieres tú? ¿Por qué estás aquí?

—Eh, para el carro. Tampoco vayas tan directo al grano, pequeño. Soy Luis, un amigo de David. He venido a pasar el rato —¿Luis? No puede ser. ¿Será este Luis? ¿El amigo de Norman y el segundón de OCZ? ¿Ese que infiltró a David a la banda como espía?

Mario intenta disimular su reacción de sorpresa. Actuará como si no supiera nada. Aunque, aprovechando la situación, le hará un par de preguntas.

—Qué casualidad. Yo también venía a hablar con él. ¿De qué tenéis que hablar?

—David no lleva muy bien el secuestro de Brian. Sé que está preocupado y he venido para que no se sienta solo. ¿Y tú? —miente. Luis miente; es obvio que está mintiendo. No ha venido para hablar del secuestro de Brian. Algo extraño pasa.

—Tenemos que hablar de nuestras cosas. ¿Puedo pasar?

—Claro, ¿por qué no? Acabo de bajar de su habitación, supongo que seguirá allí. Está en la segunda planta, mano derecha, la primera puerta que encuentras. No es complicado el camino —le responde el ojiazul.

—Vale, muchas gracias. ¿Te vas a quedar aquí?

—No. De hecho, yo ya me iba. No quiero entrometerme en vuestra "íntima conversación" —responde Luis con tono irónico, haciendo gestos con los dedos, refiriéndose a la expresión "entre comillas". Ese hombre da muy mala espina.

Mario sube a la segunda planta y sigue las indicaciones de Luis. Ya se encuentra frente a la puerta de la habitación de David. Con miedo, se atreve a llamar. Ya ha aporreado la puerta más de cuatro veces y no le ha abierto nadie. ¿Será que Luis le ha mentido? ¿O Norman ha atacado de nuevo y lo ha secuestrado también? O incluso peor, ¿y si lo ha matado?

—¡David, soy Mario Dávila! ¡Ábreme la puerta, por favor!

Se oyen pasos que se acercan a la puerta. Claramente, es David. Este la abre y enarca una ceja.

—¿Mario? ¿El amigo de Brian?

—Sí. ¿Te he pillado desprevenido?

—No, no, no estaba haciendo nada. Tan solo leyendo un poco. ¿Qué haces tú aquí?

—Necesito hablar contigo.

—¿Hablar conmigo? —enarca una ceja—. ¿De qué? Si no nos conocemos de nada.

—Lo sé, David. Pero se trata de algo muy importante. Tengo que hablar contigo sobre Norman.

—¿Norman? —David abre los ojos como platos cuando escucha ese nombre. Se le cae el libro que tiene en la mano. Traga saliva—. ¿Hablas de Norman, jefe y fundador de OCZ?

—Lamento decirlo, pero sí. Estoy investigando a OCZ. Lo necesito hacer para salvar a Brian. He venido para que me ayudes a encontrarlo. ¿Tienes su número de teléfono?

—¿Norman sabe que estás haciendo todo esto? —pregunta.

—¿No? Supongo que no. No lo sé, pero el caso es que tengo que hablar con él. Tiene que contarme qué es lo que se trae entre manos. Necesito saber si el secuestro de Brian es por simple venganza contra tu madre, o si se trata de algo más jodido que implique directamente a Brian. O a mí.

David se ríe a carcajadas tras escuchar a Mario. ¿Qué es lo que le hace tanta gracia?

—Mario, no seas tan utopista. Norman no es un tipo cualquiera. Si se entera de que tú, un chico de dieciséis años totalmente ajeno a OCZ está investigando su organización, te matará. Y no solo irá por ti, sino también irá a por tu familia. Es un hombre muy peligroso, tío. No tienes ni idea del riesgo que estás tomando.

—Lo sé. Pero estoy haciendo todo esto por Brian. Lo quiero de vuelta. Necesito recuperarlo. Si tengo que jugarme la vida por él, lo haré. Y tú eres el único que puede llevarme hacia Norman ahora mismo.

—Olvídate. Es imposible. Sí, tengo su número de teléfono, pero no, no pienso llamarle, y mucho menos dejar que entre a mi casa. Norman me odia.

—¿Por qué?

—Descubrió que yo estaba en OCZ para espiarle. Menos mal que fue a la cárcel y Luis me echó de la organización, si no, a saber qué me hubiera hecho ese pedazo de cabrón.

—¿Crees que si te ve puede llegar a matarte?

—No sería la primera vez que lo intenta.

—Yo también estoy tomando un riesgo. Es más, diría que mucho más grande que el que estás tomando tú. Pero piensa, David: todo esto lo hacemos por Brian. Le quiero mucho, y sé que en el fondo tú también. Si no hacemos esto, nunca volveremos a verle. ¿Estás conmigo?

Finalmente, David decide que sí, que lo llamará y le hará hablar. Al fin y al cabo, si es que Norman está planeando algo contra él, tarde o temprano tiene que ocurrir. Asiente, le estrecha la mano a Mario, y se ponen manos a la obra.

¿Por qué a mí? (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora