CAPÍTULO QUINCE

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Schneider

Artemisa Walker

— ¿A quién mierda dejaron entrar? — respiro con dificultad.

— A nadie señorita.

Intentó tranquilizar mi respiración y me voy antes de hacer algo que me meta en líos, al entrar nuevamente en el apartamento, veo las flores que se encuentran en la mesita de centro y sin pensarlo, las tiro.

Rosas negras.

— Italiano de mierda — grito.

Me paso las manos por el cabello, veo la nota que había dejado hace unos momentos.

Ya me tienes, principessa.

El tablero se encuentra en la mesa, te toca dar tu movimiento.

Antoni.

Ni una palabra más, el que haya podido entrar en donde estoy, significa que ya averiguo todo y no se si eso es bueno o malo, al final de todo es para lo que vine, para atraparlo y eso me ponía nuevamente en su mira, rompo la nota y la tiro.

No lo lograste antes, no lo harás ahora.

— Me toca dar mi movimiento — habló a la nada —, pero no lo haré, aún.

Salgo al balcón, dejando que el aire frío acaricie mi rostro. Me recuesto en el barandal, colocando mi rostro entre mis manos.

Pocos días aquí y ya me siento cansada.

Antes de poder seguir divagando entre mis pensamientos, el sonido del celular se hace presente, haciendo que lo saque del bolsillo trasero de mi pantalón.

— ¿Por qué no me has nombrado en tu lista? — cuestiona papá en bien contesto.

— ¿En qué lista? — hago una mueca a pesar de que no me ve.

— Para entrar a tu apartamento— aclara ofendido.

— Porque nunca vas de visita a donde vivo, papá.

— Bueno, ya estoy aquí, por lo que debes de permitir el ingreso — habla.

— Pasa — demandó.

Cuelgo y a los minutos se escucha los toques de la puerta, abro y no al visualizarlo, veo las canas que pintan en su cabello, aunque son casi inexistentes.

— Viejo — digo divertida.

— Niña — contesta a la par.

Me envuelve en sus brazos sin pensarlo y le correspondo, se separa un poco revisando con la mirada.

— Estoy bien — ruedo los ojos —. Tardaste en venir, ya que mañana tendré otra misión.

— Lo sé — asiente —, vine a que platiquemos y decirte que tengas cuidado.

Le hago señas para que pase y me sigue hasta el medio de la sala.

— ¿Te quedas a dormir? — pregunto.

— Si lo aceptas, por supuesto que sí — me sonríe.

— Si puedes — asiento —, hay una habitación de huéspedes.

— Bueno — levanta las bolsas que tiene en su mano —, traje comida, ya que imagine que no tenías nada en tu refrigerador.

— Eso es ofensivo — lo empujo un poco —, pero es cierto.

Se ríe y empieza a sacar los tapers, los cuales son mucho de diferentes comidas.

— Hoy será una noche larga — suelto un suspiro.

Entre Demonios [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora