CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

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Hotel: Parte II
Artemisa Walker.

— Déjate de esos absurdos apodos — habla mientras se voltea —. Me sorprende que hayas creído que no vendría.

— Quería pretender que sucedió un milagro — me encojo de hombros —, pero no fue así y me di cuenta cuando uno de tus matones me quedo mirando.

Me observa con una sonrisa ladina la cual se la devuelvo.

— Dijimos que nada de distracciones, Artemisa — habla poniéndose serio —. Christopher Morgan ya te hizo daño, no permitas que lo vuelva hacer.

— No te metas en esos asuntos ¿si? — pido.

— No hagas que empiece hacer las cosas a mi manera — advierte.

— No será necesario.

Asiente y pasa por mi lado dejando un pequeño beso en mi coronilla, no hago preguntas ni nada más, ya que no estamos en un lugar para entablar una conversación normal entre nosotros dos, por lo que lo dejo ir. Vuelvo al salón y visualizo que en la mesa no hay nadie, por lo que miro la pista de baile notando que Angela se encuentra con un andes y Christopher... él se encuentra con Rachel.

— La subasta está por empezar, hay que conseguir las llaves — informa Patrick.

— Yo me encargo — aviso y emprendo camino hacia Leandro.

— No...— empieza Christopher pero yo ya estoy pasando junto al hombre.

— ¿Bleer? — cuestiona y me hago la sorprendida al voltear —. ¿Cómo la estás pasando?

— Todo esta magnifico — sonrío.

— ¿Me concedes esta pieza? — habla extendiéndome la mano.

Me muerdo el labio inferior mientras asiento y dejo que tome mi mano llevándome al centro de la pista de baile, el lugar se inunda con un tango por lo que el hombre me pega más a él.

— ¿Lista? — habla con su rostro junto al mío.

— Lista.

Toma la iniciativa guiándome por el salón como si fuera todo un profesional y lo hace de maravilla, nuestros pasos se encuentran sincronizados, no hay tropezones, ni incomodidades, ambos nos movemos con elegancia por el lugar sin perder la sensualidad que emerge en las notas musicales.

Me da vuelta haciendo que mi espalda quede contra su pecho, veo más adelante de donde estamos y encuentra Christopher pendiente de lo que está sucediendo, mi respiración se está volviendo desastre por los movimientos, pero nuestra conexión de mirada no dura mucho, ya que Leonardo se adueña de todo empezando con las vueltas que nos deslizan por el lugar.

Las últimas notas musicales se hacen presentes y aprovecho para hacer un pequeño deslizamiento hacia abajo, obteniendo así acceso a las llaves y dejando maravillado al hombre que me agarra de la nuca juntando más nuestros rostros, sin llegar a besarme. Nos quedamos así unos momentos, tengo las llaves hechas puño en mi mano mientras sus ojos visualizan todo mi rostro antes de sonreír y alejarnos.

— Eso fue perfecto — dice guiñándome el ojo.

— Lo fue.

Asiente y se va hacia la tarima donde se arregla el saco.

— Lo tengo — aviso.

— Señoras y señores — empieza hablar Leandro desde aquel lugar —, espero se encuentren disfrutando de la velada, porque ahora viene lo mejor, les invito a seguirme al salón de juegos de azar, para dar por iniciada la mejor parte de la noche junto con una exquisiteces de mujeres.

Entre Demonios [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora