El Adiós

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La flecha ha impactado. A juzgar por el sonido del choque, no sabría determinar con precisión contra qué o quién ha impactado, pero el daño está hecho y ahora es irreversible.

En unos pocos segundos, millones de teorías se arremolinan en mi cabeza. Quizás Tobias y Tris esquivaron el disparo, quizás lo interceptaron con algo, quizás la flecha siguió de largo y llegó hasta al fondo de la habitación donde se halla la trans-plana... Aunque las posibilidades son infinitas, hay una realidad ante mis ojos; sin embargo, no soy lo suficientemente valiente como para abrirlos y enfrentarla. Porque soy una cobarde, siempre lo he sido, y en vez de reaccionar ante la situación, me esfuerzo en evadirla, en esconderme.

Reúno fuerzas y abro los ojos. Ahora, ambos tributos se hallan desparramados en el suelo, tanto Tobias como Tris. Esta última se halla inclinada ante su novio. Mierda, mierda, mierda. Esto no puede estar pasando. No a estas alturas.

Pareciera como si la flecha hubiera sido dirigida originalmente hacia Tris y Tobias hubiera interferido. Un sacrificio noble.

Me acerco a la pareja. Del pecho del muchacho sobresale una varilla roja de madera, enterrada en su piel profundamente. La sangre y las lágrimas de Tris empapan su ropa.

- No - susurra ella, entre sollozos -. No, no, no. ¡No!

El nudo en mi garganta comienza a formarse. La presencia de Legolas pasa casi desapercibida ante la escena que se desarrolla ante mis ojos.

- Tobias, escucha por favor - sigue la rubia, que toma el rostro de Tobias entre sus manos -. Vas a recuperarte. Te llevaremos de regreso. Tienes que resistir. No puedes dejarnos ahora que estamos a unos pasos de la salida.

Los ojos de su novio son tristes y cargados de dolor, pero también reflejan cierta sensación de relajación.

- Lo lograste - responde el chico, entre gemidos -. Volverás a casa y continuarás con tu vida como si nada hubiese pasado.

- Lo logramos - lo corrige Tris -. Y no me voy de aquí sin ti. No tengo pensado...

- Basta, por favor - la interrumpe él, violentamente. Hace una pausa para recuperar oxígeno y luego vuelve a hablar -. Casi te pierdo una vez, y luego te perdí de nuevo como un completo idiota. No podía permitirme que sucediera nuevamente. No lo entenderás, y tampoco cuento con el tiempo necesario para explicártelo, pero debes comprender que te amo, y tú vida vale mucho más que la mía. Mereces vivir.

Tobias se aparta y escupe sangre. Me doy por vencida y dejo que las lágrimas fluyan y se deslicen por mis mejillas.

- Nunca me perdiste, sigo aquí - dice Tris -. Y siempre estaré aquí. Contigo.

El muchacho le dedica una sonrisa triste.

- Te quiero, Tris.

- Yo también te quiero, Tobias.

Ella se inclina hacia delante y lo besa suavemente. Un último beso. Cuando la muchacha se aparta, los ojos de él están cerrados y sus músculos carecen de fuerza. Tris suelta un grito desgarrador que me golpea con fuerza.

El sonido del cañonazo me golpea aún más fuerte.

***

Legolas ha desaparecido. No sé a dónde ha ido ni por donde ha escapado. Simplemente se esfumó. Quizás fue la culpa la que terminó acabando con él.

Me asomo por la ventana. Afuera, la batalla se desenvuelve con ferocidad. Harry, Percy y Thomas han acabado con el dragón y ahora el combate central se da entre ambos bandos de tributos. Disparos, cuchillos, hechizos, encantamientos y rocas surcan el aire, en un desenfrenado intercambio de ataques. ¿Cómo vamos a acabar con todos ellos y evitar que escapen en lugar de nosotros?

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