Al llegar al Antiguo Capitolio, ingreso en la habitación que me asignan y me tumbo en la cama mirando al techo.
El proceso es una tortura. No puedo detener las miles de imágenes que aparecen en mi cabeza. ¿Cuantas veces más tendré que pasar por esto? ¿Acaso el destino quiere que permanezca alejada de mi familia, de Prim? Me remuevo, intentando no pensar en ella. Se me hace un nudo en la garganta cada vez que lo hago.
Por lo menos tengo a Peeta. La forma en la que me mira es lo único que me da esperanzas en este momento. No obstante, la depresión y el malestar están ganando terreno y me es cada vez más difícil mantenerme firme. El detalle de los demás tributos contribuyó en gran parte a esto. No dejo de pensar en ellos desde que vimos las cintas de las Cosechas.
Tocan la puerta y me obligo a levantarme de la cama, realizando un gran esfuerzo. Al abrirla, descubro que es mi nueva estilista. No tiene el mismo estilo excéntrico y rebuscado del Capitolio al cual estoy acostumbrada. Por suerte, se extinguió cuando finalizó la guerra.
- Hola - saluda, con una sonrisa radiante -. Solo quería avisar que dentro de unos minutos comenzaremos con los preparativos para el Desfile de Tributos de esta noche.
Aunque me cuesta horrores, me obligo a sonreírle.- Gracias por el dato - respondo -. Me estaré alistando.
Ella asiente y se retira a paso rápido.
Cierro la puerta, apoyo mi espalda contra esta y me deslizo hasta sentarme en el piso.
Justo después, las lágrimas aparecen.
***
Contemplo mi nuevo atuendo en el espejo. Es una combinación de mi vestido de sinsajo que utilicé para la entrevista durante el Vasallaje y el traje de guerra que tanto me caracterizó durante la revolución. Las plumas negras están muy presentes, pero no hay rastro de las llamas. Me pregunto dónde las instalarán este año.
El atuendo me aprieta las costillas y se me hace imposible moverme con él. Maldigo en voz baja. Si bien me hace lucir imponente y amenazante, no creo que aguante llevarlo puesto demasiado tiempo.
La estilista ingresa a la habitación y me desnuda con los ojos, maravillada.
- Te ves hermosa - dice, orgullosa de su trabajo.
- Gracias - le respondo.
- Vamos. La ceremonia está a punto de comenzar.
Me acompaña hasta el hangar en el que se encuentran el resto de las carrozas. Algunos tributos se detienen a mirarme; otros, ni se percatan de mi presencia.
Mientras camino hasta mi carro, observo a los de los demás tributos.
Me sorprendo al notar que el carro de los magos no tiene caballos. ¿Cómo se supone que va a avanzar sin ellos? Los jóvenes visten unas túnicas negras y largas que les llegan hasta el suelo.
Sigo caminando y me topó con los vampiros. Su vehículo es negro como la noche, pero brillante y, donde deberían estar los caballos hay dos... lobos. No logro encontrar la diferencia entre un carro tirados por caballos y uno tirado por lobos. ¿Por qué cambiar de animales?El siguiente carro pertenece a los semidioses y tiene un par de olas marinas dibujadas en los laterales. Al principio, no noto nada raro en los caballos de este carro pero, al observarlo detalladamente, descubro que tienen algo extraño. Alas. El muchacho, Percy, acaricia a una de las criaturas. La pareja de semidioses va vestida con túnicas griegas y coronas de laureles.
Los cazadores de sombras, por su parte, llevan un equipo completamente negro y sin una gota de color. Personalmente, su estilo no me agrada, aunque debo admitir que el color oscuro resalta el cabello dorado y brillante del muchacho y la melena colorada de la chica.
Finalmente, distingo a Peeta, apoyado contra nuestro carro, con la mirada perdida en la distancia. Su atuendo es similar al mío, del mismo estilo. Al ver que me acerco, esboza una sonrisa.
- Te ves asombrosa, Sinsajo - me dice.
Le doy un codazo para regañarlo. Odio que me llame de esa forma.
- ¿Has visto los carros de los demás Tributos? - le pregunto -. Son escalofriantes.
- No creo que logren superar al nuestro.
Estiro el cuello para observar al vehículo mejor. Es negro y tiene plumas. No noto nada de especial en él.
- ¿En serio? Porque a mí me parece un tanto aburrido - confieso.
- Espera y verás - me responde y se mete en el interior de un salto.
Me tiende la mano y yo la acepto ya que necesito ayuda para ingresar con el ajustado atuendo. Una vez arriba, espero a la señal que indica el inicio de la ceremonia. Después de unos minutos, los carros comienzan a avanzar despacio. Tomo la mano de Peeta un segundo antes de que salgamos del túnel.
La luz del día me encandila. Entrecierro los ojos para ver mejor. Distingo a los miles de fans en las tribunas que gritan los nombres de los tributos. Me sorprendo al oír que mi nombre es repetido varias veces. Peeta tenía razón. Contamos con la ayuda de los fans.
De repente, comienzo a sentir más calor del que debería. No comprendo por qué hasta que bajo la mirada y descubro de donde proviene. Nuestro carro está en llamas. Los espectadores estallan en vítores.
Miro a Peeta y no puedo evitar reírme. Espero que las llamas sean tan falsas como las de los Juegos anteriores.
Por último, llegamos al círculo de la ciudad. Los obreros han realizado un gran trabajo reconstruyéndola. Casi no quedan indicios de la guerra. Los carros se alinean al frente de la antigua Mansión Presidencial, donde se encuentran los autores.
Suzanne sale al balcón y comienza su discurso.
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Los Juegos Literarios
FanfictionPrepárate para vivir los Juegos más emocionantes jamás celebrados... 8 sagas literarias 16 nuevos Tributos 1 solo ganador. Cuando los autores de las sagas literarias se ponen de acuerdo para organizar unos nuevos Juegos, Katniss deberá armarse de va...