Capitulo 4

2K 245 169
                                    

_________________________________________𝓐𝓬𝓵𝓪𝓻𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼
𝓣/𝓝: 𝓣𝓾 𝓷𝓸𝓶𝓫𝓻𝓮
𝓣/𝓐: 𝓣𝓾 𝓪𝓹𝓮𝓵𝓵𝓲𝓭𝓸
𝓣/𝓐𝓟:𝓣𝓾 𝓪𝓹𝓸𝓭𝓸
_________________________________________

—𝓠𝓾𝓲𝓮𝓻𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓼𝓮𝓪𝓼 𝓵𝓪 𝓷𝓾𝓮𝓿𝓪 𝓶𝓪𝓮𝓼𝓽𝓻𝓪 𝓭𝓮 𝓶𝓪𝓰𝓲𝓪 𝔂 𝓬𝓾𝓲𝓭𝓪𝓭𝓸𝓼 𝓶𝓪𝓰𝓲𝓬𝓸𝓼 𝓣/𝓝.

Abro los ojos sorprendida.

—¿Disculpe? ¡No puedo creer que me este pidiendo esto señora Weems! No tengo ni siquiera un título de pedagoga.
—¿Y la maestra Dolores?
—Bueno Ravvena, ella seguirá de profesora de no ser por tu broma, y T/N fuiste la mejor en de nuestra generación, sin mencionar de que escuché cuando le dijiste a Ravvena que te gustaría quedarte.

¡Dios odiaba cuando escuchaba a través de las puertas y paredes! Cuando eramos más jóvenes discutimos demasiadas veces por esa razón.

Suspiro molesta y miro a Ravvena.

—¿Nos puedes dar un momento a solas por favor?
—Por supuesto.

Ella sale de la habitación rápidamente y miro a Weems.

—¿Por qué esta haciendo esto señora Weems?
—¿Yo? Yo no estoy haciendo nada, solo estoy tratando de asegurarme de que la academia va a estar segura.

Me cruzo de brazos y me río con ironía.

—¿Así que hace esto con todos los tutores de alumnos problemáticos?
—No, pero este es un caso excepcional y tenerte cerca nunca es una mala opción.

Ella sonríe y pongo los ojos en blanco.

—Aún que me encantaría aceptar tu oferta ya tengo un trabajo.
—Un trabajo que haces desde casa.
—¿Como lo sabes?
—Tal vez estuve preguntando por ti.
—Oh fantástico, pero de todas formas tengo un trabajo que merece tiempo.
—Sí, pero puedes hacerlo durante los fines de semana y puedo ayudarte.

Me río y cubro mi cara con mis manos.

—Por supuesto, no hay nada que me gustaría más que su ayuda señora Weems.
—Por favor T/N, solo acepta.

Me quedo en silencio y pienso por un momento, así podría estar cerca de Ravvena y cuidarla, por otro lado tendría que tener a Larissa cerca todos los días.

—Esta bien señora Weems, acepto trabajar aquí pero tengo algunas condiciones.
—Te escucho T/N.
—Primero quiero poder traer a mi gato.
—T/N sabes que las mascotas no están permitidas en Nunca más.
—Bueno, sin el, no hay trato.

Ella suspira y frota su frente.

—De acuerdo, puedes traer a tu gato.
—También quiero la mitad del día viernes libre para poder hacer mi trabajo normal.
—Entiendo, ¿Algo más?
—Sí y lo más importante es que no quiero que se acerque a mí señora Weems.
—Bueno, no se si eso va a ser posible.
—¿Y por qué sería eso?
—Porque vamos a tener que compartir habitación.

Aprieto la mandíbula y pongo los ojos en blanco.

—Muy conveniente para usted eh.
—Lo sé y no me mires como si quisieras matarme T/N.

"Eso es exactamente lo que quiero hacer" pienso mientras cierro los ojos y respiro tratando de guardar la calma.

—Usted dijo que se había ido la antigua maestra, ¿Por qué no puedo usar su habitación?
—Tal vez con ella compartíamos habitación también.

Al escuchar esas siento un punzada de celos pero los disimulo con una sonrisa.

—Bueno si es así tal vez pueda dormir en la misma habitación con Ravvena.
—No, solo hay una cama disponible y es la que esta en mi habitación.

Me quedo en silencio y ella vuelve a hablar.

—Vamos T/N, por los viejos tiempos, yo no muerdo.
—Esta bien señora Weems, mañana voy a estar aquí con mis cosas.

Ella sonríe y asiente.

—Entonces nos vemos mañana T/N.
—Desafortunadamente.

Me levante de mi silla y comienzo a caminar hacia la puerta de la oficina, aparentemente Weems aprendió la lección o esta lo suficientemente conforme de que desde mañana en adelante voy a estar todos los días junto a ella pero no decidió detenerme así que salí de su oficina y vi a Ravvena esperando a afuera.

—¿Aceptaste trabajar aquí?
—Sí pero solo por ti, así que espero que todos los días me regales tu postre en el almuerzo.

Ella se ríe y me abraza con fuerza.

—Por supuesto, estoy muy feliz de te vayas a quedar.
—Yo también pequeña, pero tengo que irme para preparar mis maletas y estar aquí lo más temprano posible.

Ella asiente y beso su mejilla.

—Ahora ve a tu habitación y no te metas en problemas.

Ella se va corriendo y sonrió para mi misma, cuando me subo a mi auto caigo en cuenta de lo que acaba de pasar.

—¿En que mierda me metí?

𝐑𝐨𝐨𝐦𝐦𝐚𝐭𝐞𝐬   | 𝓛𝓪𝓻𝓲𝓼𝓼𝓪 𝓦𝓮𝓮𝓶𝓼 𝓧 𝓵𝓮𝓬𝓽𝓸𝓻𝓪 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora