Capítulo 3

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Echó un vistazo a su alrededor. En otras circunstancias, podría haber disfrutado de la velada, pero hacía meses que algo la inquietaba mucho.

—¿Sucede algo, Hinata-sama?

Hinata miró su diario con el ceño fruncido. De acuerdo con el diario, el próximo año debía graduarse de la academia ninja. Sin embargo, ella seguía atrapada en los muros del clan, entrenando bajo la tutela de su padre y por cuenta propia.

—Um, Kō, ¿cuándo ingresaré a la academia?

Desconcertado por la pregunta de Hinata, Kō levantó la vista de la cama y le dedicó una mirada interrogativa.

—¿La academia ninja de Konoha?

Hinata soltó un largo suspiro y cerró el diario. Kō no tenía idea de lo que era tan interesante al respecto, pero últimamente, Hinata pasaba mucho tiempo absorta en el libro.

"Tal vez es el diario de alguien famoso...", se imaginó.

—Dentro de poco, los ninjas de mi generación aplicarán el examen de graduación. Sino logro ingresar a tiempo, seré la burla de los demás.

Su respuesta dejó a Kō aún más confundido.

—Al ser la heredera directa del Clan, no estás obligada a asistir a la academia.

—¡Eh, ¿no asistiré a la academia?! —dijo, apenas logrando contener su frustración—. Solicita una audiencia para mañana con mi padre, Kō... ah, que sea para después de mi entrenamiento matutino.

Kō se alegraba mucho de que Hinata hubiera superado casi por completo su timidez; de no haberlo hecho, dudaba que pudiera hacerle frente a Hiashi como lo hacía en la actualidad.

—Como ordene, Hinata-sama —respondió, mientras dejó caer suavemente las sábanas—. Su cama esta lista, con su permiso me retiro. Por favor, duerma temprano.

Estaba por su quincuagésima vuelta cuando Hinata se detuvo a recobrar el aliento

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Estaba por su quincuagésima vuelta cuando Hinata se detuvo a recobrar el aliento. Arremangó el largo de su pantalón, dejando a la vista unas piezas de metal atadas a sus tobillos.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había aumentado el peso en sus tobillos, manos y cadera? Unas tres semanas. Nunca había tardado tanto tiempo en acostumbrarse al cambio de peso. ¿Quizá el hecho de apenas dormir había retrasado sus avances?

Con las manos apoyadas en sus rodillas, alzó la mirada hacia la enorme y gruesa roca que se alzaba gloriosamente frente a ella.

Por muchas veces que Hinata golpeara la roca, el daño causado era mínimo. Sin embargo, no estaba dispuesta a rendirse. Paró un momento, inhaló profundamente y comenzó de nuevo a golpear la gruesa roca.

5, 6, 7, 8, 9... con un fuerte estallido las aves salieron volando. Rápidamente, Hinata cubrió sus ojos. Lo había logrado. Después de mucho esfuerzo, por fin había logrado hacerla estallar en muchos pedazos. Tenía la ropa un poco rasgada, empapada de sudor y salpicada de lodo, pero en su rostro se apreciaba una enorme sonrisa de satisfacción.

A su lado, una voz familiar la llamó.

—¡¿Por Kamisama, se encuentra bien, Hinata-sama?!

Hinata apartó su vista de los fragmentos de piedra para volverse hacia la voz.

Era un preocupado Kō. Y por su atuendo, Hinata dedujo que acababa de levantarse. Kō todavía llevaba puesto el overol azul que usaba como pijama y en su mano derecha solo portaba una Kunai.

—Lo logré, Kō. Conseguí completar una parte de mi entrenamiento.

—No puedo alegrarme, Hinata-sama. Al menos no cuando ha puesto en peligro la vida de tantos civiles —dijo, con voz tranquila, Kō—. He respetado cada una de sus decisiones. Por ello no interfiero en su rutina de entrenamiento, pero esto... ¿siquiera se da cuenta del daño que pudo causarse no solo a usted, sino también a todo Konoha? Miles de fragmentos han caído por toda la aldea.

—S-solo...

—Entiendo que desee más fuerza, ¿pero a qué costo? —interrumpió Kō, intentando ocultar su descontento—. ¿Qué es lo que la motiva? ¿Qué quiere proteger? Cuando pueda responder esa interrogante, es cuando su verdadera fuerza brillará.

A Hinata se le hizo un nudo en la garganta.

—¿Qué debería hacer?

—Reflexione mientras caminamos hacia la torre del Hokage —Kō sonrió—. Porque cuando uno comete un error o hiere sin querer a los demás, lo correcto es disculparse por las molestias causadas, ¿verdad?

Caminaron juntos hacia la torre del Hokage, el sol comenzaba a elevarse en el horizonte y los primeros rayos de luz se filtraban por entre los árboles. Hinata se mantuvo en silencio durante el camino, pensando en las palabras de Kō. ¿Qué es lo que realmente quería proteger? ¿Cuál era su verdadera motivación?

Al llegar a la torre del Hokage, Hinata sentía un poco de nerviosismo. Sabía que debía disculparse por su imprudencia y los daños causados a la aldea, pero no podía evitar sentirse avergonzada y arrepentida.

Kō la acompañó hasta la oficina del Hokage y esperó pacientemente fuera mientras Hinata entraba. El Hokage, un anciano sabio y serio, la recibió con una mirada interrogativa.

—Hinata-sama, ¿en qué puedo ayudarte?

Hinata bajó la mirada, sintiéndose pequeña frente a la autoridad del Hokage.

—Hokage-sama, quiero disculparme por los daños causados a la aldea. Fui irresponsable al llevar a cabo mi entrenamiento de esa manera y puse en peligro a los civiles. Lo siento mucho.

El Hokage la observó detenidamente durante unos segundos antes de hablar.

—Hinata-sama, aprecio tu sinceridad y valentía al asumir la responsabilidad por tus acciones. Es importante reconocer nuestros errores y aprender de ellos. A partir de ahora, debes ser más consciente de tus límites y del impacto que tus decisiones pueden tener en los demás. Recuerda que ser un ninja significa proteger y cuidar a los demás, no ponerlos en peligro.

Hinata asintió con seriedad, tomando las palabras del Hokage a corazón.

—Gracias, Hokage-sama. A partir de ahora, seré más consciente de mis acciones y me esforzaré por proteger a los demás de una manera responsable.

El Hokage sonrió, mostrando su aprobación.

—Eso es lo que espero, Hinata-sama. Ahora, ve y aprende de este episodio. Utiliza esta experiencia como una oportunidad para crecer y mejorar tanto en tu camino ninja como en tu responsabilidad en la aldea.

Hinata se inclinó ante el Hokage y salió de la oficina, encontrándose nuevamente con Kō. Él la miró con una mezcla de preocupación y admiración.

—¿Estás bien, Hinata-sama?

Ella sonrió suavemente y asintió.

—Sí, Kō. Gracias por estar a mi lado y recordarme lo importante que es proteger a los demás de manera responsable. A partir de ahora, seré más consciente de mis acciones y trabajaré para convertirme en la ninja que todos esperan que sea.

Kō asintió, visiblemente aliviado.

—Estoy seguro de que lo lograrás, Hinata-sama. Siempre estaré aquí para apoyarte en tu camino.

Juntos, caminaron de regreso al clan Hyūga. 

Las Crónicas de Hinata HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora