Giro el pomo de la puerta hasta que cede y se abre, quiero estar sola durante un rato para poder perderme entre mis pensamientos. Noto que algo dentro de mi no va bien, pero no se lo que es.Siento que lo que hago no está bien, que he fracasado, en cuidar a las personas de mi alrededor, en recordar mi esencia, en la vida, en todo.
Ya no sé quién soy, toda mi vida me he adaptado al modelo de persona que habían formando mis padres para mi. Pero ahora qué puedo ser quien quiera, estar donde quiera y con quien quiera, me da miedo, no lo voy a negar, me da mucho miedo, es demasiado para mi.
Quizá lo mejor sea volver a casa, alejar a Nick y a todos lo peligros que pueda haber, y así hacer que mis amigos puedan continuar con sus vidas tranquilamente. Yo me habré ido y ellos estarán a salvo, aunque al principio les cueste lo superarán. Conocerme ha sido lo peor que les podía pasar.
—¿Breen?
Mi vista se enfoca de nuevo en el techo, no me había dado cuenta de que me he tumbado en la cama. Me seco las lágrimas que hasta ahora no sabía que surcaban mi cara.
Es lo que tiene automachacarse psicológicamente.
—¿Breen?—reconozco la voz de Dedrick al otro lado de la puerta.
—Pasa—digo intentando que no me tiemble la voz.
Es inútil, me tiembla igualmente.
—¿Qué te pasa?
En su cara percibo cierta confusión y preocupación. No quiero hablar con él sobre esto, no sería objetivo, al igual que yo no puedo decir nada malo de él, seguramente él tampoco pueda decirme nada malo.
—Nada.
Cierro los ojos para que las lágrimas no salgan de mis párpados. El colchón se hunde bajo su peso, por lo que debe haberse sentado encima. Sus brazos rodean mi cuerpo, su calor corporal recorre mi piel reconfortando todos mis huesos. Acto seguido besa mi cabeza.
—Estoy aquí para lo que necesites.
—Lo sé.
Me abraza con más fuerza dándome apoyo. Me gusta que respete mi silencio pero que aún así siga estando a mi lado. Él es un ángel que apareció en medio del caos, en realidad no apareció en medio del caos, estaba mucho antes, lo que pasa es que no lo supe valorar por pura rebeldía contra mi padre.
Cada segundo que pasa hace que mis pensamientos anteriores se vayan disolviendo. Puede que sea egoísta de mi parte pero quiero estar con ellos, en las buenas y en las malas, ya hemos pasado por mucho momentos difíciles los tres, ya es hora de que solo lleguen buenos momentos.
También quiero forjar una mejora de mi personalidad, voy a dejar de ser la princesa que depende de Dedrick y de Zeke, voy a tener más confianza conmigo misma, voy a ser más fuerte y voy a ser capaz de pedir ayuda cuando me esté ahogando a mi misma. Pero sobre todo, voy a defender a mis amigos.
—Dedrick.
—Dime.
—¿Te casas conmigo?
Al principio está confuso ante mi cuestión pero luego veo como intenta reprimir una risa. Acaricia levemente mi dedo anular en el qué se encuentra el anillo que meses antes me otorgó.
—Ya estamos prometidos ¿recuerdas?
—Pero va todo muy despacio, no tenemos ni la fecha.
—Porque cierta señorita estaba enfadada conmigo.
Estaba preocupada, veía que les pasaba algo pero ninguno de los dos me lo contaba. La única forma de que cedieran un poco era enfadándome con ellos, aunque puede que sea un poco cruel de mi parte, pero lo hacía por ellos. No es culpa mía, es culpa de Nick por atormentarnos.
—¿Por qué con Zeke no te enfadaste?
Su cara está tan cerca de la mía que nuestras narices prácticamente se rozan. Reviso cada parte de su cara, es imposible ser tan perfecto sin embargo, él lo es.
—Si me enfadara con los dos, qué sería de mi.
—Es que soy perfecto.
Esto último lo dice una voz desde el pasillo, me levanto sobresaltada. Dedrick me sujeta evitando que me caiga al suelo. Zeke está sentado frente a mi en una silla, escuchando nuestra conversación desde allí.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí?
—Un tiempo—confiesa— si en algún momento necesitabais intimidad, mi plan era cerrar la puerta.
—Se suponía que ya estábamos hablando en intimidad.
Se encoge de hombros.
—El chisme me mueve.
Este hombre está loco, te lo digo yo. Niego con la cabeza. Nota para el futuro antes de decir algo que no quiera que alguien se entere comprobar si Zeke está cerca.
—Bueno, ahora que ya estáis reconciliados, necesito consejos.
Sin esperar a que nadie le dé consentimiento, cruza el umbral de la puerta y se sitúa entre nosotros dos. Dedrick le mira con mala cara, yo no sé si sentirme divertida o confusa.
—Me he enamorado—anuncia—pero no os va a gustar de quién, además seguro que no se va a fijar en mi.
Tanto Dedrick como yo le miramos con una cerca enarcada. Puede que por eso es por lo que estaba preocupado antes, es una reacción un poco desproporcionada dada la situación pero así es Zeke.
—¿Por qué no se va a fijar en ti? Eres es típico chico bueno y gracioso y además eres muy guapo—digo apoyando a Zeke.
—¿Quién es?
Le dirijo una mirada de reproche a Dedrick, el pobre Zeke ya está disgustado para que sea brusco con él. No se me ocurre nadie que pueda ser para que no nos guste, además si no nos gustara daría igual, son los sentimientos y la vida de Zeke.
—Es...—baja mirada—la prima de Dedrick, Amaya.
—Eeeh no, no, ella es más joven que tú—dice Dedrick.
—Tan solo tres años.
—Son muchos.
—Dedrick, nosotros nos llevamos dos años, por uno más no pasa nada.
—Pero es mi prima, quiero protegerla.
—¿Tú crees que Zeke le va ha hacer algo malo?
—Supongo que no.
Y así pasamos la media hora siguiente, dando consejos a Zeke mientras fuimos a preparar cosas de la boda, porque dentro de muy poco todo el tormento de mi vida se terminará y me casaré con la persona que amo, rodeada de gente a la que aprecio más que a mi propia vida.
ESTÁS LEYENDO
Un trono de tormento y susurros
أدب المراهقينBreena es una chica que tras la muerte de su hermano queda heredera al trono, nunca pensó que fuera tan difícil ser reina. Junto a Dedrick, el príncipe con el que debe casarse, recorre un largo camino de tormento y susurros. Ella está rota y él es l...