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Pregunta, ¿queréis Segundo libro? Si es así dadle a la estrellita :)
Tras enterarse de lo que había hecho Nick, mi padre quería "compensarme" y lo digo entre comillas porque no, no va a ir a por Dedrick que es la mejor forma de compensarme, sino que me va a regalar un trono. No es que sea lo que yo quiera pero algo es algo. Por lo menos me ha dejado elegirlo a mi. Porque dudo mucho de que conozca mis gustos. Es uno de color negro con decoraciones en plateado. He decidido que si antes del alba no manda a alguien me voy yo a por mi prometido. Aunque pensándolo bien, no tengo claro a dónde tengo que ir a buscarle. Pero no importa, cueste lo que cueste le voy a encontrar.
Llaman a la puerta.

—¡Pasa!

No sé quién es,  pero tampoco hay muchas opciones. O Zeke o mis padres. Espero que sea el primero.Y efectivamente el duque aparece por la puerta.

—¡Pero si es mi compañía favorita!—exclamo.

—¡Y tu mi chica favorita!

Le sonrío orgullosa.

—Espero que nunca llegue el día de que tengas pareja y yo deje de ser tu chica favorita—digo poniéndome la mano en la frente y dejándome caer en el trono dramáticamente.

Se ríe.

—Tu ya tienes un novio que te adora—replica.

—Pero no está aquí, conmigo.

Esbozó una sonrisa triste. Acaricia mi mano con el pulgar de forma consoladora.

—Ya no niegas que sea tu novio.

—¿No lo es?—pregunto confusa.

Parezco tonta sin saberlo, en mi defensa diré que nunca había tenido una relación de ese tipo por voluntad propia, algún beso sí que había dado, pero nunca había salido con alguien como pareja.

—¿No lo sabes?

Se ríe de mi. Frunzo el ceño. Y le doy un golpe con la mano.

—¡Claro que lo sé!

Mi voz suena aguda. Deja de reír.

—Bien, ¿entonces es tu novio?

Me quedo meditándolo. No me ha pedido ser su novia, pero soy su prometida y está claro que entre nosotros hay algo. ¿Entonces? Ay, no sé.

—Si—digo finalmente cruzándome de brazos.

Se ríe tanto que se tiene que agarra la tripa. Vale, ahora sí, ¿lo es? Si. ¿Y por qué se ríe? Te querrá hacer rabiar. Será eso.

—No me parece justo.

Me mira sin comprender.

—No deberíamos estar aquí riéndonos cuando Dedrick puede que no esté bien.

—Yo puedo hacer de él si tu me lo pides, no me importa que me abraces y me beses y...

—Hablo enserio.

—Y yo también, soy tu nuevo Dedrick Horgave.

Un rayo de luz sale de la hoja que está encima de la mesa, la hoja del príncipe alemán. Los dos nos quedamos mirándola perplejos. La hoja se eleva unos pocos centímetros. La toco y un cosquilleo me recorre la punta de los dedos. Se dirige a la puerta.

—¿Qué?—logro decir.

—Creo que tenemos que seguirla.

—¿Dedrick no te habló de esto?

Al mencionar su nombre se ilumina más. Las puertas de la terraza se abren de par en par y entran unas hojas que revolotean a nuestro alrededor para terminar encima de la mesa.

Un trono de tormento y susurros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora