IT'S NOT THINK WHAT YOU [MewGulf]

XVII

Mew esta recostado en uno de los brazos del sofá y en su pecho tiene al castaño, durmiendo con tranquilidad, se había quedado dormido de tanto llorar y él vigilo sus sueños. Observando su calmado semblante. 

Gulf se removió sintiendo su cabeza subir y bajar un poco, los latidos del pelinegro lo tranquilizan, se despegó encontrándose con los ojos del pelinegro quien lo veían con amor.

—Lo siento me quedé dormido, debes estar incómodo por soportar mi peso. 

—Claro que no. Me alegra ser una almohada útil. 

El castaño esta agradecido con Mew por no dejarlo solo, en verdad su corazón sentía muchas cosas buenas por el pelinegro, pero también le duele porque tiene un secreto que obviamente si se entera de seguro lo odiara. 

—Es hora de que comas algo, debes tener hambre —dice el pelinegro.

—También tienes que comer, debiste dejarme aquí e ir a comer —dijo con pena. 

—Estoy bien, prefiero esperar aquí contigo —el pelinegro lo dice con cariño y se aproxima para dar un beso en la mejilla—. ¿Quieres comer pizza? 

—No acostumbro a comer comida chatarra, pero está bien. 

—Eres muy sano —reafirma Mew con una sonrisa. 

Gulf se quita de encima para que el pelinegro pueda sacar su teléfono. Se levanta y obtiene su móvil para buscar mensajes de Tan o Martha quienes le mandaría fotos o mensajes del viaje con sus hijos. Y eso fue así. Tenía varias fotos donde sus chicos se ven felices, viajando en bote por el lago con los flamencos detrás y otras dónde se puede apreciar la fauna y flora. 

—Dentro de 20 minutos llegan —avisa Mew, viendo las fotos que le han enviado al castaño—. Se divierten. 

—Bastante, estoy agradecido con tus padres, han sido muy buenos con ellos. 

—Los quieren, tus hijos son únicos —dice Mew, afirmando la convivencia con ellos. 

—¿Podemos comer en la alfombra y ver una película? Hace mucho que no lo hago. 

—¿No lo haces con los chicos?

—Cuando eran más pequeños lo hacíamos seguido, pero ahora cada uno tiene sus propios intereses y Win se encierra a menudo en el cuarto de Up o prefiere leer libros o jugar ajedrez contigo —hace un puchero. 

—Oh ya veo, te he quitado un poco la atención del conejito. 

—Ahora te quiere más a ti —se queja lindo. 

—Sigue queriéndote —lo rodeo con sus brazos—. Habla mucho de ti, dice que eres un buen papi, muy protector y hermoso —se queda viendo con detenimiento. 

Gulf se perdió en la mirada del pelinegro, estando cerca unió sus labios a él permitiéndole explorar tal sensación calmante y dulce. 

Se alejaron con una sonriente beatitud. Gulf fue por el control y busco una película. Mew fue por vasos y servilletas, para tener todo listo cuando llegara la pizza. 

Sentados sobre la alfombra teniendo como respaldo la parte baja del sofá, los dos novios han terminado de comer y disfrutan del final de la película que veían. Mew tiene una mano sobre el muslo del castaño que está recostado en su hombro. La caja de pizza estaba a un lado conteniendo cuatro pedazos todavía y el can está echado sobre sus patas a una distancia no tan lejana.

—No entiendo ¿por qué no le dio su decisión en persona? —pregunta el pelinegro analizando la decisión del protagonista en la película. 

—No quería que fuese más difícil de lo que es. Posiblemente sabría que si lo decía en persona tal vez no hubiera sido capaz de llevar a cabo su decisión. 

—Pero ella tendría razón. Nadie quiere que el amor de su vida muera y tome una decisión tan drástica como ponerse a dormir.

—No quería verla sufrir, la amaba demasiado para causarle más dolor del que tendría al verlo morir lentamente —aclara el castaño. 

—Viéndolo desde otra perspectiva, tienes razón. De cualquier manera fue difícil para ella —dándose por vencido, el pelinegro estaba triste por la protagonista que sufrió por la partida del amor de su vida. No entendía el concepto de matarse a sí mismo para no hacer sufrir a otros si de cualquier manera moriría. 

—Hay que verlo como una forma de pretención hacia quien se ama —terminó diciendo el castaño, viendo que su novio no estaba conforme con el final de la película. 

—No tiene caso que sea una película de romance si termina triste —cruza los brazos el pelinegro haciendo un mohín. 

Gulf suelta una risita, no había visto este lado del pelinegro y le encantaba. Para calmar un poco la incomodidad, dió un piquito en los labios. 

El pelinegro parpadeo varias veces sonriendo al final. 

—Es absurdo hacer un drama de esto. Lo siento. Es que duele pensar que fue basado en hechos reales. Porque no todos llegan a tener su final feliz. 

—Pero sí tuvo un final feliz. Le enseño a ser más fuerte y algún día tenía que dejarlo ir –corrigió el castaño. 

—Mm, no lo sé. Aún no me convence. Necesito ver otra película que tenga un final feliz para no seguir pensando.

—¿Y si mejor te ayudo a sentirte bien con mis besos? —coquetea Gulf. 

—No es mala idea —dice Mew recibiendo pequeños besos en la barbilla y mejilla, le gustaban los besos de su novio.

Gulf colocó una mano en la mejilla de su novio para besarlo con pasión, mientras fue agarrado por la cintura, podía sentir las fuertes manos frotando con suavidad, tanto que bajaron un poco más de su cintura. 

—Meew… —sonrió en medio del beso—. Estás muy tocón, hoy.

—No puedo evitarlo ¿Te molesta?

—No, puedes tocar cuando quieras. En tanto no provoque ninguna incomodidad. 

—Me siento seguro —contestó el pelinegro siendo sincero. Entendió que la realacion que llevaba con Gulf es sana, el castaño lo cuida, le habla interminables veces de amor y es paciente. Ama está parte de su vida y no la cambiaría. 

De nuevo tomaron al castaño de la cintura, teniendo besos más intensos, robando el aliento mismo. 

Mew se separó del castaño y se levantó ofreciendo una mano. Gulf aceptó la mano y fue levantado para ser llevado en brazos. 

—Meeew, no soy liviano, puedes caerte –dijo Gulf viéndole divertido. 

—No eres pesado y me gustaría llevarte así a la habitación —hizo saber con una intensidad caladora, sus ojos de un negro puro a punto de quemar el corazón del contrario. 

—E-entonces no me sueltes fácilmente porque quiero ser tuyo de nuevo —confirmando el deseo mutuo, fue besado por un segundo para después ser llevado a la recámara.