Los ojos de Lionel se resistían a abrirse, el argentino se sentía como si no hubiera dormido en días.
Despertó en una cama vacía, en una habitación desconocida. Por alguna razón no tenía puesta su camiseta, ésta se encontraba tirada junto a otra de color rojo, el estómago se le hundió cuando leyó el nombre que ponía; Ochoa.
- ¿Memo? - Messi buscaba con los ojos al mexicano, pero la habitación parecía vacía.
El argentino se puso de pie, para seguir buscando, sin embargo sus pasos eran torpes, el calor interno que estaba experimentando apenas y lo dejaba pensar, se sentía débil y solo.
A pesar del silencio en la habitación, Lionel encontró en el aire ese olor exquisito que lo seguía llamando, pero al seguirlo se encontró con una puerta atorada como obstáculo.
Leo hizo de todo para intentar abrirla, sin tener suerte, pero tal fue el escándalo, que a Ochoa no le quedó más que responder a su insistencia.
- Quédate hasta que te sientes mejor, duerme más, yo llamaré a alguien de tu equipo más tarde para que pase por ti.
Tal vez podría ser porque sus sentidos seguían nublados, pero Messi podría jurar que la voz del guardameta sonaba diferente a lo que recordaba en entrevistas, era más rasposa y grave, quería escucharlo hablar más.
- Escúchame, Lionel, si no te alejas de esta puerta, se va a agotar mi autocontrol, y eso es algo que ni tú ni yo queremos. - Memo hablaba con una mezcla entre orden y súplica.
- ¿no lo querés? - Aquellas palabras salieron empujando de la boca del argentino. - Porque creo que yo si.El seguro de la puerta se destrabó y la puerta se abrió. Un semidesnudo Ochoa salió de aquel cuarto de baño, agitado.
Messi tuvo algunos segundos para apreciar al que se hacía presente frente a él. Sus ojos destellaban un color violeta intenso, y las venas en sus brazos y manos parecían a punto de estallar. Y lo único que pudo pensar el argentino fue en cuanto deseaba que las manos del mexicano tomaran su cuello con fuerza.
Ochoa se acercó poco a poco al otro, ambos daban pequeños pasos que desembocaron en un Lionel atrapado contra la pared, pero el más alto seguía acortando la distancia.
Las respiraciones de ambos eran audibles, tan intensas que parecían fundirse en una sola.
Cuando la distancia entre los dos fue mínima los labios del guardameta se separaron y Messi esperaba expectante por lo que sea que fuera a decir el otro, sin embargo aquel ritual fue interrumpido por alguien que llamaba a la puerta de la habitación.
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El mejor del mundo [ MESSI x OCHOA]
RomansaUnos jóvenes Lionel y Memo se encuentran por primera vez en un campamento de talentos. Pero, lo que podía ser el inicio de una gran amistad, se ve nublado debido a un secreto del argentino. 25 años más tarde, ambos vuelven a encontrarse en las canc...