DOCTORS - Jenlisa

Capitulo XXVIII

Jennie salió del mausoleo de sus padres con una leve sonrisa pintada en sus labios. Los años habían pasado tan rápido... se sentía como si sus días malos hubieran sido ayer. La cirujana suspiró y dejó escapar los recuerdos de los últimos cinco años durante un par de horas.

"¿A dónde vamos, Chu?" Jennie se acercó a Jisoo, quien estaba ocupada buscando a tientas su teléfono.

"Quiero pollo y cerveza". La enfermera jefe replicó a lo que Jennie se rió entre dientes.

"Sí, claro, siempre iríamos por esa combinación cuando estoy contigo. Por cierto, ¿dónde diablos está Chaeng?"

Las tres siempre fueron la compañía de la otra, había momentos en los que Kai también estaría en el cuadro, pero lamentablemente su ex esposo estaba actualmente fuera del país.

Jennie y Kai estuvieron casados ​​durante un año, pero después de que el presidente fuera diagnosticado con cáncer de pulmón, Jennie tomó la decisión de abandonar el matrimonio que habían estado tratando de hacer funcionar para cuidar a su padre moribundo. También se dio cuenta de que su matrimonio no tenía sentido, su padre era el único que deseaba que los dos se casaran. Y tal vez ella no quería que Kai sufriera en el tipo de relación que podía ofrecer, al menos los dos se convirtieron en mejores amigos.

Jennie estaba más que agradecida por Kai porque, en primer lugar, si el hombre no hubiera estado presente, estaría segura de que se hubiera quedado atrapada en la empresa de su padre, en la que no quería involucrarse.

"¡Como de costumbre, la ardilla llega tarde!" Jisoo se burló al recordar a Rosé. "La llamaré de nuevo y le diré que la estaremos esperando en el restaurante".

La cirujana asintió y luego se estiró para alcanzar la puerta del auto. Se acomodaron para comer en un restaurante de pollo cercano que les encanta o debería decir que le encanta a Jisoo. La enfermera jefe estaba realmente obsesionada con el pollo. Jennie puede recordar los días en que Jisoo y Rosé siempre irrumpían en la mansión Kim con alitas de pollo y cerveza en la mano. Las dos la harían comer, la harían salir de su cuarto oscuro a pesar de su actitud malhumorada. Jisoo y Rosé se convirtieron en su escape cuando sentía que el mundo estaba en su contra.

Especialmente cuando la que realmente necesitaba no estaba por ningún lado...

Pero, de nuevo, la dejó irse y alejarse. En los últimos seis años que pasaron, no hubo un solo día en que la rubia no molestara su mente... y su corazón.

Jennie no dejaba de pensar en miles de qué pasaría si. Incluyendo lo contrario de la decisión que tomó.

¿Y si ella hubiera hecho quedarse? ¿Y si todavía estuvieran juntas hasta ahora?

Sin embargo, era sólo qué un pasaría si y esta es la realidad. Quizás la rubia encontró a su pareja de toda la vida que puede prometerle amor eterno.

"¡Yah! ¡Jennie! ¿Estás escuchando?" Espetó Jisoo. "Vamos, vamos que me muero de hambre. Estoy segura de que Rosé llegará pronto". Agregó la enfermera jefe.

La cirujana se palmeó la cara y movió los pies para salir del auto y seguir a Jisoo, quien caminó hacia el restaurante. Las dos se sentaron en una mesa de tres plazas y luego esperaron a que el personal tomara sus pedidos.

"¿Cuándo fue la última vez que accediste a comer fuera, Jennie?" Bromeó Jisoo. "Siempre estabas ocupada sentada en tu silla todo el día".

La cirujana negó con la cabeza y pidió un vaso de agua. "Chu, tengo toneladas de papeleo. Ser la presidenta del hospital no es una tarea fácil. De hecho, creo que esta es mi primera comida adecuada del mes".

"¡No tienes que morirte de hambre! A partir de hoy iré a tu oficina para almorzar contigo". Jisoo fulminó con la mirada y luego pronunció las últimas órdenes restantes.