Capitulo XI

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POV Lisa

Regresé con dos vasos de ramyeon en las manos y dos cartones de leche de chocolate.

Sunbae estaba sentada en nuestra mesa viendo a la gente pasar. La ocupada calle de Jinhae-gu parecía atrapar su atención.

"Toma." Coloqué un vaso de ramyeon frente a ella. Luego me senté en la silla opuesta a ella. 

La doctora retiró la tapa del vaso, tomó sus palillos y meneó el ramyeon. 

"Cuidado, está caliente." Le recordé antes de abrir el mío y comenzar a comer.

Jennie se miraba muy tierna, concentrada en su vaso de ramyeon. Me encontré a mi misma adorandola como una idiota. 

"No me mires, me estás incomodando." Dijo.

Volví a la realidad y murmuré mis disculpas. Pero aún así no pude evitar sonreír. ¿Qué me estás haciendo, Sunbae?

Unos minutos después Jennie murmuró que había acabado y que se iría primero. Sacudí mi cabeza, tomé un cartón de leche, abrí el envoltorio con mis dientes y se lo pasé.

"No soy una niña." Dijo, sus ojos se volvieron feroces de nuevo.

"Pero lo eres para mi." Susurré.

Jennie no escuchó claramente. "¿Qué?" Preguntó. Solo sonreí y puse el cartón sobre la mesa cerca de ella.

"Dije que lo probaras. Está rico, es mi favorito."

La doctora alzó una ceja. "Dije que no quiero, Manoban."

Seguí comiendo sin prestar atención a sus quejas. Jennie pisoteó y se paró.

Alcanzé su muñeca por segunda vez en ése día y la forcé a sentarse de nuevo.

"Si no te tomas éso no nos iremos." Sentencié.

Aflojé mi agarre en su muñeca y señalé el objeto en la mesa.

"Ahora, ¿Podrías?" Insistí en la bebida.

Me vió con enojo. "¿Crees que te dejaré regresar sola? Entonces estás completamente equivocada, Sunbae."

Terminé el último contenido de mi vaso mientras que Jennie no tenía más opción que tomar del carton de leche.

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Lisa tomó a Jennie de la mano cuando ésta dejó el cartón vacío de leche de chocolate en la mesa.

La pasante tiró fervientemente de Jennie para alejarla de la tienda.

"Ya tuve suficiente de tu arrastre." La doctora furiosamente soltó sus manos del apretado agarre de Lisa.

Las dos se detuvieron. Una frente a la otra. Estaban discutiendo en medio de una fría noche en la calle de Jinhae-gu.

Jennie se cruzó de brazos y lanzó miradas asesinas a la joven interna. No podía creer que se dejó engañar de nuevo por ésta molesta criatura frente a ella. La doctora estaba mentalmente culpando a los redondos ojos marrones de Lisa, que la acercaban a la joven y tomando todas sus inhibiciones solo para estar cerca.

Lisa, por otro lado, no sabe lo que está pasando en la mente de Jennie. Ella solo mira fijamente a la doctora con ojos penetrantes, a punto de estallar en locura.

"Echo de menos discutir contigo. Te echo de menos". Lisa espetó.

Se acercó a Jennie y levantó la capucha que le cubría la cara a la doctora.

"Pensé que siempre me ignorarías". Lisa agregó con su cara seria, ansiosa por ver la reacción de su Sunbae.

Jennie desvió la mirada de la joven pasante. Sus mejillas se tornaron rosadas, sonrojándose en un instante.

La proximidad de Jennie y Lisa no sirvió de nada. Ambas sintieron que sus corazones romperían su jaula solo para salir.

La doctora sintió que le ardían las mejillas, se palmeó la cara y jadeó. Necesitaba aire, eso seguro.

"No actúes lindo, Sunbae". Lisa alborotó la cabeza de Jennie, cuyas piernas se tambaleaban por completo.

La doctora le dio un manotazo a la pasante y miró a Lisa con ojos asesinos. Con eso, la joven pasante estalló en una gran carcajada debido a la ternura desbordante que tenía Jennie.

"¡Deja de reírte! ¡Para, Lisa!" Jennie gritó golpeando el brazo izquierdo de Lisa.

"Arasso." Lisa respondió tratando de contener la risa.

"¡Pfftttt!" Pero no pudo contenerse aún así.

Jennie golpeó el brazo de Lisa continuamente solo para que la pasante dejara de reírse y molestarla.

"¡Está bien, está bien!" Lisa tomó la mano de Jennie para evitar que ésta siguiera dándole manotazos en el brazo.

"Solo deja de ser tan linda." La pasante agregó luego pellizco las mejillas de mandú de Jennie.

De nuevo la boca de la doctora se quedó boquiabierta. ¿Por qué diablos conoció a ésta pasante loca, molesta y engreída? ¿Y por qué diablos no puede resistirse a ésta mujer con atractivos orbes redondos?

Lisa puso sus brazos sobre los hombros de Jennie obligando a la doctora a caminar a su lado.

"Volvamos ahora". Dijo la joven con picardía.

"Y por cierto, Sunbae, me gusta cuando me llamas por mi nombre, suena mejor". Lisa agregó moviendo las cejas a Jennie, cuyos ojos se dilatarán en cualquier momento.

Jennie se estremeció, sabía que había algo en Lisa. Sabía que a partir de ese día sus muros se desmoronarían. Y no hay nada que ella pueda hacer.

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Las vívidas luces de la ciudad iluminaron con brillo y satisfacción los ojos de Lisa y Jennie. La doctora
que protestaba hace un rato se calló, atrapada en el momento. Lisa acompañó a Jennie hasta el hotel. La pasante se puso de pie junto a la puerta de la doctora cuando llegaron a ésta.

Jennie rebuscó en su bolso, tomó su llave y la deslizó para abrir su habitación.

"¿No me invitas a entrar? ¿O al menos me das un beso de buenas noches?" Lisa preguntó burlándose de la doctora.

Jennie se giró sin interés para mirar a Lisa. "¿Por qué habría de hacerlo? Vete ahora". Ella ordenó.

Lisa hizo un puchero y mostró sus ojos tristes. "Pshh. Como si no te hubieras sonrojado hace unos minutos".

Jennie puso los ojos en blanco, la pasante está siendo descarada. Ligeramente empujó a Lisa por el pecho espantando a la joven.

"Digas lo que digas, Manoban. Será mejor que te vayas". Ella dijo burlándose.

Para la sorpresa de Jennie, Lisa no se conmovió ni un poco con su comentario.

La pasante se inclinó cerca de ella y murmuró. "Me extrañarás, ya verás... y será mejor que me llames por mi nombre".

Lisa le guiñó un ojo después, los ojos de la doctora se abrieron como platos y la única respuesta que hizo para aliviar los latidos febriles de su corazón fue golpear sus dedos en la frente de la pasante.

"¡Ay!" Lisa se quejó alejándose de su Sunbae. Ella miró a la doctora.

"¡Ve a tu habitación! ¡Buenas noches!" Jennie exclamó. Luego entró rápidamente en su habitación antes de que Lisa pudiera detenerla. Mientras cerraba la puerta sintió que su corazón latía erráticamente.

Jennie colocó su mano sobre su pecho y trató de calmarse. ¡Se estaba volviendo loca! Y la razón principal detrás de esto era una pasante rubia en particular que sonreía ampliamente afuera de la habitación de hotel de Jennie.

Lisa se estaba riendo porque cree que no pasará mucho tiempo antes de que la doctora se dé cuenta de que en realidad se está enamorando del innegable encanto de la pasante.























Y...¿Cómo estamos? :D

DOCTORS - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora