"A veces es más fácil dejar ir que seguir esperando".
Jennie se quedó mirando el lienzo pintado que compró hace un año. Bueno, a ella nunca le gustaron las pinturas que tenían citas significativas, pero hubo algo que llamó su atención. Aparte de las luces de la ciudad como fondo de la pintura, la cita escrita en ella la impresionó, puede relacionarse mucho con ella. Pero nunca en el buen sentido.
El día que dejó ir a Lisa quedó vívidamente grabado en su cabeza. Jennie podía recordar el dolor por el que tuvo que pasar. Después de ese día esperaba que los próximos días fueran mucho más difíciles, dado que la rubia literalmente salió de su vida. Pero Jennie no predijo el hecho de que extrañará tanto a Lisa. No se dio cuenta antes de que la rubia se había convertido en su mundo, así que cuando Lisa desapareció con aquella decisión, hizo que todo para Jennie se desmoronara. En un santiamén pareció que no había razón para que ella viviera, despertara y respirara.
Cuando supo que Lisa renunció a Deojun, comenzó a culparse a sí misma y a encerrarse en su cuarto oscuro. Esos días, todo lo que Jennie hacía en su habitación era llorar y gritar para alejar el dolor hasta que sus lágrimas y su voz ya no existían. Luego, en la noche, antes de que Rosé y Jisoo irrumpieran en su habitación y la obligasen a comer, se encontraba mirando fijamente a su ventana, mirando las estrellas arriba y preguntándose si la elección que hizo fue correcta porque si lo es, ¿por qué duele mucho?
"Oye, ¿estás segura de que estás bien? Si hay algo que te molesta, me quedaré un rato para solucionarlo, Mandu". Jisoo preguntó preocupada, salió por la puerta del baño de Jennie después de orinar y encontró a la cirujana contemplando.
"Claramente no lo estoy, Chu". Jennie respondió con indiferencia. Siguió mirando el lienzo y luego se levantó para sacar algo de su cajón.
"Mira, Jen, no era mi intención traer de vuelta los días que te esforzaste por olvidar. Pero creo que sería mejor si supieras que ella regresará". La enfermera explicó mientras se acercaba a Jennie. Observó a la cirujana abrir una pequeña caja rectangular que reveló un colgante de corazón dorado que registró rápidamente en su mente. Fue un regalo de Lisa hace cinco años, simboliza el amor que las dos tenían la una por la otra.
Las lágrimas volvieron a brotar de los ojos de Jennie. Sostuvo el colgante en la mano y se lo llevó a los labios para besarlo. "Se mantuvo igual, exactamente como hace cinco años".
Jisoo se apresuró preocupada a abrazar a su amiga y le dijo que estaba bien desahogar el dolor.
"Durante años tratamos de no mencionar su nombre con la esperanza de que al menos te ayudara a recuperarte, pero supongo que no contó en absoluto. Lo siento por eso, Jennie". La enfermera suspiró y miró a la cirujana, disculpándose. "Me comuniqué con Lisa durante los últimos años. Sin embargo, asumí que no saber en qué parte del mundo estaba podría detener el dolor con el que ambas lucharon".
Jennie parecía sorprendida y débil, no sabía qué decir. Todo este tiempo, Jisoo sabía dónde estaba Lisa y cómo estaba la rubia. Pero como no tenía derecho a estar enojada con Jisoo, sabía que su amiga siempre se preocupaba por ella. De alguna manera, entendió a dónde iba con eso Jisoo.
"Lo siento mucho, Jennie, sé que es demasiado, pero esa es la verdad". La enfermera jefe agregó mientras mostraba una sonrisa triste.
Jennie se secó las lágrimas y sorbeo la nariz. "No tienes que arrepentirte, Chu, lo entiendo. Los tres siempre me cuidan y piensan qué es lo mejor para mí. Estoy agradecida por eso".
Jisoo se movió para abrazar a la cirujana una vez más. "Siempre estamos aquí para ti, Mandu, pase lo que pase".
"Lo sé, aunque no tube tanta suerte con la forma en que transcurrieron estos últimos años, creo que soy lo suficientemente afortunada porque los encontré a ustedes tres".
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DOCTORS - Jenlisa
FanfictionJennie Kim es una cirujana estrella en el Hospital General Deojun. Es una de las mejores cirujanas de Seúl a pesar de ser una perra despiadada. Jennie siempre lucha por estar en la cima, cree que nadie puede vencerla ni acercarse a su grandeza. Pero...