CAPITULO 17

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Marc se encontraba hospedado dentro de la Mansión Blackwater, había tomado un poco de la leña que se encontraba apilada en la parte trasera de la propiedad.

Calentaba sus manos luego de la fuerte ventisca a la que se sometió mientras recolectaba la leña en el cobertizo de afuera. También había un garage con una camioneta, un galón de gasolina y mucha comida en el refrigerador y en las cámaras frigoríficas de habitación completa.

Estaba en la librería intentando relajar su mente de sus propios pensamientos, leyendo una novela de misterio de John Katzenbach. Realmente le parecía un libro terrible y estaba a punto de dejarlo para buscar algo mejor con que entretener su mente.

"Si este libro te resulta tan malo ¿Porque lo sigues leyendo Marc?" Pregunto Konshu en sus pensamientos.

—No lo sé. Cosas que me enseñaron en la marina, no importa que tan mala sea la actividad que estás realizando, debes terminarla te guste o no.

"¿Y porque sigues aplicando las reglas de la Marina en un mundo ajeno a la Tierra".

—Porque me han ayudado a sobrevivir. Tanto en la Tierra como en Joyland. Me han ayudado mucho.

"Pero esto no es una situación de vida o muerte Marc. El leer un libro no decidirá sobre tu futuro".

—¿Y como estás tan seguro?

"Porque en mis millones de años de vida, nunca he visto a nadie morir por no leer un libro o no querer continuar con su lectura. Tus suposiciones son absurdas aunque no del todo descabelladas".

-Al menos concuerdas conmigo en ese aspecto Konshu.

Marc detuvo su lectura pues ya había tenido suficiente de la mediocridad de esa obra literaria, optó por ir a buscar algo que comer en la cocina.

Bajo las escaleras a paso lento, viendo pasar el enorme salón de invitados con el que contaba la casa. Para sorpresa suya, esa zona en particular de la casa se encontraba pulcramente limpia. Los empleados de la limpieza habían hecho un excelente trabajo en el mantenimiento y aseo del inmueble pues se veía aún como nuevo.

Steve debía pagarles bien a los empleados, definitivamente, o si no sería un jefe de mierda, cómo lo son en el 99% de los empleos en todo Joyland.

La verdad, con la cantidad de dinero que amasaba Steve podía darse una vida digna de aquí hasta 1000 años, pero sabía que no iba a vivir mil años y que tener ese estilo de vida era un total desproposito, con o sin la influencia de Konshu en su vida.

Llegó a la cocina en dónde busco en el estante superior, tomo algunas especias enfrascadas y tomo dos truchas de tamaño medio refrigeradas de la nevera, colocó una sartén sobre la estufa y la calentó a fuego medio y coloco un poco de aceite de oliva encima de esta.

Una vez que la temperatura adecuada fue alcanzada, colocó las dos truchas sobre la sartén. Estas se cocinaban poco a poco mientras Marc las sazonaba con las especias que seleccionó.

"He regresado. Fui a darle un vistazo a la Luna de la Tierra. Le hicieron una decoración horrible. La estúpida alianza Humanidad-Alienigena ha construido una ciudad de lo más nefasta encima de mi hermosa Luna" resonaba la voz de Konshu en el interior de su cabeza. A juzgar por su tono, sonaba realmente molesto.

—Tranquilo Konshu. No te preocupes por lo que le hayan hecho a la Luna, preocupate mejor por lo que tenemos que hacer en este planeta. Porque por alguna razón que aún no me dices nos llevaste a ambos a Joyland.

"La razón por la que no te he dicho nada se debe a que yo tampoco se porque estoy aquí, pero se que tenemos un propósito oculto en este mundo, por eso estamos aquí" respondió Konshu.

Marc volteo ambos pescados con una espátula de madera con sumo cuidado para no partir a los peces en varias partes, el quería comer el cuerpo completo. Estar en la Marina durante 5 años le habían dado sus dotes de cocinero y de pesca así como de caza para su supervivencia en solitario.

Una vez los pescados estaban cocinados, los colocó sobre una bandeja color platino y los llevo a la mesa, en dónde se sirvió porciones de puré de papa acompañadas de una ensalada improvisada con tomates, lechugas y otras verduras.

"El platillo que preparaste se ve exquisito" comento Konshu.

—¿Desde cuándo los Dioses comen?

"Desde que aparecimos en el Principio de los Tiempos, Marc. Comemos por gusto, no por necesidad de supervivencia"

—Mira que dato tan interesante.

Marc agarro los cubiertos y procedió a comer con calma, disfrutando el sabor de su platillo en su paladar mientras pensaba en como debería reforzar las defensas exteriores de la Mansión de amenazas externas.

Desde luego que lo buscaba la policía, pero ahora que estaba en una Mansión en medio de los bosques tenía cosas más serias de las que preocuparse.

—¿Viste alguna actividad sospechosa en los exteriores?

"Solo patrullas de policía merodeando la zona, más allá de eso, noto cierta actividad intensa de bestias licántropas en las profundidades del bosque"

Marc dejo de comer un momento para pensar en aquellas palabras, intuyo lo que vendría después.

—Esto no ha acabado, Konshu. Ese hombre lobo gigante, Lothar, sabe que sigo con vida, e irá por nosotros.

"Esa maldita abominación de la naturaleza me da escalofríos. En todos mis años de existencia, nunca había visto a un Licantropo tan poderoso".

—Sera mejor que investiguemos de que se trata todo esto. Tengo la sospecha de que el es la clave de toda la basura paranormal que pasa en el Planeta.

"Intuyes que el está relacionado con el Planeta, y estoy de acuerdo contigo. Es muy inusual que todas estas matices sean simples coincidencias".

Marc termino con su cena y llevo los platos y los cubiertos al fregadero dónde los lavo rápidamente. Fue hacia la enorme biblioteca de la mansión, listo para pasar un tiempo de relajación.

Subió las escaleras y abrió la puerta que conducía al enorme santuario de libros, allí, estantes de 4 pisos se encontraban atiborrados de libros así como de diarios personales de los anteriores propietarios de la Mansión.

Al llegar a las estanterías vio algo inusual. 4 estatuillas de tamaño pequeño reposaban en unos estantes especiales de cristal, cada uno de ellos representaba una criatura extraña.

Lothar. Rezaba el Nombre de una estatua con forma similar al Hombre Lobo Gigante de aquella noche.

Skyswarm. Rezaba el Nombre de una estatua que parecía ser una tormenta.

Thorak. Rezaba el nombre de la estatua de una criatura bipeda con protuberancias en la espalda.

Y Ghobardorn. El nombre de la última estatua que no sabía que demonios era.

—¿Que demonios es esto?

"No tengo ni la más mínima idea"

—¿Que demonios son estas cosas?

"¿Entidades que viven aquí?"

—No lo creo. El relieve de abajo dice "Larga vida a los Grandes Reyes Primigenios.

"Esto no me gusta Marc"

—A mi tampoco Konshu. A mi tampoco me gusta.

MOON KNIGHT: CRÓNICAS LUNARESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora