CAPÍTULO 18

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Marc leía algunos libros acerca de la historia de Joyland. Sus años en la marina lo habían convertido en un ávido lector, y, cómo solía suceder, el leía tomos enteros cuando el tiempo se lo permitía.

Iba por el tercer libro de la Historia Contemporánea de Joyland cuando se vio interrumpido por la ventana, está se abrió de golpe gracias a la fuerte ventisca que azotaba el bosque aquella tranquila noche de Invierno.

—¿Será alguna señal?

Marc se levantó de la silla donde se encontraba sentado, camino hacia la ventana y la cerró solo para colocarle el seguro, no vaya a ser que una ventisca más fuerte la abriera otra vez.

Se sentó de nuevo en el sillón para disponerse a leer, cuando un curioso sonido llamo su atención. Unas pisadas se escuchaban en el piso de abajo, parecía como si una multitud de personas se hubieran reunido. Casi parecía como si hubiera una fiesta debajo de el.

"¿Estás seguro de que quieres bajar?" Pregunto Konshu en sus pensamientos.

—¿Que más da si bajo? Lo más probable es que sean espectros.

"Abajo hay una fiesta Marc. Una fiesta a la que no estás invitado pero a la que te esperan con ansias, es tu decisión bajar no no".

—¿Una fiesta? ¿De que estás hablando Konshu? ¿No será alguna de tus juegos mentales?

"Admito que mis bromas solían ser muy pesadas al principio de nuestro acuerdo bicentenario, pero, al ver lo delicada que es tu salud mental, opte por no jugar más con tus pensamientos y alucinaciones"

—Jaja, que gracioso eres Konshu.

"Mi humor y tu humor son polos opuestos Marc"

—¿Acaso he sido el único Caballero Luna al que le has jugado bromas pesadas?

"No, hubo otros dos. Usualmente hago estas bromas cuando me encuentro aburrido, pero luego recuerdo que si hago ese tipo de bromas sería igual que los Dioses de la Luz y la Oscuridad"

Marc bufo un poco molesto pero le resto importancia al asunto de las bromas pesadas, ahora debía averiguar que era lo que estaba pasando en el piso de abajo. El no recordaba haber organizado ningún tipo de celebración.

Se levantó de su asiento para ir a las escaleras y bajar al primer piso, solo para ser recibido por una hermosa mujer de cabellos rubios y vestido de noche azul.

—Bienvenido a la fiesta, Marc Spector, te estábamos esperando— dijo aquella dama que lo tomo del brazo y lo acompaño hacia abajo.

Marc estaba tan confundido como consternado. Aquello no se trataba de una simple fiesta.

—¿Quienes son ustedes? ¿Que hacen en la casa?—pregunto Marc, notando cómo se le aceleraba el pulso.

—Te hemos estado esperando durante mucho tiempo— le respondió la mujer, dedicándole una sonrisa coqueta.

Marc sonrió de regreso aunque con algo de nerviosismo. No sabía si está situación era real o era algo producto de su imaginación o de su psique fragmentada.

No sabía que hacer ni que decir o que decir, solo se dejó llevar por aquella extraña mujer.

"Esto es sin dudas algo interesante" dijo Konshu en los pensamientos de Marc "Estás a punto de entrar a una elegante gala"

—Espero y no estés jodiendo conmigo.

"Marc. Mis días de bromista contigo han acabado, lo que verás será...alucinante".

Marc entro al salón principal de la Mansión, en dónde una enorme cantidad de personas bailaban, vestidos usando elegantes ropas nocturnas para la ocasión, aquella era una fiesta en la que quedarse sentado observando sería considerado inmoral.

Marc observaba a mujeres hermosas dentro de elegantes vestidos de seda las cuales relucian su belleza casi sobrenatural y fuera de este mundo.

Los hombres vestían elegantes trajes que resaltaban su poderío y el carisma de todos, aquello definitivamente era una celebración muy grande e importante.

—Marc, ven, siéntate, hemos esperado tu llegada— le indico un hombre de edad avanzada, el cual vestía un smoking negro, de corbata negra también y con 4 anillos que portaba en sus dedos de su mano

Marc se sentó en una de las mesas centrales del enorme salón que tenía la Mansión. Un grupo de hombres de corbata con joyería muy valiosa en sus manos se acercaron a él y lo roderon.

—Es bueno tenerte de vuelta Marc— dijo el hombre que lo acompaño a la mesa y quién le trajo una bebida cara del bar.

—Finalmente estás aquí, con nosotros.

—Oigan, discúlpenme, pero no sé de qué demonios están hablando y tampoco se quiénes son ustedes o porque me invitaron a esta fiesta. Ni siquiera se de dónde vinieron ustedes realmente.

Los hombres rieron entre si ante las palabras de Marc, el hombre solo rio nervioso pues todo lo que decía era verdad y sin embargo, parecía que todas estas personas de la fiesta lo conocían a el.

—Sabemos quienes son ustedes. Sabemos de tus otros yo, sabemos de lo que eres capaz Marc Spector. Sabemos el rastro de muerte y justicia que has dejado tras de ti desde que dejaste Newport City atrás.

—¿Ustedes conocen la ciudad?— pregunto Marc nervioso.

—Nosotros conocemos todo el planeta, vagamos por el eternamente sin ningún rumbo.

—Sin descanso.

—Sin final.

—Condenados a vivir está absurda fiesta dentro de la Mansión. Dentro de las paredes de la perversa famia Blackwater.

—Nosotros sabemos también de tu maldición.

—¿Maldición? No sé de qué están hablando— replicó Marc ya al borde del colapso nervioso.

—Eres un justiciero nocturno.

—Eres una fuerza de la naturaleza.

—Tu puedes ayudarnos a encontrar nuestro descanso eterno.

—Tu ayudas a los vivos. También puedes ayudar a los muertos.

—Ve a revisar a la biblioteca. Lee los archivos ocultos. Este lugar fue un matadero en la época de oro de Joyland.

—Ayudanos Marc.

Marc solo veía las miradas de desesperación de las docenas de invitados que lo rodeaban. Sabía que tenía que ayudarlos. Y ahora que sabía la forma de hacerlo, debía ponerse manos a la obra para que estás personas encontraran el descanso eterno.

—Mata el legado de los Blackwater Marc. Mata esta mansión desde sus cimientos. Eres el Caballero Luna. Eres el señor de la Noche. Tu puedes ayudar a los vivos y a los muertos.

Marc observó cómo aquellos invitados comenzaban lentamente a pudrise. Sus ropas se llenaron de insectos. Sus caras comenzaron a caerse a tirones hasta solo hubo craneos desnudos y agusanados.

Todas las personas rodearon a Marc. Este del miedo intento esquivarba los cadáveres vivientes pero estos lo rodearon justo en el centro del salón, mientras la luz de la Luna lo iluminaba fijamente, convirtiéndolo en el anfitrión central.

Los muertos se acercaron y comenzaron a tocar Marc en el rostro.

—Solo tu puedes ayudarnos Caballero Luna. Líbranos de este infierno.

Entonces Marc despertó gritando de su cama, mientras un estruendoso relámpago iluminaba la habitación, llenando las paredes de las sombras de los árboles.

MOON KNIGHT: CRÓNICAS LUNARESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora