Prólogo

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El agónico sonido de cada palabra que aquel hombre pronunciaba frente a la multitud, estremecía el interior de Hyunjin, quien desde la distancia, observaba con meticulosidad a ese traidor presidente y a su amado hijo, que permanecía a su lado con una sonrisa fingida en su rostro.

Un ensordecedor ruido de aplausos interminables arrugó la frente del rubio, y cerrando los ojos con fuerza, buscó controlar la creciente urgencia de acabar con todas las vidas presentes.

Con el cierre asfixiante de la ceremonia, Hyunjin se acercó a Felix, con deliberada lentitud. El menor, siempre adornado con una sonrisa falsa, no hacía más que saludar a la multitud adoradora, fingiendo un asqueroso interés por aquellas personas. Con la intensidad de un halcón, Hyunjin aceleró el paso hacia el menor, con unas palpables intenciones de tenerlo cerca.

—¡Hwang Hyunjin! —deteniéndose de golpe, el rubio maldijo en su interior, y giró sobre sus talones para clavar una mirada de pura malicia en el contrario.

—Señor Presidente —saludó, esbozando una sonrisa forzada.

—¿Cuántas veces debo suplicarte que me llames por mi nombre? —preguntó el mayor, entre risas.

—Señor Lee Jungsik —murmuró, masticando aquel nombre entre dientes.

—Parece que nunca dejarás de ser tan educado —el hombre detestable siguió riendo, avivando el deseo de Hyunjin de borrar esa sonrisa.

—No, señor —sonrió el rubio, pero su mirada permaneció firme, revelando una antipatía profunda.

—¡Hyunjin! —aquella voz suave, que él reconocía demasiado bien, resonó, y volviendo rápidamente la mirada, se encontró con un sonriente Felix— Me alegra que hayas venido —continuó el menor.

—Es mi trabajo —un extraño nerviosismo recorrió a Hyunjin con la cercanía del contrario, y retrocediendo unos pasos, continuó observándolo como a una presa.

—Gracias por cuidar a mi hijo, Hyunjin. No podría haber elegido un escolta más adecuado que tú. Tu lealtad y dedicación hacia nosotros son verdaderamente apreciadas —intervino Jungsik, haciendo que el rubio le dirigiera una mirada breve antes de volver la vista hacia Felix, quien mantenía una sonrisa constante.

—Es un honor servirles —respondió, fingiendo una voz dulce y una sonrisa cálida, aun sin apartar su atención del menor.

Cualquiera podría jurar que Hyunjin era una figura completamente confiable, incluso Felix sostenía esa convicción, viviendo serenamente con la creencia de que su vida reposaba segura en las manos de aquel rubio de cabello largo y mirada intimidante. Sin embargo, la verdad difería significativamente. Frente a sus ojos se hallaba el hombre que más fervientemente deseaba eliminarlo, sin el más mínimo atisbo de compasión.




ADVERTENCIA: Los contenidos de esta historia involucran escenas de violencia explícita, maltrato psicológico y temas delicados como el suicidio. Recomiendo encarecidamente considerar si deseas continuar.

Quiero aclarar enfáticamente que esta historia es puramente ficticia y no tiene ningún propósito de promover o glorificar la violencia de ninguna manera.

Eterna melodía | Hyunlix | 2do Libro De NUM |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora