Capítulo 11

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Con los latidos de su corazón palpitando con violencia en su pecho, Hyunjin salió de su habitación y corrió con celeridad hasta la puerta principal de la mansión. Allí, presenció el instante en que Amelia le cerraba la puerta a Felix, quien se encontraba afuera.

—¡Amelia, abre la puerta, pero no salgas! —gritó el rubio mientras atravesaba el largo pasillo, que parecía no tener fin.

La expresión atónita de Amelia no pudo ocultar su asombro mientras ejecutaba las instrucciones de Hyunjin y clavaba sus ojos llenos de inquietud en el mayor.

—¡Felix! —llamó Hyunjin con vehemencia, al ver al rubio alejarse en la oscura noche, donde parecía no existir nada más que la luna. Sin embargo, algo más inquietante acechaba fuera— ¡Felix, detente! —volvió a gritar al comprobar que su llamado no surtía efecto.

Felix detuvo sus pasos al escuchar su nombre y giró su rostro hacia el interior de la casa, donde vio a Hyunjin acercándose a toda velocidad. A pesar de su preocupación, la incomprensión se reflejó en su rostro, y permaneció inmóvil con sus ojos fijos en el mayor.

—¿Ahora qué quieres? —pronunció con desdén, pero de repente, una serie de disparos resonaron, provocando que su cuerpo se estremeciera y llevara ambas manos a su cabeza, tratando de localizar la fuente de los disparos.

La casa estaba rodeada de árboles y en la distancia solo se divisaban edificios.

—¡Debemos buscar refugio! —exclamó Hyunjin al ponerse frente a Felix y tomar su mano, mientras corrían para esconderse, ya que los disparos aumentaban y se dirigían hacia ellos.

Hyunjin se posicionó delante de Felix para protegerlo, y continuaron corriendo hasta llegar a un árbol que yacía diagonal a la entrada de la casa, puesto que la idea principal del mayor era alejar los disparos de las puertas principales, donde Amelia se encontraba. En ese momento, el cielo se iluminó con relámpagos descontrolados y el estruendoso retumbar de los truenos anunció una fuerte lluvia.

Felix sintió cómo el agarre de Hyunjin se volvía más firme mientras corrían sin aliento. Las luces de los edificios iluminaban la oscura y fría noche, y las gotas de lluvia comenzaban a golpear sus rostros con violencia.

De repente, un disparo cercano interrumpió el silencio, y Felix sintió que le soltaban la mano. Lo siguiente transcurrió frente a sus ojos como en cámara lenta. Girando la cabeza con el miedo apretándole el pecho, vio a Hyunjin retorciéndose de dolor en el húmedo césped. Quedó paralizado, con un nudo en la garganta que dificultaba su respiración.

—¡Hyunjin! —gritó horrorizado y se acercó a él, notando cómo una bala había penetrado en su abdomen.

—Escóndete detrás del árbol, Felix —logró decir Hyunjin con voz débil. Todo a su alrededor comenzaba a desvanecerse, y el punzante dolor le causaba escalofríos intensos.

—No te dejaré aquí —Con cuidado, el menor levantó a Hyunjin por debajo de los hombros y comenzó a arrastrarlo hasta que finalmente encontraron refugio tras el abrigo del gran árbol— No, no, no —susurró al poner ambas manos sobre la herida de Hyunjin, intentando detener la hemorragia—. Quédate conmigo... —suplicó nervioso al ver cómo el mayor luchaba por mantener los ojos abiertos a causa del dolor agudo que amenazaba con vencerlo.

—¡Malditos cobardes! —exclamó Minho desde uno de los ventanales de la casa, apuntando con su rifle de francotirador a las cabezas que se asomaban por los edificios circundantes.

—¡Le dispararon a Hyunjin! —gritó Amelia angustiada, abriendo la puerta de par en par, y el castaño la miró con asombro.

—¿Qué? —preguntó casi sin voz.

Eterna melodía | Hyunlix | 2do Libro De NUM |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora