Capítulo 8

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Aterrado, Hyunjin despertó de lo que parecía ser otra pesadilla, y al sentarse en la cama apresuradamente, llevó una mano a su frente, sintiendo un fuerte dolor de cabeza que empezaba a apoderarse de él. Observó su solitaria pero bien iluminada habitación mientras dejaba escapar un suspiro seco. Repasó el sueño en su mente, en el que se encontraba sumergido en aguas gélidas bajo la luz de la luna, en un lugar lúgubre.

En su afán de escapar de esos oscuros recuerdos, sus ojos exploraron minuciosamente la habitación en busca de alguna pista sobre lo que había ocurrido la noche anterior.

—¡Hyunjin! —escuchó la voz de Minho desde el otro lado de la puerta, cargada de preocupación— ¿Te sientes bien?

—Estoy bien —respondió, alzando la voz para asegurarse de ser escuchado.

—¿Saldrás a desayunar?

—Sí, en unos minutos. No me esperen.

Minho se quedó varios segundos en la puerta, estudiando el extraño comportamiento de su amigo, puesto que nunca acostumbraba a quedarse en cama hasta tarde, pero decidido a dejar a un lado sus pensamientos, se dirigió al comedor, donde todos ya estaban sentados con sus platos servidos.

—Empecemos, Hyunjin tardará —dijo, tomando asiento al lado de Jisung.

Felix observó a Minho mientras comía, con las palabras de Amber aún resonando en su mente. Amelia notó la expresión extraña del rubio y le señaló el plato, invitándolo a comer.

Pasados varios minutos en los que las risas de Jeongin y las bromas de Changbin llenaron la sala, Hyunjin finalmente llegó, con un semblante cansado. Llevaba el cabello suelto y vestía con comodidad, solo con unos pantalones negros y una camisa color vino desabrochada en la parte de arriba, revelando su pálido pecho.

El rubio tomó asiento en la gran mesa y alzó la vista, notando que Felix estaba sentado en el otro extremo.

<<¿No había otro lugar para sentarte? >>, pensó con amargura mientras desviaba la mirada hacia su plato y se servía una taza de café humeante. Llevándola a sus labios, disfrutó de su sabor, apoyándose en el respaldo de la silla.

—Minho, gracias por llevarme a mi habitación —dijo, rompiendo el incómodo silencio que se había instalado, pero Minho lo miró extrañado.

—¿Qué? —preguntó el castaño, en voz baja.

—Ayer, estaba bastante ebrio y me llevaste a mi habitación. Te lo agradezco.

Minho miró a Jisung, quien también parecía confundido.

—No fui yo —respondió, volviendo la mirada a Hyunjin.

—¿Entonces quién? —insistió el rubio, esta vez con más seriedad.

—Puedo asegurarte que Minho no fue el responsable —intervino Jisung mientras bebía un vaso de agua.

—¿Por qué estás tan seguro de eso? —preguntó Chris, sentado frente a él, con una sonrisa burlona en el rostro.

Minho apretó la mandíbula y fulminó con la mirada a Chris, quien parecía disfrutar de su incomodidad. Jisung, por su lado, solo bajó la mirada a su plato y siguió comiendo.

Amber observó discretamente cómo Felix mantenía sus ojos fijos en aquel frío rubio que tomaba de su café con tranquilidad, y sin tener que profundizar en el tema, supo a qué se debía esa mirada.

—Fui yo —declaró ella con firmeza, atrayendo la atención de todos en la mesa, especialmente la de Felix, que parecía haber perdido el color en sus mejillas ante la confesión de la pelinegra.

Eterna melodía | Hyunlix | 2do Libro De NUM |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora