Capítulo 1

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El eco de palabras huecas escapaba de la boca de su padre, aquel hombre al que Felix observaba con suspicacia desde el rincón solitario de la inmensa sala de conferencias. En ese espacio, su padre se sentaba junto a personas que compartían sus opiniones para lo que supuestamente era el bienestar de un país al que, parecía, habían relegado al olvido.

Si bien amaba a su padre, pero estaba claro que en su corazón residía un resentimiento inexplicable hacia aquel hombre que parecía tener respuestas adecuadas para todo, excepto para él, su propio hijo.

Con la finalización de la reunión, los hombres de rostros arrugados y expresiones austeras comenzaron a desvanecerse, uno tras otro, mientras abandonaban el lugar. Felix cerró la puerta apresuradamente, anhelando liberarse de la atención que aquellos severos individuos le brindaban.

—¿Cómo te trata Changbin? —preguntó su padre Jungsik desde la mesa, con sus ojos fijos en el menor. Felix volvió la mirada a él y exhaló con fuerza, buscando las palabras correctas.

—Él es atento, pero no es Hyunjin —admitió, tomando asiento cerca de su padre.

—Entiendo que extrañes a Hyunjin, pero él dejó su puesto hace seis meses. Pensé que ya lo habías superado —comentó el mayor con un tono burlón.

—Lo sé, pero no logro entender por qué lo hizo de esa manera...

—¿Qué es lo que te molesta tanto?

—Era mi amigo, papá. Confíaba en él completamente, y sabes lo difícil que me resulta confiar en las personas...

—Puedes confiar en Changbin, ha demostrado ser un buen escolta para ti. —le cortó el contrario, abruptamente.

—Lo sé —siseó el rubio, con un deje de desánimo— Pero ya no tengo intenciones de forjar lazos con nadie. Debo aceptar que solo cuidan de mí porque es su deber.

Con aquello, Jungsik comenzó a reír con fuerza, lo que provocó un gesto de desaprobación en Felix.

—¡Claro que es su trabajo cuidar de ti! Hyunjin no lo hacía porque fueran amigos, lo hacía porque yo le pagaba bien —soltó con una risa, sin dejar de burlarse, lo que aumentó la irritación de Felix.

—Si le pagabas tan bien, ¿por qué se fue? —cuestionó Felix con seriedad, viendo cómo la sonrisa de su padre se desvanecía al instante.

—No creo que se haya ido por el dinero.

—A eso me refiero, papá —murmuró el menor, con una mirada fría clavada en él.

El sonido de tres golpes rápidos en la puerta atrajo la atención de ambos, logrando que giraran sus rostros hacia la entrada, forzando leves sonrisas.

Con paso resuelto, Changbin entró en la sala, llenando el espacio con su presencia. El muy nombrado pelinegro de rostro inexpresivo que ahora estaba a cargo de la protección de Felix.

—Buenas tardes, señor presidente —pronunció con formalidad, fijando una rápida mirada en Jungsik para luego volver su atención al rubio que lo miraba con desdén— Lee Felix —continuó en un tono más suave pero firme.

—Buenas tardes, Changbin. ¿En qué puedo ayudarte? —indagó Jungsik, mientras Felix jugueteaba con sus dedos, visiblemente incómodo.

—Quería recordarle que esta noche tenemos la cena con los ministros —informó el pelinegro.

—Oh, cierto. Casi lo olvido por completo. ¿Qué haríamos sin ti? —bromeó Jungsik con una risa suave, lanzando una mirada juguetona a Felix, quien parecía irritado por la interrupción.

Eterna melodía | Hyunlix | 2do Libro De NUM |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora