Olor

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—¡No es justo, Howard! Están buscando un alfa para Enid...

—¿Y qué piensas que van a estar buscando, estúpido? ¿Una tortuga para que se aparee?

—¡No Howard! Pero me- ¡Auch!

—No me pegues, sabes que te la devolveré.

—¿Tengo que mandarlos a la mierda todos los días por esta puta máquina?

De nuevo, ambos chicos la miraron, Jacob con un poco de miedo y Howard con fastidio, sin decir nada, se fueron, dejando que Merlina sacara su lata de refresco para ir hacia la biblioteca.

—Buenos días, Addams —saludó la bibliotecaria.

Merlina se acercó al escritorio para ver el nombre en la placa por primera vez en todo lo que llevaba en esa universidad.

—Divina Watson —pronunció, más lento de normal, haciendo que la chica la mirara con el ceño algo fruncido.

—Merlina Addams —dijo, de la misma forma que la pelinegra había hecho con su nombre.

—Un gusto —sonrió irónica, mientras extendía la mano hacia la bibliotecaria, pero la corrió rápidamente en cuanto ésta fue a tomarla.

Rió divertida, pero la alfa gruñó, acomodándose los anteojos con una expresión molesta en el rostro.

La pálida dió media vuelta para dirigirse hacia su sillón, dispuesta a dormir un poco, pero la voz de Divina la hizo frenar.

—Veo que estás de buen humor hoy, Merlina. ¿Ese olor que llevas tiene algo que ver?

Confundida, se giró para caminar de regreso hacia donde la chica estaba sentada.

—¿De qué olor hablas?

La pelicorto la miró como si estuviera bromeando, pero por la expresión en el rostro de la delta se dió cuenta que no era así.

—Hueles como a caramelo, es algo leve, pero puedo sentirlo igual, no sé. ¿Tuviste una noche interesante? —preguntó con una sonrisa.

Merlina no dijo nada por unos segundos, cayendo en cuenta que había dormido abrazando a Enid y que el olor de la omega se había quedado consigo.

Pensó que quizás, si tuviera su olor propio, no se notaría tanto.

—Corrígeme si me equivoco —habló Divina al ver que Merlina no iba a hablar—. ¿Una omega interesante en la noche?

La más baja comenzó a sentir el nerviosismo en su interior, y un calor la abrumó.

—¿Tengo razón? —preguntó otra vez, alzando una ceja, sonriendo de forma victoriosa.

Addams reaccionó de golpe, encogiéndose de hombros.

—¿Y qué si fue así? —dijo, en todo defensivo, lo que hizo reír a la bibliotecaria—, tú tampoco hueles mucho como tú —se inclinó hacia ella de forma desafiante.

La alfa rió.

—Porque no es un secreto que tengo a mi omega, Addams, en cambio... No me esperaba eso de ti.

—¿Eso?

—Una omega, o un omega, no lo sé —sonrió.

Merlina tomó un sorbo de refresco, su nerviosismo había pasado.

—Lo que haga durante la noche no te incumbe —su tono fue frío, sorprendiendo a la contraria—, a menos que quieras ser parte de ella —añadió, con una sonrisa y un guiño.

Divina gruñó como respuesta, pero Merlina sólo rió ante ese gesto.

Decidió salir de ese lugar, ya encontraría dónde dormir luego, la conversación con Divina la había hecho reaccionar.

delta; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora