Prometida

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—¡Joven Petropolus!

Costó varios llamados para que el castaño escuchara el tono preocupado de su mayordomo, haciendo que saliera de la habitación apresurado, para encontrar al señor en el pasillo.

El hombre habló con la respiración agitada de correr.

—La señora Bianca Barclay, acaba de informar que encontraron a Enid Sinclair.

Ajax alzó las cejas con emoción, le agradeció al hombre y se apresuró a subir las escaleras para el primer piso, donde Pugsley Addams se hospedaba, ya que el castaño le había insistido bastante hasta que había aceptado quedarse allí.

Bianca Barclay, alfa, tan fuerte como su olor a madera y un poco a tabaco, era una de sus mejores guardias personales, y la que había puesto a cargo para la búsqueda de la omega, con ayuda de agentes de policía, habían pasado los días con ellos recorriendo la zona donde más posibilidades tenía de aparecer la chica.

Tocó la puerta firmemente hasta que el azabache abrió, con cara de malhumorado, aunque antes de que pudiera mandarlo a la mierda, Ajax habló.

—Encontraron a Enid Sinclair.

Pugsley tardó un poco por la sorpresa para sonreír, aplaudió, agradeciendo que la omega haya aparecido.

—Bianca tiene órdenes de traerla para acá. ¿Quieres esperarla conmigo abajo? Están en camino.

Pugsley sólo asintió, haciendo señas para que lo deje pasar, bajando las escaleras detrás de él.

No tardó mucho tiempo para que la entrada de la casa de Petropolus volviera a llenarse de personas, tanto paparazzi y reporteros, como gente curiosa, y era por esas situaciones que lo hacían preguntar cómo obtenían la información tan rápido y de dónde.

Aunque en cuanto el auto negro, de vidrios oscuros, acompañado por una patrulla policial pasó las rejas negras de la entrada al pequeño parque frontal de la mansión, a pesar de que los flashes de las cámaras dispararon, Ajax, Bianca y los empleados del joven Petropolus se olvidaron completamente de ellos.

Primero bajó Bianca del asiento trasero del auto negro, tirando una correa de donde bajó una loba blanca, hermosa, casi brillante.

Ajax abrió los ojos de más al verla, algo impresionado.

Pugsley también lo estaba, aunque sonrió con agradecimiento, había conocido a la omega, le caía bien y quería que estuviera a salvo.

Entraron a la mansión, apresurándose un poco para no estar más expuestos a las cámaras.

—No ha querido cambiar —fue lo primero que dijo Bianca, con una mueca.

Ajax vio a la loba, sentada con la cabeza gacha junto a su guardia.

Se acercó, agachándose frente a ella, aunque la loba sólo bajó más la cabeza, mirando hacia un lado.

El olor de la omega era muy fuerte, muy dulce, casi empalagoso, aunque no llegaba a ser del todo molesto.

En cambio, para Enid, el fuerte olor a mar de Ajax no le gustaba.

El castaño apoyó su mano sobre la cabeza del animal, acariciando sus orejas, aunque las corrió cuando la bola peludita gruñó.

Escuchó la risa de Bianca.

—Tonto, no es un perrito, es un lobo.

—Es una persona —corrigió Pugsley, haciendo que la mirada de los presentes se pose en él—, y creo que necesita un poco de privacidad —echó una mirada a todo el personal de Ajax que estaba inecesariamente allí, ocasionando que todo se fueran, a excepción de los dos policías y Bianca.

delta; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora