Se abrazaron el silencio hasta que ya no quisieron derramar una lágrima más.
Merlina besó sus mejillas, su pequeña nariz y sus rosados labios, aprovechando que no podría hacerlo mañana.
Tomó su rostro, haciendo que Enid la mirara, con ojos cansados de llorar, aún así sonrió.
—¿Puedo amar a alguien en tan poco tiempo? —murmuró la mayor, aunque fue un pensamiento que se escapó.
Enid sonrió, escondiendo sus ojitos tras sus mejillas.
—El corazón no pide permiso para amar, Mer. Tampoco pide tiempo. A demás... Somos predestinadas, Merlina~ Ya nos amábamos, sólo necesitabas darte cuenta...
Merlina no pudo sonreír del todo.
No sabía si aquello era muy injusto, o muy justo.
Enid era demasiado para ella, alguien tan dulce, tan tierna, con esa apariencia digna de un ángel, con el don de ser una adorable amiga peluda a voluntad... Alguien así no merecía una delta como ella, una vergüenza de alfa, una don nadie en el mundo.
Tenía toda la suerte del mundo por sólo conocerla, y no se iba a cansar de repetirlo, porque era la única certeza que tenía en ese momento.
—Enid —la llamó, el tono hizo que la omega borrará su sonrisa—, hay personas que nunca encuentran su predestinado... Hay quienes ni siquiera tienen... Yo... Creo que debes buscar a alguien mejor.
Enid pareció decepcionarse con sus palabras.
—No quiero a nadie más —dijo, con total seguridad, mirando directamente a sus ojos.
Addams negó ligeramente.
—No quiero que esto sea difícil.
—Nunca fue fácil, no pongas excusas.
—Bien —Merlina dio un pequeño suspiro—. No quiero que sea más difícil.
Enid no dijo nada.
No quería rendirse, no podía rendirse, no después de haber llegado hasta ahí.
—¿Sabes cuándo fue la primera ver que sentí tu olor, Merlina?
La pelinegra alzó una ceja, no sabía de a dónde ni a qué venía esa pregunta.
—Cuando viajé para conocer a uno de mis pretendientes, Pugsley Addams, alfa, con olor a cerezas y menta un poco demasiado fuerte, al punto en que pensé que era así porque estaba en celo, y agradecí tener el collar por cualquier cosa que intentara conmigo. Pero no intentó nada. No estaba interesado, y tampoco en celo, su olor fuerte era una peculiaridad. Me dijo que necesitaría tiempo para saber si quería algo conmigo o no, y que había aceptado la reunión conmigo porque no tenía ninguna razón para decir que no. Pero todo ese día pasábamos hablando, y me habló de ti, mucho.
Merlina se sentía un poco atacada por el informalismo, pero sabía que era una costumbre de la omega, de cuando se molestaba.
—Me mostró tu habitación, Mer —continuó—. Pugsley no lo sentía, pero yo percibía perfectamente tu olor, en toda la habitación. Por primera vez sentí algo, mi loba reaccionó a tu olor, quería mostrar sumisión y tuve que salir de allí para no agobiarme, no sabía lo que me pasaba... Pero mi loba sí, sabía que había encontrado a mi predestinada, aunque no estaba allí, eso la hizo desesperarse un poco. Y luego tu olor me persiguió varias días más, no sé cómo. Y camino a otra pretendiente, pasamos cerca de aquí... Y sólo hice lo que mi loba quiso hacer, corrí a buscarte —sonrió—. Y aquí estás, aquí estamos...
Enid acercó su rostro al de la pálida, notó como ésta misma desvió la vista hacia sus labios.
—He conocido a muchas personas, pero sólo quiero a una —dejó un suave beso en los labios de Addams.
ESTÁS LEYENDO
delta; wenclair
RomanceDonde Enid es la omega más deseada del momento y Merlina es una delta solitaria. omegaverse; merlina g!p adaptación © Junchi95